FOLLETÍN > ENTREGA 1

Tragedy & Hope. A History of the World in Our Time. 1966. The MacMillan Company, New York; Collier MacMillan Limited, London. [Traducción de A. Mazzucchelli].

Carroll Quigley

I – INTRODUCCIÓN: LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL EN SU UBICACIÓN MUNDIAL

La evolución cultural en las civilizaciones

La difusión cultural en la civilización occidental

El cambio hacia el siglo XX en Europa

La Evolución Cultural en las Civilizaciones

Siembre ha habido hombres que se han preguntado “¿A dónde vamos?”. Pero nunca, parece, ha habido tantos de ellos. Y nunca antes, con seguridad, estas miríadas de cuestionadores han hecho la pregunta con tonos tan dolorosos, o refraseado su interrogante en palabras tan desconsoladas: “¿Sobrevivirá el hombre?” Incluso en un nivel menos cósmico, los que preguntan aparecen, de todos lados, buscando “significado” o “identidad” o, incluso, en el caso de un egocentrismo más estrecho, “intentando encontrarse a sí mismos”. Una de esas preguntas persistentes es típica del siglo veinte, más que de tiempos anteriores: ¿Puede sobrevivir nuestro estilo de vida? ¿Está nuestra civilización destinada a desvanecerse como lo hicieron las de los incas, los sumerios, y los romanos? Desde Giovanni Battista Vico a comienzos del siglo XVIII hasta Oswald Spengler a comienzos del veinte, y Arnold J. Toynbee más cerca en el tiempo, los hombres han intentado resolver el enigma de si las civilizaciones tienen un ciclo vital y siguen un patrón de transformaciones similar. De esta discusión ha emergido un acuerdo bastante generalizado acerca de los hombres viven en sociedades organizadas separadamente, cada una con su cultura diferente; que algunas de estas sociedades, habiendo conquistado la escritura y la vida urbana, existen en un nivel cultural superior al resto, y deben ser llamadas con el término “civilizaciones”; y que tales civilizaciones tienden a pasar a través de un patrón común de experiencias. 

A partir de tales estudios, daría la impresión de que las civilizaciones pasan por un proceso de evolución que puede ser analizado brevemente del siguiente modo: cada civilización nace de un modo inexplicable y, luego de unos comienzos lentos, entra en un período de vigorosa expansión, aumentando su tamaño y poder, tanto internamente, como a expensas de sus vecinos, hasta que gradualmente aparece una crisis de organización. Cuando esta crisis se ha superado y la civilización se ha reorganizado, ésta tiene un aspecto de algún modo diferente. Su vigor y su moral se han debilitado. Se convierte en algo estable, y eventualmente se estanca. Luego de una Edad de Oro de paz y prosperidad, surge de nuevo la crisis interna. Es en este punto que aparece, por primera vez, una debilidad física y moral que plantea, también por primera vez, preguntas acerca de la capacidad que tiene tal civilización para defenderse contra sus enemigos externos. Diezmada por las luchas internas de tipo social y constitutivo, debilitada por una falta de fe en sus antiguas ideologías, y por el desafío de ideas nuevas incompatibles con su naturaleza pasada, la civilización se va debilitando, hasta que enemigos externos la hunden, y eventualmente desaparece. 

Cuando aplicamos este proceso, aun en esta forma bastante vaga, a nuestra propia civilización, la civilización occidental, vemos que debemos introducirle ciertas modificaciones. Igual que otras civilizaciones, la nuestra comenzó con un período de mezcla de elementos culturales de otras sociedades, conformó tales elementos en una cultura de rasgos propios, comenzó a expandirse con creciente rapidez igual que otras lo han hecho, y pasó de ese período de expansión a un período de crisis. Pero, en ese momento, el esquema cambió.

En más de una docena de otras civilizaciones, la Era de Expansión fue seguida por una Era de Crisis, y esta, a su tiempo, por un período de Imperio Universal en el cual una sola unidad política rigió la totalidad de la civilización. La civilización occidental, al contrario, no pasó de la Era de Crisis a la Era del Imperio Universal, sino que fue capaz de reformarse a sí misma y entrar en un nuevo período de expansión. Más aun, la civilización occidental no hizo esto una vez sola, sino varias. Fue esta capacidad de reformarse o reorganizarse a sí misma una y otra vez la que hizo de la civilización occidental el factor dominante en el mundo a comienzos del siglo veinte. 

