CRÍTICA LITERARIA

“La armonía oculta es superior a la manifiesta”

Heráclito de Éfeso

Por Juan José Roselli Henestrosa y Estela Castelao

1 La soledad de Armonía

Escribimos esto no tanto como un aporte a la crítica literaria, sino buscando compartir una experiencia lectora de la obra de Armonía Somers que nos ha llevado a un cambio en nuestra visión del arte y de la vida.

Entendemos que Armonía Somers, aunque reconocida como integrante del canon de la literatura uruguaya, continúa siendo una desconocida. Desconocimiento que proviene de ser poco leída por el público y por una crítica que, a nuestro entender, no ha logrado descifrar el sentido más profundo de su obra

Esta incomprensión proviene de que la obra de Somers está inspirada en la tradición de la filosofía hermética, una visión del mundo incompatible con la que predomina aun hoy en el ámbito de la crítica literaria y el mundo académico.

La tradición hermética tomó forma en la civilización helenística como unos textos y un culto inspirados por Hermes, dios psicopompo y mensajero de los dioses. Se procura alcanzar un conocimiento que libere al ser humano de las desdichas de la existencia y lo inicie también en prácticas mágicas, alquímicas y astrológicas que dotan al iniciado de ciertos poderes.
Confluyen en esta tradición las religiones mistéricas, la filosofía platónica, el misticismo judío y el gnosticismo cristiano.
Casi sepultada durante el medioevo, a partir del Renacimiento resurge en las obras de filósofos magos como Marsilio Ficino, Giovanni Pico della Mirandola, Cornelio Agrippa, Giordano Bruno y muchos otros.
El racionalismo triunfante en la modernidad rechazará y ridiculizará al hermetismo al que condena a un área marginal de la cultura que, a partir de ahí, no podría estar habitada más que por supersticiosos, ignorantes, oportunistas, timadores e ingenuos. Quienes se aventuraban en el hermetismo debían hacerlo en forma oculta. Tal el caso de Isaac Newton.

La actual cultura académica, heredera de ese racionalismo, no reconoce ningún tipo de verdad, valor o eficiencia en la ontología, praxis y técnicas propias de la tradición hermética.

Estamos convencidos e intentaremos probar que Armonía cultivó y alcanzó un conocimiento profundo del hermetismo que le permitió poner en práctica en su propia existencia este arte y poder mágico con el que también dio forma a su obra narrativa

Desde la década del 60, cuando Ángel Rama reconoció su valor incluyéndola entre los raros de la literatura nacional, comenzó un proceso de aceptación dentro de la crítica que hoy es casi unánime. Su obra ha sido analizada desde diversas perspectivas críticas, estudiada por psicoanalistas y reivindicada por feministas. Todas éstas interpretaciones válidas, pero que a nuestro juicio no logran penetrar en el corazón de su literatura.

De hecho, ella sintió y puso de manifiesto cierto dolor por esa incomprensión que padecía y que la relegó en vida a una suerte de ostracismo, de desconocimiento solitario en medio del reconocimiento académico. “Me duele que no me reconozcan las intenciones de los protagonistas, lo que significaron…De ahí que a veces me pregunte: ¿valdrá la pena?” 1 Decía tener muchos lectores con “las candilejas a media luz”2 y estaba convencida de que la comprensión de su obra llegaría después de su muerte. Aún no estábamos preparados para ella.

“Que averigüen cuando me muera. Hay gente muy curiosa que después de un tiempo, siempre encuentra” *3

2 Inspiración hermética de Solo los elefantes encuentran mandrágora

Solo los elefantes encuentran mandrágora es considerada su “novela total”, también su “caja negra”. Fue concebida como su “testamento” el que debía ser publicado póstumamente.

Se trata de una ficción autobiográfica en la cual la protagonista reconstruye su pasado mediante un trabajo mnémico llevado a cabo durante una internación donde se la somete a un durísimo tratamiento para curarla de una extraña enfermedad: el quilotórax.

Narra allí una suerte de rito de paso por la enfermedad, la muerte y la locura, del que la protagonista retorna transmutada.

