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El Frente Amplio fue en la fecha de su creación la esperanza de parte de la sociedad que con una visión diferente a la tradicional y mayoritaria , pretendía un cambio sustancial de la misma, en todos sus órdenes. Sin perjuicio de la existencia de elementos políticos, sociales y culturales provocadores de la propuesta, existieron razones económicas de verdad relevantes, que explican muchas cosas que historiadores y textos omiten para beneficio de personajes, ideas e ilusiones.
Por Luis Muxí
Hubo también un relato paralelo, nacido y crecido desde un perspectiva negadora, a partir del síndrome de la derrota sistemática y de una pesadumbre sombría respecto del ser y el futuro nacional, todo en el marco de ideologías de izquierda contrarias al sistema republicano. Este relato, histórico, económico, sociológico, a través de libro y prensa, terminó siendo la base a partir de la cual la izquierda fabricó el entramado de su hegemonía cultural, que en forma progresiva, y corta de análisis y contra propuestas, fue logrando imponer en la sociedad dicha hegemonía, hasta convertirse la misma en una verdad corriente que no admite discusión.
Volviendo a la economía, y rescatando textos y autores de aquella época hasta el presente (uruguayos y extranjeros, de derecha o izquierda, o terceristas que se expresan con prevalente unanimidad conceptual, y matices de interés) puede vislumbrarse sin esfuerzo, siguiendo la línea histórica de los hechos, el derrotero que la sociedad uruguaya seguiría, a la corta o a la larga, y que llevaría desde el estancamiento multireconocido de entonces a la creación, desarrollo y triunfo del Frente. Los números son claros y a la vez neutros, suelen ser irreverentes con las posiciones voluntaristas, y ostentan capacidad para orientar la búsqueda que identifica las tensiones de la realidad, todo lo que al final termina arrimando todo a la marea. Será objeto de análisis específico en nueva entrega.
Hay revueltas que se gestan en pocos años y hay otras que insumen lapsos largos. En el Uruguay y al Frente, en la cultura de nuestra lentitud, le llevo 50 años el acceso al poder pleno. Y se instaló en esta primera parte, durante un primer lapso de 15 años. En ese contexto haremos alguna breve reflexión sobre si se provoco la fractura esperada en la sociedad, si las grandes reformas anunciadas prosperaron y si se gobernó con la debida diligencia y la honestidad prometida. Por lo menos para ser coherente con la practica usada durante decenios como catones de la mayor censura imaginable. No todos, pero si muchos fueron adalides de una persecución sin tregua a quienes percibían como enemigos.
Finalmente, para completar la escena, destacamos que hubo un hombre que jugo partido principal en este crecimiento y consolidación, y fue factor decisivo en la creación de armonías y equilibrios, dando calma y tranquilidad a los personeros de los antiguos odios de la izquierda, y generando la aceptación o la tolerancia de gran parte de la sociedad. Este hombre fue Tabaré Vazquez, en quien se dieron raras y manifiestas calidades personales, funcionales para el debido provecho de toda oportunidad política o social, a quien dedicaremos algunas reflexiones. Eso sí, destacaremos que, a pesar de que gritaron decenas de años contra el capital extranjero, vivimos en el periodo de gobiernos de la izquierda la mayor venta y traspaso de empresas vitales en áreas principales, paradigmas de viejos cuestionamientos como los frigoríficos, bancos, negocios de tierras que fueron ejemplo del latifundio agrícola. Privilegiaron, a costillas de prebendas y excepciones, inversiones de grandes corporaciones, en especial en el ámbito forestal, en desmedro de proteger a las siempre invocadas pymes. Se siguieron al dedillo formulas, sistemas de supuestas vías de vivir en listas blancas de aceptación universal, y formas de control muy a tono con las políticas de los países desarrollados, con las directivas de la OCDE que llegaron a límites inverosímiles de plazos y exigencias, y con los sistemas internacionales en boga en materia financiera, de transmisión de datos con desmedro de derechos adquiridos, y de mil cosas mas, tuvieran origen en la DEA o en otro organismo de control centralizado del mundo. Los órganos del Estado fueron permisivos para perseguir o alentar actividades contradictorias y otorgar o denegar privilegios según fuera el cristiano que pedía. Para lo cual se fue creando una suerte de empresarios amigos, serviciales y permanentes, asiduos concurrentes a asados y picadas sin faltar a la cita opinadores, periodistas y amigos del poder. Novedosas roscas, según el antiguo vocabulario de la izquierda.