Cuando miramos a las tres eras que forman la porción central del ciclo vital de una civilización, vemos un esquema común. La Era de Expansión está marcada, en general, por cuatro tipos de expansiones: (1) de población, (2) de área geográfica, (3) de producción, y (4) de conocimiento. La expansión de la producción y la expansión del conocimiento dan lugar a la expansión de población, y las tres juntas dan lugar a la expansión geográfica. Esta expansión geográfica tiene cierta importancia, porque da a la civilización una especie de estructura nuclear, compuesta por un área central más vieja (que existía como parte de la civilización aun antes del período de expansión) y un área periférica más nueva (que se volvió parte de la civilización tan solo durante el período de expansión, y después de él). Si queremos, podemos distinguir, como refinamiento adicional, una tercer área, semiperiférica, entre el área central y el área plenamente periférica. 

Estas distintas áreas son fácilmente discernibles en varias civilizaciones del pasado, y han jugado un rol vital en el cambio histórico de tales civilizaciones. En la civilización mesopotámica (6000 – 300 a.C.) el área central era el valle bajo de Mesopotamia; el área semiperiférica era el valle medio y superior, mientras que el área periférica lo constituían las tierras altas que rodeaban ese valle, así como áreas más remotas tales como Iran, Siria, e incluso Anatolia. El área central de la civilización cretense (3500 – 100 A.C.) era la isla de Creta, mientras que el área periférica incluía las islas del Egeo y la costa de los balcanes. En la civilización clásica, el área central estaba en las costas del Egeo; el área semiperiférica era el resto de la porción norte del Mediterráneo oriental, mientras que el área periférica cubría el resto de las costas del Mediterráneo y, últimamente, España, África del Norte, y la Galia. En la civilización cannanita (2.200 -100 A.C.), el área central era el Levante, mientras que el área periférica era el Mediterráneo hacia el oeste, hasta Túnez, Sicilia occidental, y el este de España. El área central de la civilización occidental (400 D.C. hasta algún momento en el futuro) ha sido la mitad norte de Italia, Francia, el extremo occidental de Alemania, e Inglaterra; el área semiperiférica ha sido la Europa central, oriental y sur, y la península ibérica, mientras que las áreas periféricas han incluido América del Norte y del Sur, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, y algunas otras áreas. 

Esta distinción, de al menos dos áreas geográficas en cada civilización, tiene gran importancia. El proceso de expansión, que comienza en el área central, también comienza a enlentecerse en ese centro, al mismo tiempo que el área periférica aun se está expandiendo. Como consecuencia, hacia el período final de la Era de Expansión, las áreas periféricas de una civilización tienden a volverse más ricas y más poderosas que el área central. Otra forma de decir esto mismo que que el núcleo pasa de la Era de Expansión a la Era de Conflicto antes de que lo haga la periferia. Eventualmente, en la mayor parte de las civilizaciones, el ritmo de expansión comienza a declinar en todas sus zonas. 

Es esta declinación en el ritmo de expansión de una civilización lo que marca su pasaje de la Era de Expansión a la Era de Conflicto. Esta última es el período más complejo, interesante y crítico de todos en la vida de una civilización. Está marcado por cuatro características principales: (a) es un período con un ritmo de expansión que declina; (b) es un período de crecientes tensiones y conflictos de clase; (c) es un período de guerras imperialistas cada vez más frecuentes y cada vez más violentas; y (d) es un período en que la irracionalidad, el pesimismo, las supersticiones y lo ultramundano crecen también. Todos estos fenómenos aparecen en el área nuclear de una civilización antes de que aparezcan en porciones más periféricas de la sociedad. 