En tanto ficción autobiográfica, la autora de la novela narra los sucesos vividos que forjaron su identidad, expuestos a través del cristal caleidoscópico de la imaginación creadora, dando a luz una especie de galería de cuadros simbolistas en cuyas imágenes reverberan arquetipos que impactan profundamente en el lector y que tienen la misión de conducirlo hacia el autoconocimiento.

No se trata únicamente de una técnica para facilitar la creación literaria. Es un camino de descubrimiento del sentido de la vida y una praxis transformadora de su propia existencia.

La ficción autobiográfica que caracteriza toda la obra de Somers, se construye a partir de la materia prima de lo que ella llamó “los vivenciales”, experiencias del dolor inherente a la existencia humana. Esto la lleva a afirmar que ella escribía con su sangre, de tal forma que el dolor coagulado pudiera disolverse metamorfoseado o, mejor, metaforizado y así ser metabolizado nutriendo el flujo de la vida del escritor.

Sus textos cobran para ella y sus lectores, un efecto sanador o lenitivo, pero pueden también operar como conjuros o maleficios que persigan a sus destinatarios.

Solo los elefantes… nos permite vislumbrar las vivencias y las creencias fundamentales que han orientado y dado forma a la vida/obra de Armonía.

Con mucha frecuencia se destaca que la visión del mundo de Armonía está marcada por la contradicción que viene de la influencia anarquista paterna y la católica materna. Tal contradicción es trascendida y armonizada, en parte por un “anarco hermetismo” que ya estaba presente en el pensamiento de su padre, un “anarquista lírico”, como Armonía lo califica, y en cuya biblioteca encontró tanto a los clásicos del pensamiento ácrata como herbolarios y libros de ocultismo “que consultó desde que aprendió a leer”4 Esto aparece también en Solo los elefantes encuentran mandrágora5 (pág. 147) cuando el padre de la protagonista, Sembrando Flores, abandona el hogar llevándose su biblioteca de la cual ella rescata en un canasto ejemplares de libros herméticos.
En cuanto al catolicismo materno ella lo incorpora como un cristianismo gnóstico. Ambas tradiciones, la hermética y la gnóstica, desarrolladas al margen o perseguidas por la autoridad estatal religiosa.

La gravitación y la atracción que ejercía el hermetismo, aparecen en numerosos pasajes de su novela. El misterioso masón cuyas influencias le permiten ingresar a Sembrando Flores en el secundario, posee una biblioteca de la que ella extrae furtivamente una lista de temas y autores que aparecen en las cajas que guardan esos volúmenes: Magia, Alquimia, Tarot, Cábala, Grimorios, Botánica Oculta. Agrippa, Simón el mago, Alberto Magno, Estanislao de Guaita….

¿Cuántos de estos libros estarían en la biblioteca de Armonía Somers? ¿O guardados en cajas de las cuales da testimonio Carlos Ma. Domínguez en la entrevista realizada en su apartamento del Palacio Salvo?*6 ¿Dónde habrán ido a parar todos esos libros? ¿Existirán entre sus manuscritos, hoy conservados en Francia, cuadernos con apuntes sobre esta temática?
Si pasamos por alto estas influencias y lecturas, no llegaremos a comprender el núcleo de la obra de Armonía.

La incompatibilidad de su visión del mundo con el pensamiento moderno se pone de manifiesto en la crítica a la tecno ciencia médica de la cual es objeto de investigación y tratamiento. Hay una distancia inconmensurable entre la etiología y la estrategia terapéutica ideada por la protagonista, Sembrando Flores, con la decidida por el Dr. Nessi que llevará a cabo una solución quirúrgica, mientras la paciente pone en práctica un rito mágico-literario.

Precisamente uno de los conjuros o maldiciones más aterradores de su obra es la que dirige a los médicos cuya soberbia y mala praxis condenaron a su madre a una muerte agónica.

Manifiesta su rechazo al psicoanálisis y el poder médico psiquiátrico que la confinará en un manicomio que ella misma terminará por incendiar.

A partir de todo esto no es de extrañar que el darwinismo, otro de los pilares del cientificismo moderno, sea visto con recelo. Armonía cree que la vida es un proceso de transformaciones evolutivas e involutivas que la llevan a asombrase ante la presencia de involucionados hombres-mono que “no conocen nada de metempsicosis”.