El rey ha muerto. No se vislumbra otro en el horizonte
Hace pocos días y como punto final de una crónica largamente anunciada, la vida física del Dr Tabaré Vázquez se alejó para siempre de este valle de lágrimas. El proceso que siguió a su muerte, se hizo en forma rápida, austera, socialmente restringida, sin presencia política y solamente resaltada por lo familiar y lo cristiano. El pueblo, sin mayores distingos y sin marcado signo político, lo fue despidiendo a través de dilatadas, serenas y sentidas caravanas. Era un homenaje al hombre, a su vida y a su ejecutoria. El entierro, con ausencia de discursos laudatorios y de encendidas proclamas, llenaba su contenido exclusivamente con un responso que prepara para la vida eterna, típico y usual de la fe católica. Discreta la morada final, humilde razonablemente el féretro. Todo en esperada simetría con su trayectoria. La frivolidad, con la cual tantas veces se envuelve a la muerte, estuvo ausente. Como ausentes estuvieron los símbolos usuales del homenaje que se brinda a personas de tal significación.
Ese sentimiento de fe, opción por el rezo y rechazo del discurso, se percibía en estrecho círculo, exclusivamente en nivel familiar: hijos y nietos. El resto flotaba en un respetuoso silencio interior y exterior, hechura de singular respeto, pero sin mayor demostración de esperanza, sentimiento este que de alguna forma califica a vasta proporción de los orientales, lejos de las exaltaciones espirituales tradicionales y de las promesas de la vida eterna, y más fielmente cercanos a una trabada y reñida neutralidad religiosa, cabalmente agnóstica al menos, y afín a viejas manifestaciones de una actualmente desteñida y opaca laicidad. La laicidad es en nuestro país, más allá de las mejores intenciones de sus defensores y profetas, una cubierta vacía que enmascara la latente hegemonía cultural referida. La cual termina vaciando de todo contenido ético y filosófico, las creencias esenciales que deben definir y caracterizar a una sociedad.
En aquel día radiante, de poca comparsa y demostraciones, se destacaba una curiosa y contradictoria circunstancia. Vázquez fue con certeza el más grande e indiscutido líder de la coalición durante los últimos 40 años. Y el más importante jefe seguramente de la trayectoria histórica de la izquierda toda. Nadie puede arrebatarle hoy tamaños logros, pese a los pucheros de algunos, las miserias de muchos y las tardías vanidades caducas de varios actores de reparto. La referida fuerza política, posada espaciosa para albergar tantos y variados grupos, exhibe desde siempre, aún en la diversidad pretendida, signos relevantes de inclinación ideológica marxista leninista (en formatos y sustancias singulares). La rareza de esa curiosa circunstancia era comprobar que, el hombre que había sido el gran factor del triunfo de esa fuerza preñada de aura marxista, iniciaba su nuevo camino de peregrino bajo el palio y la protección de la misericordia que promete la fe católica. Alejada toda otra simbología oficial que podría haber tenido el homenaje a la vida del expresidente, no se conoce si tuvo al efecto señalado el acuerdo o el desacuerdo de los viejos sobrevivientes aún militantes, o de los que como futuras promesas trabajan en las gateras. Peculiar actitud de la fuerza política, que solo se expresó en entrevistas particulares. No muy exultantes, no muy expresivas, no muy afectivas, no muy comprometidas. Más bien serenas, tranquilas, casi burguesas. Bien hubiera venido, al menos un atisbo del fuego y la exaltación de una muerte como la del poeta Julio Herrera y Reissig. Rotunda. Fuerte. Original. Ya vendrán o no, juicios y opiniones, y obviamente discusiones sobre sucesiones.