El ritmo de expansión decreciente que es propio de la Era de Conflicto da lugar a otras características de la era, por lo menos en parte. Luego de los largos años de la Era de Expansión, la mentalidad de un pueblo y sus organizaciones sociales están adaptadas a la expansión, y es algo muy difícil que éstas se reacomoden a un ritmo de expansión decreciente. Las clases sociales y las unidades políticas dentro de la civilización intentan compensar el enlentecimiento de la expansión del crecimiento normal usando violencia contra otras clases sociales, o contra otras unidades políticas. De esto surgen tanto luchas de clases, como guerras imperialistas. Los resultados de estas luchas dentro de la civilización no son de importancia vital para el futuro de la civilización como tal. Lo que sería de importancia sería una reorganización de la estructura de la civilización, de modo que el proceso de crecimiento normal pudiese ser retomado. Debido a que tal reorganización requiere que se eliminen las causas de la declinación de la civilización, el triunfo de una clase social sobre otra, o de una unidad política sobre otra, dentro de la civilización, no tiene en general ninguna influencia importante sobre las causas de su declinación, y no resultará (salvo por accidente) en una reorganización estructural tal como para dar lugar a un nuevo período de expansión. Por cierto, las luchas de clase y guerras imperialistas propias de la Era de Conflicto probablemente servirán para acelerar el proceso de declinación de una civilización, puesto que disipan capital y desvían la riqueza y las energías, de actividades productivas, hacia otras no productivas. 

En la mayor parte de las civilizaciones, la larga agonía de la Era de Conflicto acaba finalmente en un nuevo período, la Era del Imperio Universal. Como resultado de las guerras imperialistas de la Era de Conflicto, el número de unidades políticas existentes dentro de la civilización se reduce, en base a conquistas. Eventualmente, una de ellas emerge triunfante. Cuando ocurre esto, tenemos una unidad política para toda la civilización. Así como el área nuclear pasa de la Era de Expansión a la Era de Conflicto antes que las áreas periféricas, a veces el área nuclear misma es conquistada por un estado único antes de que la civilización entera sea conquistada por el Imperio Universal. Cuando ocurre esto, el imperio nuclear es generalmente un estado semiperiférico, mientras que el Imperio Universal es generalmente un estado periférico. Así, por ejemplo, el núcleo en Mesopotamia fue conquistado por la semiperiférica Babilonia alrededor del 1700 A.C., mientras que toda la civilización de Mesopotamia fue conquistada por la más periférica Asiria alrededor del 725 A.C. (reemplazada por la totalmente periférica Persia alrededor del 525 A.C.). En la civilización clásica, el área nuclear fue conquistada por la semiperiférica Macedonia alrededor del 336 A.C., mientras que la civilización entera fue conquistada por la periférica Roma alrededor del 146 A.C. En otras civilizaciones, el Imperio Universal ha sido, consistentemente, un estado periférico, incluso cuando no hubo conquista anterior del área nuclear por parte de un estado semiperiférico. En la civilización maya (1000 A.C. – 1550 D.C.) el área nuclear estaba aparentemente en Yucatán y Guatemala, pero el Imperio Universal de los aztecas se centró en las tierras altas periféricas del centro de México. En la civilización andina (1500 A.C. – 1600 D.C.) las áreas nucleares estaban en las estribaciones bajas y los valles de los Andes centrales y del norte, pero el Imperio Universal de los incas se centró en lo más alto de los Andes, un área periférica. La civilización canaanita (2200 -146 A.C.) tuvo su área nuclear en el Levante, pero su Imperio Universal, el imperio púnico, se centró en Cartago, en el Mediterráneo occidental. Si vamos al Lejano Oriente, no vemos menos de tres civilizaciones. De éstas, la más antigua, la civilización sínica, emergió en el valle del Río Amarillo después del 2000 A.C., tuvo su pico en los imperios Chin y Han, después del 200 A.C., y fue destruída en lo fundamental por invasores de los Urales y el Altair después del 400 D.C. De esta civilización sínica, al igual que la civilización clásica emergió de la cretense, o la occidental de la clásica, emergieron dos civilizaciones más: (a) la civilización china, que comenzó alrededor del 400 D.C., culminando en el Imperio Manchur luego de 1644, y que fue desbaratada por invasores europeos en el período 1790-1930, y (b) la civilización japonesa, que comenzó alrededor de la época de Cristo, culminando en el Imperio Tokugawa después de 1600, y podría haber sido completamente desbaratada por invasores occidentales en la centuria que siguió a 1853.