Como decíamos más arriba esta novela narra un rito de paso, una suerte de experiencia chamánica de la que su protagonista retorna trasmutada por un conocimiento trascendente.

Este tipo de saber o gnosis es el que no entra en los esquemas de la racionalidad imperante. Un ejemplo de esto es el estudio realizado por la Dra. María Cristina Dalmagro sobre Solo los elefantes…. En su exhaustivo Desde los umbrales de la memoria*7 la académica concluye que “la forma en que la autora transmuta elementos de su propia vida en ficción, mezclando retazos, rastros…..señala su búsqueda y el deseo insatisfecho de acceder al autoconocimiento y de reconstruir su yo escindido, de acceder en definitiva a su mandrágora, apenas visualizada pero totalmente inasible”

“En Solo los elefantes …se habla de una utopía imposible a la que solo pueden acceder “los elefantes”. Ni la religión, ni la ciencia, ni las ideologías, ni la naturaleza, ni el psicoanálisis, ni las creencias mágicas, ni los mitos ancestrales son capaces de dar respuesta a los grandes interrogantes del hombre. Ninguno posibilita el acceso a la mandrágora propia de cada uno… El sentido se mantiene enigmático sin resolución, y hasta diríamos se resuelve en el sinsentido.”

Sin embargo, ese conocimiento y poder simbolizados en la mandrágora es el que la protagonista de Solo los elefantes… manifiesta haber alcanzado: “Y respecto a la

mandrágora de cuya raíz el abate Constant pensaba que veníamos, confieso que si en realidad la encontré no tengo porqué dejar escrito que fue en mis anotaciones ni donde apareció la planta,..” Y en forma más explícita confiesa al Dr. Nessi: “Y diga también que El Caso percibió el aura de la planta, algo que a casi nadie le ha sucedido” y a su medio hermano Espartaco a quien le revela crípticas instrucciones de los procedimientos para obtener el poder mágico de la planta.

Finalmente, en la carta del L’Ecume (personaje clave que Armonía lamenta no ha sido comprendido), se afirma categóricamente el logro de esa gnosis liberadora.“El fénix vegetal fue obtenido, y también la palingenesia metálica se da como un hecho.”

Guardamos la convicción que Armonía escribía desde una experiencia y conocimiento trascendente solo comunicable en el lenguaje de los símbolos herméticos y que su recepción plena requiere y produce la superación de un paradigma cultural ya agotado. Esa conversión es el efecto mágico que Armonía intentaba producir en sus lectores.

3 El inicio

Soy nieto de Rodolfo Henestrosa quien estuvo casado en segundas nupcias con Armonía, a quienes conocí desde mi nacimiento como mis abuelos maternos.
Mi primer contacto o lo que podría llamar mi “iniciación” en el hermetismo de Armonía ocurrió hace trece años cuando leí una reseña en el Cultural de El País escrita por Soledad Platero*8 sobre la reedición de la antología personal La rebelión de la flor *9 y me llamó la atención el título de uno de sus cuentos Carta a Juan de los Espacios y el hecho de que Platero no encontrara justificación para su inclusión en la antología a no ser, decía la autora, un vínculo mágico que unía a Armonía con Ángel Rama, a quien dedica en esa oportunidad el cuento.
Leí el cuento, escrito ocho años después de mi nacimiento, y con asombro descubrí en la vida del protagonista del relato, coincidencias premonitorias con hechos acontecidos a lo largo de mi vida e intuí que Armonía también debía haber constatado esas “coincidencias significativas”.

La filosofía del cuento no es, como Armonía anticipa en el prólogo de la antología “la de un destino de desintegración que nos acecha”, sino la de la metempsicosis, un retorno de lo idéntico tras la fallida búsqueda espiritual en una vida concebida como creación literaria.

El hecho de haber cambiado el título del cuento, pasando de “Ficha biográfica para proyecto monumental” a “Carta a Juan de los espacios”, el desconcierto de la crítica por su inclusión en la antología, el carácter premonitorio del cuento y la afirmación de la metempsicosis en la que ella me había confesado creía, despertaron en mi la convicción de que Armonía me había enviado un mensaje cifrado.