Afirmamos que el Frente Amplio vive y mora sobre firme roca marxista leninista, porque los atributos que distinguen sus ideas aparecen sin esfuerzo y en forma natural, como ideas fuerza machacadas como hierro al fuego, en toda actitud y conducta, individual o colectiva, que termina luciendo expresa o tácitamente ese misterioso apego a las verdades reveladas, reiteradas y enseñadas durante años, que hasta parecen sinceras en su más propia y real ingenuidad. Todo lo cual obedece a nuestro juicio, a que las posiciones de la ideología han permeado la conciencia colectiva de gran parte de la sociedad, y han perforado, contaminado y desnaturalizado posiciones políticas, principios éticos y valores, que acaban siendo plenamente funcionales a cualquier intencionalidad del conglomerado. Incluidos golpes de timón inesperados, genuflexiones grandes como una catedral, y contradicciones de subido tono en amplios espectros ideológicos. Así, solamente por salvaguardar fines últimos que consideran sagrados, cargan o descargan delincuentes en sus espaldas, apoyan comunicados sean 4 o 7, miran con indiferencia la propia corrupción de una nueva y renovada burguesía, parecen olvidar que apoyaron sin querer a asesinos internos o externos, olvidan rápidamente la defensa de los intereses nacionales que en Roma, New York o Paris ejerció un viejo hombre de la administración de todos los partidos, con el apoyo de asesoras de notoria experiencia y bien formadas a la vez. Sienten que todo sigue girando alrededor de un terrorismo enterrado, sumatoria de gente bien grande a la que se suman nuevas cartas que acechan a la sombra de su simple y material interés por el poder y el dinero. Al extremo de simular un juego de guerras de papel o de pactos con un ejercito que ya no existe. Son Aquiles y Héctor en las murallas de Troya. Cosas de combatientes de la guerra fría. Y hoy, después de promover inversiones para industrializar madera, se juntan con el enemigo de siempre (¿enemigo?) para frustrar, entre otras cosas, la garantía de mantener la actividad de la cual son responsables.
La posición residual de todos los actores, solo diferentes por color de pelo, simpatía o atracción, oscila desde la marcada posición socialista (vieja guardia y nueva guardia) o comunista, hasta otros sectores que sin decirlo operan, actúan y piensan a partir de la ideología incluidos obviamente los tupamaros, actores principales, que pasaron de ser mal mirados en 1971 hasta respetados con temor a la fecha. Los futuros postulantes a la sucesión son de su palo. Pero también avanza el comunismo. Los sectores mas pretendidamente demócratas pierden sustancia y achican apoyo.
De lo cual es difícil afirmar que exista multitud de posturas ideológicas, unidas solo por el interés electoral o mancomunadas con el objeto de extirpar el ultimo goteo de sangre oligarca. A través del ancho río de su pensamiento -o de su carencia-, pueden distinguirse tendencias, métodos y sentido de la oportunidad, pero no grandes diferencias que marquen a fuego una diversidad ideológica manifiesta. Tupamaros, socialistas, comunistas, conviven con astoristas y otros grupos pequeños que andan entre San Juan y San Pedro. Pero al final ganar es siempre ganar. Aunque el triunfo lo disfruten los malos. Es decir los otros. Compañeros si, para el solo objetivo de mantener el poder.
Todo el Frente es recorrido en su largura de sectores y de personas, por una cierta unanimidad que cubre la inmensa manta matriz del marxismo, con o sin mayores adaptaciones. Que termina obviamente al final, en posiciones uniformes y típicas de parroquianos convictos, diría Ortega. Se fundaron, se desarrollaron y siguen siendo (lo señalaron desde siempre) anti oligarcas, antiimperialistas, partidarios de cualquier forma de lucha por imponer su verdad.
¿Fueron los honores cristianos que recibió Vazquez, entonces, resolución personal previamente meditada? ¿Por qué no hubo ni tiros ni cañones, salvo la bandera entregada a la familia? ¿Fue decisión inapelable de sus hijos? En cualquier caso se notan en contexto actitudes que retratan personas y definen gestos, y ausencias. ¿Era realmente querido el dos veces Presidente en su coalición? ¿Sus compañeros estaban cerca suyo en lo afectivo? ¿Vivió en relativa o desnuda soledad política? Más allá de la retórica y del abrazo facilongo, hay siempre cosas que distancian, desde el veto a la ley de aborto, la actitud amigable con Bush, la cercanía con un tratado con EEUU destruido con saña y ningún sentido común por Gargano, la pelea con Kirchner teñida de intereses complejos (por decirlo de alguna manera) de la otra orilla, las medidas de seguridad contra el gremio poderoso de la educación, hasta su meditada elegancia, su perenne respeto por la corbata y la debida solemnidad, y por sobre todos por los éxitos. ‘¡Maldito éxito deportivo, maldito éxito profesional, político y empresarial!’, pensarían muchos de los camaradas para sus recónditas y amargadas reflexiones. ¿Por qué Vazquez? Justo quien no había sufrido cárcel; quien no había estado en la primera línea de batalla. El principal enemigo es en general de la casa, vive cerca y sufre de insana envidia.