En la India, como en China, dos civilizaciones se sucedieron. Aunque sabemos relativamente poco acerca de la más antigua de ambas, la más tardía (igual que en China) culminó en un Imperio Universal regido por gente extranjera y periférica. La civilización índica, que comenzó alrededor del 3500 A.C., fue destruida por invasores arios alrededor del 1700 A.C. La civilización india, que emergió de la civilización índica alrededor del 1700 A.C., culminó en el Imperio Mogol, y fue destruída por invasores de la civilización occidental en el período 1500-1900.

Yendo a las áreas extremadamente complicadas del Oriente Medio, vemos un esquema similar. La civilización islámica, que comenzó alrededor del 500 D.C., culminó en el Imperio Otomano en el período 1300 a 1600, y ha estado en un proceso de destrucción por invasores de la civilización occidental desde aproximadamente 1750.

Expresados de esta forma, estos esquemas en los ciclos vitales de diversas civilizaciones pueden resultar bastante confusos. Pero si los tabulamos, los esquemas emergen con cierta simplicidad. 

De esa tabla, emerge un hecho extraordinario. De aproximadamente veinte civilizaciones que han existido a lo largo de toda la historia humana, hemos listado dieciséis. De estas dieciséis, doce, probablemente catorce, están muertas ya, o en proceso de morir, sus culturas han sido destruídas por extranjeros capaces de llegar con el poder suficiente como para desbaratar la civilización, destruir sus modos establecidos de pensamiento y acción, y eventualmente borrarlos. De estas doce culturas muertas o en fase de muerte, seis han sido destruidas por europeos que traían la cultura occidental.

CIVILIZACIÓNSUS FECHASIMPERIO UNIVERSALINVASIONES FINALESSUS FECHAS
Mesopotámica6000 a 300 A.C.Asirio 725 a 333 A.C. Persas 725 a 333 B.C.Griegos335 a 300 A.C.
Egipcia5500 a 300 A.C.EgipcioGriegos334 a 300 A.C.
Cretense3500 a 1150 A.C.Minoico-MicénicoDorios Griegos1200 A.C.
Índica3500 a 1700 A.C.Harappa?Arios1800 a 1600 A.C.
Canaanita2200 a 100 A.C.PúnicoRomanos264 a 146 A.C.
Sínica2000 A.C. a 400 B.C.Chin HanUrales-altaicos200 a 500
Hitita1800 a 1150 A.C.HititaIndoeuropeos1200 A.C. a 1000 D.C.
Clásica1150 A.C. a 500 D.C.RomanoGermánicos350 a 600
Andina1500 A.C. a 1600 D.C.IncaEuropeos1534
Maya1000 A.C. a 1550 D.C.AztecaEuropeos1519
India1800 A.C. a 1900 D.C.MogolEuropeos1500 a 1900
China400 a 1930ManchurEuropeos1790 a 1930
Japonesa850 A.C. a ?TokugawaEuropeos1853…
Islámica500 a…OtomanoEuropeos1750 …
Occidental350 a…Estados Unidos?futuro??…
Ortodoxa350 a…Soviético?futuro??…

Cuando consideramos la innumerable cantidad de otras sociedades, más simples que las civilizaciones, que la civilización occidental ha destruido o está destruyendo ahora, sociedades como la de los hotentotes, los iroqueses, los tasmanos, los navajos, los caribes, e incontables más, queda claro el aterrador poder que tiene la civilización occidental. 