La idea quedó en mi mente, orbitando como un cometa, hasta que hace un par de años con mi amiga la Prof. Estela Castelao, comenzamos a profundizar en una lectura de la obra de Armonía que nos llevó a descubrimientos que confirmaron y completaron esa convicción.

Tratamos de comunicarnos con algunos especialistas en la obra de Armonía buscando apoyo u orientación, pero el planteo que hacíamos, con la excepción de su último editor Álvaro Risso, no despertó interés alguno.

4 Su último testamento

En esa lectura conjunta encontramos dos cuentos escritos por Armonìa en sus últimos años de vida que resultan claves para entender la naturaleza mágico poética de su arte, ellos son Vigilia de un halcón10 y Un remoto sabor a cal11

Nos resultó evidente la intención de enviarme en estos cuentos un mensaje póstumo. ¿De dónde viene esta certeza de ser el destinatario? Del hecho de que el mensaje solo podría desencriptarlo quien compartió parte de la vida de la autora y que a partir de esa “convivencialidad” Armonía me trasmutara en un personaje de su autobiografía ficcional invistiéndome del poder de interpretar y también la obligación de trasmitir ese mensaje. ¿Cuál? Su voluntad de establecer a través de su obra un vínculo post mortem con sus lectores y de que ella tenía el poder de hacer que esa voluntad se cumpliera.

En estos cuentos podemos ver cómo opera el procedimiento alquímico que le permite metamorfosear el sufrimiento y aparente sinsentido de los hechos vividos, en una ficción autobiográfica, cuya trama desentraña y entrelaza los hilos más profundos de su destino; así logramos develar su identidad, saber quién fue Armonía, qué se propuso en vida y qué nos propuso en su obra.

Vayamos a su biografía. Después de la muerte de su marido, Rodolfo Henestrosa, se vio obligada a vender a su nuera, mi madre, la parte que le correspondía del apartamento del piso 16 en la torre del Palacio Salvo. Doloroso hecho máxime si se tiene en cuenta que “La Torre”, como lo habían bautizado, era no solo un espacio vital poblado de recuerdos y presencias espirituales, sino el laboratorio donde ella gestaba su obra.

La vivencia desgarradora de ese enfrentamiento con mi madre dio origen al cuento Vigilia de un halcón.

En ese entonces yo vivía con mi esposa, en el antedicho apartamento y Armonía había mudado su residencia al piso 15 del Palacio Salvo. Me enteré de la existencia del cuento por Armonía que me dijo que había narrado allí los sucesos del reparto de bienes muebles, y me contó el episodio de un porta vaso de bronce de mi bisabuela, mencionado en el cuento y que está sobre el escritorio en el que ahora escribo. En el relato, su antagonista encarnada en la figura de un halcón, termina muriendo víctima de su propia rapacidad.

“Un remoto sabor a cal”, es el cuento central de su tríptico “El hacedor de girasoles. Tríptico en amarillo para un hombre ciego”. Obra póstuma editada por Linardi y Risso en 1994, que es sin lugar a duda, su último testamento. El primero Solo los elefantes… lo había concebido como una obra para ser publicada después de su muerte pero decidió anticipar su publicación en 1986. En esos últimos años había vivido hechos que le revelaron el sentido final de su vida y obra.

Este cuento, culmen de su arte mágico y de la ficcionalización autobiográfica comienza con la narradora escribiendo su testamento, que interrumpe para contar una pesadilla en la que reaparece “la halconesa” del anterior cuento y otros personajes en cuya interpretación no podemos ahondar en este momento, pero que son demostrativamente confirmatorios de lo que estamos planteando.

Los sufrimientos de los últimos años de vida: la muerte de su esposo, la vejez, la inevitable muerte, la pérdida del espacio sagrado de La Torre, la incomprensión del sentido último de su obra, se convierten en un cuento de pesadillas, de muerte, pero también y, sobre todo, de amor. Una historia de amor vivido a través de muchas reencarnaciones con una pareja que termina convertida en estatua funeraria. Pero un amor que no se extingue allí con la muerte del fiel visitante del Cementerio Británico, sino que renace y se consuma en el amor de la pareja de fantasmas: el andrógino de Armonía que se aleja junto con su amada, el esqueleto de marfil de Virginia Woolf, a quien le dedica el cuento.