Un ejemplo como el Dr Tabaré Vazquez, de la sociedad batllista basada en el mérito, tenía además jovialidad manifiesta y cercanía espiritual con el prójimo, seguramente crecida en su relación cercana con la muerte y con los enfermos. Sin partido o sector propio, como si hubiera estado siempre convencido que estaba un escalón arriba de sus socios. Que seguro lo estuvo. Por una dosis de ángel diferente, por su actitud serena, o por las largas horas que trató con gente sufriente. En cualquier caso subió la cuesta paso a paso, firme y seguro de su destino
Debería insistirse en analizar cómo llega a Intendente y Presidente sin ninguna barricada propia, sin barras bravas, sin amores políticos fuertes. Él caminaba por sendero sombreado, por trillos sin estridencias. La asumida superioridad le permitió algunos lujos que la vida reserva a pocos. Y que incluyen, en su segunda presidencia, una insólita libertad para nombrar su gente en los ministerios. Siempre en la última línea de la lealtad. Aún careciendo en esa vuelta de un apoyo que en la primera fue clave: el Secretario y después Ministro, Dr. Gonzalo Fernandez.
Se puede discutir hasta el hartazgo los porqués. Tarea de poco interés. Lo cierto es que, aún a pesar de que la muerte de un político de gran destaque deba recibir los honores públicos del caso, no fue lo que sucedió con Vázquez. No pudo ser, o no se quiso que así fuera. O no había en su voluntad personal interés manifiesto por el homenaje. Lo cierto es que el gobierno y su propia coalición no demostraron (o al menos es lo que se observa) capacidad de reacción para la apoteosis o al menos el recuerdo y el homenaje.
Al final debe consignarse, solo dos presidentes repitieron con elección indirecta, el Gral Fructuoso Rivera y Don José Batlle y Ordoñez. Solo dos presidentes llegaron dos veces por el voto popular, el Dr. Julio M. Sanguinetti y el Dr Tabaré Vázquez. Y en rigor solo uno lo hizo en dos vueltas de balotage: el mismo Dr. Tabaré Vázquez.
La soledad de Vázquez. Su valor individual como líder
El Frente fue naciendo en etapas. El bautismo llega después de mucha discusión e intercambio, el 5 de febrero de 1971. Para esos tiempos, ya habían pasado las tormentas del ’68, que terminaron de crear la peor atmósfera posible. Enfrentamiento, dureza, grieta. Y se vivía con un particular pesimismo, negro de toda negritud, el recuerdo de épocas de decaimiento, de progresos pretendidos pero congelados, de ilusiones perdidas y esperanzas frustradas. En 1971 las figuras de la creación de una nueva fuerza de la izquierda, que había tempranamente detenido la política de Jose Batlle y Ordoñez, eran Seregni, Michelini, Roballo, Rodriguez Camusso, Erro, Cardoso, Arismendi, Terra, Bruschera, Crotognini y tantos otros. Venían desde tiendas coloradas y blancas, comunistas, socialistas, y de otros pelos y tendencias. Lo que resulta curioso es que las épocas previas fueron duras para sus gestores. El socialismo venia de una escisión en que había perdido a Frugoni, su romántico y poeta mentor, bajando fuertemente su caudal electoral. El comunismo había soportado disensiones y divisiones, Erro había perdido cualquier ilusión pretendida, Juan Pablo Terra venia de una división profunda de la Unión Cívica, que no le permitió mejorar su votación. Michelini había pasado del éxito del cometa luminoso del ’62, a la tristeza de una caída en picada libre.
La opción de una izquierda en los partidos tradicionales había perdido grandes batallas, de lo que se deduce que no estábamos ni previo ni a la fecha del bautismo con grupos fuertes, cohesionados, firmes en sus convicciones, con imagen de ganadores. En soledad de hombre de pensamiento libre y con la legitimidad del ejército, solo resaltaba Seregni. De origen colorado se postula claramente como el primer gran líder. Los demás, salvo Michelini, carecían de todo lucimiento, brillantez o motivación para la gente. Solo los unía estar en contra. La caldera cultural ardía, en el mundo otros se lucían y hacían revueltas en California y en Paris, o se hacían personajes de leyenda como Ho Chi Min.