Una causa, aunque de ningún modo la principal, de esa capacidad de la civilización occidental para destruir otras culturas, está en el hecho de que se ha estado expandiendo por un largo tiempo. Este hecho, a su vez, descansa en otra condición a que ya hemos aludido, el hecho de que la civilización occidental ha pasado por tres períodos de expansión, ha entrado en la Era de Conflicto tres veces, y cada una de esas veces su área nuclear fue conquistada casi completamente por una unidad política simple, pero no ha conseguido pasar a la Era de Imperio Universal, debido a que, de la confusión de la Era de Conflicto, cada una de las veces ha emergido una nueva organización de la sociedad, capaz de expandirse con sus propios poderes de organización, con el resultado de que los cuatro fenómenos característicos de la Era de Conflicto (ritmo de expansión decreciente, conflictos de clase, guerras imperialistas, irracionalidad) fueron gradualmente reemplazados, una vez más, por los cuatro tipos de expansión típicos de las Eras de Expansión (demográfica, geográfica, productiva, de conocimiento). Desde un punto de vista estrechamente técnico, este cambio de una Era de Conflicto a una Era de Expansión está marcado por un retomar de la inversión de capital y de la acumulación de capital en gran escala, al igual que el cambio previo de una Era de Expansión a una de Conflicto estuvo marcado por un ritmo de inversión decreciente y, eventualmente, por un ritmo decreciente de acumulación de capital. 

La civilización occidental comenzó, como todas lo hacen, en un período de mezcla cultural. En este caso particular, se trató de una mezcla que fue la consecuencia de las invasiones bárbaras que destruyeron la civilización clásica en el período 350-700. Al crear una cultura nueva a partir de los distintos elementos ofrecidos por las tribus bárbaras, el mundo romano, el mundo sarraceno, y sobre todo el mundo judío (la cristiandad), la civilización occidental se convirtió en una sociedad nueva. 

Esta sociedad se volvió una civilización cuando se organizó, en el período 700-970, de modo que existió acumulación de capital y los comienzos de la inversión de este capital en nuevos métodos de producción. Estos nuevos métodos están ligados a un cambio, de fuerzas de infantería, a guerreros de caballería en lo que respecta a la defensa, de fuerza de trabajo humano (por tanto, esclavitud) a fuerza de trabajo animal en lo que respecta al uso de la energía, del arado rascador y la tecnología agraria de barbecho que emplea dos campos distintos en la Europa Mediterránea, al arado de ocho bueyes y sistema de tres campos de los pueblos germánicos, y de la orientación centralizada y centrada en el Estado del mundo romano, a la orientación descentralizada y de poder privado de la red feudal del mundo medieval. En el nuevo sistema, un número pequeño de hombres, equipados y entrenados para la batalla, reciben dinero y servicios de la inmensa mayoría de hombres que están destinados a trabajar la tierra. De este sistema defensivo desigual pero efectivo, emergió una distribución desigual del poder político y, a su tiempo, una distribución desigual también de los ingresos económicos. Esto, a su vez, desembocó en una acumulación de capital, la cual, al dar lugar al crecimiento de la demanda de bienes de lujo de origen remoto, comenzó a cambiar todo el énfasis económico de la sociedad, de su organización inicial en unidades agrarias autosuficientes (señoríos), hacia el intercambio comercial, la especialización económica, y, alrededor del siglo XIII, a un esquema totalmente nuevo de sociedad, con ciudades, una clase burguesa, alfabetización que se fue expandiendo, creciente libertad de elección social, e ideas nuevas, y a menudo perturbadoras. 

A partir de todo esto es que llegó el primer período de expansión de la civilización occidental, que cubre los años 970 a 1270. Al final de este período, la organización de la sociedad se estaba convirtiendo en una colección petrificada de intereses particulares, la inversión decrecía, y el ritmo de expansión estaba comenzado a caer. De acuerdo con ello, por primera vez entró la civilización occidental en una Era de Conflicto. Este período, el tiempo de la Guerra de los Cien Años, la Peste Negra, las grandes herejías, y severos conflictos de clase, duró entre aproximadamente 1270 y 1420. Hacia el final de todo ello, estaban viéndose esfuerzos de parte de Inglaterra y de Borgoña para conquistar el núcleo de la civilización occidental. Pero, justo en ese momento, se disparó una nueva Era de Expansión, que usó una nueva organización de la sociedad que era capaz de eludir los viejos intereses particulares del sistema feudal de señoríos.  