Armonía no creía que la muerte fuese un diluirse en el olvido y la nada. ¿Cuáles eran sus creencias escatológicas? Creía en la reencarnación o metempsicosis y también en la posibilidad de acceder a una forma de existencia post mortem, un estado intermedio fantasmal desde donde perviviría acompañando y acompañada por sus amados lectores.
Se despidió de ellos en 1993 diciéndoles: “Alguna madrugada me habré levantado_ de día imposible_ a decirles me voy pero me quedo. No dejen de quererme. Eso es lo que importa. *12

Hoy podemos completarlo con un “No dejen de leerme. Eso es lo que importa”

Por si al lector de “candilejas a media luz” no le quedase claro el mensaje incluyó al final del Tríptico en amarillo para un hombre ciego un auto reportaje (recurso ya utilizado *13 para dar a conocer sus ideas) titulado Última entrevista a una mujer que nos ha rechazado, donde se pregunta:

“-En estos tres cuentos niega realidad a la muerte. ¿Es una creencia personal o un recurso literario?
_ Quizás ambas cosas, yo no me investigo.
_Si pudiera ¿enviaría mensajes desde la muerte a los ansiosos que quedamos vivos?
_Nunca lo había pensado. Pero ahora que me lo pregunta creo que si, aunque con alguna clave.” *14

Toda su obra está encriptada, no según el modus operandi del espionaje, para ocultar al enemigo el mensaje, sino para esclarecer al iniciado que logra acceder a la clave, “sin la cual no hay mensaje”, que le permite ingresar en el mundo simbólico donde reina la armonía de los contrarios, en el que se unen cielo y tierra, vida y muerte, lo femenino y lo masculino, la ficción y la historia.

5 Para finalizar

No podemos profundizar o extendernos en todos los símbolos y señales que confirman la presencia y poder con que se nos ha manifestado Armonía.

Como decíamos al comienzo, más que entablar una discusión con la crítica, nuestro propósito es extender una invitación a aquellos lectores con inclinación y experiencia en un abordaje hermenéutico que nos permita continuar ahondando en los sentidos más sutiles y metafísicos de su obra y participar así, en ese diálogo al cual ella nos invitó. “Leed y os contestaré”

Para finalizar, un pedido. A casi treinta años de la desaparición física de Armonía, es hora de abrir los archivos de Poitiers que guardan sus manuscritos, cartas, cuentos solo publicados en revistas y quizás sus apuntes sobre hermetismo.

El ostracismo de sus manuscritos, seguramente voluntad de Armonía, debe terminar no tanto por lo prolongado del tiempo transcurrido, sino porque ha llegado el momento adecuado, el kairós previsto y propiciado por ella, para acceder a la totalidad de su obra.


Notas

*1 Domínguez Carlos María Charla en Montevideo con Armonía Somers Febrero 1990
*2 Somers Armonía El hacedor de girasoles Última entrevista a una mujer que nos ha rechazado
*3 Domínguez Carlos María Charla en Montevideo con Armonía Somers Febrero 1990
*4 Copani María Clarín Bs.As. 1988
*5 Somers Armonía Solo los elefantes encuentran mandrágora Legasa 1986
*6 Domínguez Carlos María Charla en Montevideo con Armonía Somers Febreo 1990
*7 Dalmagro María Cristina Desde los umbrales de la memoria Biblioteca Nacional 2009
*8 Platero Soledad El País Cultural Nº1057 26 de febrero2010
*9 Somers Armonía La rebelión de la flor Linardi y Risso 1988
*10 Somers Armonía Vigilia de un halcón La Razón Nª44 10 de set.1987
*11 Somers Armonía Un remoto sabor a cal El hacedor de girasoles Agosto 1994
*12 Somers Armonía Carta de El Cabildo 1993
*13 Somers Armonía Carta abierta desde Somersville 1992
*14 Somers Armonía El hacedor de girasoles Última entrevista a una mujer que nos ha rechazado