O sea los que forman el Frente son fuerzas perdedoras, con liderazgos en caída libre, partidos huérfanos de apoyo. Tan es así que en el proceso de los 50 y los 60, y bajo la pérdida manifiesta de opciones populares en la elección del 1958, no lograban consensos. Trías invocaba un periodo intermedio de revolución nacional, y como ya señalamos y ahora reiteramos, Erro, que había fracasado en 1962, resultaba una figura poco atractiva . El comunismo había virado en 1962 al Fidel. El mismo 1962 había nacido el PDC. El ’62 le puso a los 3 partidos un limite del orden del 10% del electorado. Michelini cae frontalmente entre ’62 y ’66. Y la CNT recién empieza a operar de manera intensa en 1964.
Tema de gran importancia es el ascenso del poder sindical, piedra de toque para revueltas o cambios de expectativas. Al fin y al cabo, es en la teoría, la vanguardia de la revolución. Hoy sigue siendo quizá el factor clave del poder, el punto de partida de nuevas direcciones y liderazgos. En términos generales, ha prevalecido el poder sindical, de forma relativamente sutil o no, en tanto el Partido Comunista y el MPP tienen lazos íntimos y fuertes.
En ese contexto Vázquez fue un solitario, que contaba con respetos que derivaban de varias circunstancias: 1) carecía de partido propio, por tanto no era una amenaza continua; 2) los frenteamplistas, tras haber llegado por primera vez, no creían que de verdad tenían el poder, razón que los llevaba a respetar y obedecer; luego fueron perdiendo el miedo; 3) los ministros respondían a los partidos asegurando la coparticipación; 4) la oposición venia de años de tragedia; 5) la situación económica, aun mejorando, seguía mala.
Su forma de ejercer el poder resultaba novedosa. Fue forjando alianzas, aunque debe decirse que la primera legitimación nació de un viaje a los grandes centros de USA, donde se hizo un pacto claro por la continuidad. Fue echarle flit al miedo. Asegurar la continuidad con jóvenes que hablaban ingles, estudiaron en EEUU, y se relacionaban comercialmente con grandes estudios de abogados en franco ascenso. Quien hubiera dicho en 1971 que el gobierno del Frente iba a confiar temas de delicadas áreas a quienes la izquierda siempre había rechazado.
Vazquez y los diques de contención
Próximo al triunfo y cerca de asumir, el Frente Amplio era motivo de miedo para muchos, de preocupación para otros, por diversas razones. Por desconocer el rumbo, por conocer el pensamiento dominante, por la incertidumbre de cuantos pasos darían hacia un futuro socialista tal como pregonaron a sol y sombra. Antes de Vazquez, Seregni fue dique de contención de excesos, modelo de articulador, hombre alejado del rencor. Con su posición el Frente Amplio facilitó acuerdos, elecciones limitadas y otros excesos.
Tenía a su favor la experiencia y el talento político de Sanguinetti. Allí se forjó la salida posible. Con muchos enemigos, poca comprensión y altruismos sin esperanza, el Frente Amplio creció poco pero recuperó posiciones.
El segundo gran dique de contención fue el mismo Tabaré Vázquez. Articulador de una una presidencia difícil, enigmática y compleja, vista fuera o dentro de la coalición. Su política y su actuar no permitió el desmadre que otras figuras querían, y que terminaron sumando a la propuesta, tolerando a desgano y aprendiendo el arte del poder, que va gustando y deleitando
El Presidente fue sin duda dique de excesos, límite de exorbitancias, líder de movimientos posibles. Al él todos le deben algo. Aunque discrepemos con sus ideas, con su sectarismo de militante y con tantas cosas más.
El tercero como parte de esa represa de contención fue durante un tiempo Astori. Hoy no luce manifiesta ni su influencia ni su peso. Otras figuras van disputando y subiendo. El tiempo irá desbrozando camino. Continuidad o via socialista. Todo indica lo primero. El poder de 15 años acostumbra adormece facilita y hace ver las cosas de otra manera.