Esta nueva Era de Expansión, a menudo llamada período del capitalismo comercial, duró desde aproximadamente 1440 hasta alrededor de 1680. El ímpetu real de la expansión económica durante el período vino a partir de los esfuerzos hechos para obtener ganancias del intercambio de bienes, especialmente bienes semilujosos o lujosos, transportados a través de grandes distancias. A su tiempo, este sistema de capitalismo comercial se convirtió en algo petrificado en una estructura de intereses particulares, en el cual las ganancias se buscaban imponiendo restricciones a la producción o el intercambio de bienes, más que estimulando tales actividades. Esta nueva estructura de intereses particulares, llamada usualmente mercantilismo, se convirtió en una carga tal para las actividades económicas, que el ritmo de expansión de la vida económica declinó, y dio incluso nacimiento a un período de franca declinación de la economía en las décadas que siguieron inmediatamente al 1690. Las luchas de clase y las guerras imperialistas engendradas por esta Era de Conflicto son llamadas a veces la Segunda Guerra de los Cien Años. Las guerras continuaron hasta 1815, y las luchas entre clases aun más tiempo. Como resultado de las primeras, hacia 1810 Francia había conquistado la mayoría del núcleo de la civilización occidental. Pero en este punto, y al igual que había ocurrido en 1420 cuando Inglaterra también había conquistado parte del núcleo de la civilización, hacia la última parte de la Era de Conflicto, la victoria francesa perdió sentido, debido a que comenzó un nuevo período de expansión. Al igual que cuando el capitalismo comercial había logrado eludir la institución petrificada del sistema de señorío feudal (caballería) luego de 1440, el capitalismo logró eludir la institución petrificada del capitalismo comercial (mercantilismo) luego de 1820. 

La nueva Era de Expansión, que hizo imposible de mantener la victoria político-militar de Napoleón de 1810, había comenzado ya mucho antes en Inglaterra. Había aparecido como Revolución Agraria por 1725, y como Revolución Industrial por 1775, pero no se transformaría en un gran estallido de expansión hasta después de 1820. Una vez que comenzó, se movió hacia adelante con un ímpetu que el mundo no había visto nunca hasta entonces, y dio la impresión de que la civilización occidental ocuparía el mundo entero. Las fechas de esta tercera Era de Expansión podrían fijarse entre 1770 y 1929, siguiendo a la segunda Era de Conflicto de 1690-1815. La organización social que estuvo en el centro de este nuevo desarrollo podría llamarse “capitalismo industrial”. Durante la última década del siglo XIX, comenzó a transformarse en una estructura de intereses particulares, a la que podríamos dar el nombre de “capitalismo monopólico”. Tan temprano como, acaso, 1890, comenzaron a ser visibles ciertos aspectos de una nueva Era de Conflicto, la tercera en la civilización occidental, especialmente en el área nuclear, con un relanzamiento del imperialismo, de la lucha de clases, de la guerra violenta, y de las irracionalidades.

Para 1930 ya estaba claro que la civilización occidental estaba metida de nuevo en una Era de Conflicto; para 1942 un estado semiperiférico, Alemania, había conquistado la mayor parte del núcleo de la civilización. Ese esfuerzo fue derrotado llamando a la lucha a un estado periférico (Estados Unidos) y otro de fuera de la civilización (la sociedad soviética). No está claro aun si la civilización occidental seguirá a lo largo de los senderos marcados por tantas civilizaciones anteriores, o si será capaz de reorganizarse lo suficiente como para entrar en una nueva, y cuarta Era de Expansión. Si ocurre lo primero, esta Era de Conflicto seguirá sin duda con la cuádruple característica de lucha de clases, guerras, irracionalidad, y progreso en declinación. En este caso, llegaremos sin duda a un Imperio Universal en el cual los Estados Unidos regirán a la mayoría de la civilización occidental. Esto será seguido, como en otras civilizaciones, por un período de decadencia y, en último término, en la medida en que la civilización se debilita, por invasiones, y la total destrucción de la cultura occidental. Por otro lado, si la civilización occidental fuese capaz de reorganizarse y entrar en una cuarta Era de Expansión, sería grande la capacidad de la civilización occidental de sobrevivir y aumentar su prosperidad. Dejando de lado este futuro hipotético, pareciera pues que, en aproximadamente mil quinientos años, la civilización occidental ha atravesado los siguientes ocho períodos:

1. Mezcla, 350-700

2. Gestación, 700-970

3A. Primera Expansión, 970-1270

4A Primer Conflicto, 1270-1440. Imperio nuclear: Inglaterra, 1420.

3B. Segunda Expansión, 1440-1690

4B. Segundo Conflicto, 1690-1819. Imperio nuclear: Francia, 1810-

3C. Tercera Expansión, 1770-1929

4C. Tercer Conflicto, 1893-Imperio Nuclear: Alemania, 1942.

Las dos posibilidades en el futuro podrían ser anotadas como sigue:

ReorganizaciónContinuación del Proceso
3D. Cuarta Expansión, 1944 a…5. Imperio Universal (Estados Unidos)

6. Decadencia

7. Invasión (fin de esta civilización)

A partir la lista de civilizaciones dada anteriormente, se vuelve bastante fácil ver cómo la civilización occidental fue capaz de destruir (o está aun destruyendo) las culturas de otras seis civilizaciones. En cada uno de esos seis casos, la civilización víctima ya había pasado el período de Imperio Universal, y estaba profundamente en su Era de Decadencia. En tal situación, la civilización occidental jugó un rol como invasor, similar al que jugaron las tribus germánicas en la civilización clásica, los dorios en la civilización cretense, los griegos en la civilización mesopotámica y en la egipcia, los romanos, sobre la canaanita, o los arios en la índica. Los occidentales que cayeron sobre los aztecas en 1519, sobre los incas en 1534, sobre el imperio mogol en el siglo XVIII, sobre el imperio manchur después de 1790, sobre el imperio otomano después de 1774, y sobre el imperio tokugawa después de 1853, estaban jugando el mismo rol que jugaron los visigodos y demás tribus bárbaras sobre el imperio romano después de 377. En cada caso, los resultados de la colisión de dos civilizaciones, una en su Era de Expansión y la otra en su Era de Decadencia, era una conclusión sabida con anticipación. La Expansión destruye a la Decadencia. 

En el curso de sus varias expansiones, la civilización occidental ha chocado solo con una civilización que no estaba ya en su fase de decadencia. Esta excepción era su media hermana, por así decirlo, la civilización ahora representada por el imperio soviético. No es claro en qué “era” está esta civilización ortodoxa, pero es claro que no está en su era de decadencia. Daría la impresión de que la civilización ortodoxa comenzó como período de mezcla (500-1300) y está ahora en su segundo período de expansión. El primer período de expansión, que cubrió entre 1500 y 1900, había comenzado a entrar en una Era de Conflicto (1900-1920) cuando los intereses particulares de la sociedad fueron barridos por la derrota a manos de Alemania en 1917, y reemplazados por una nueva organización de la sociedad que dio lugar a una segunda Era de Expansión (desde 1921). Durante la mayor parte de los últimos cuatrocientos años que llegan al siglo veinte, los márgenes de Asia han estado ocupados por un semicírculo de viejas civilizaciones que están muriendo (islámica, india, china, japonesa). Estas han estado bajo la presión de la civilización occidental que les llega desde los océanos, y de la civilización ortodoxa que puja hacia fuera desde el corazón de la masa continental euroasiática. La presión oceánica comenzó con Vasco da Gama en la India en 1498, y culminó sobre el buque Missouri en la bahía de Tokyo en 1945, y aun continuó con el ataque franco-inglés a Suez en 1956. La presión rusa desde el corazón del continente se aplicó sobre las fronteras internas de China, Irán y Turquía, desde el siglo XVII al presente. La mayor parte de la historia del siglo veinte ha surgido de las interacciones de estos tres factores (el poder continental de Rusia, las culturas amenazadas de los márgenes de Asia, y los poderes oceánicos de la civilización occidental). 

[Continuará]