FERNANDO ANDACHT / A casi tres años de instaurado el régimen sanitario de excepción, siguen vigentes la censura, la cancelación, el destierro de las redes sociales de todo aquel que se proponga plantear preguntas incómodas sobre ese proceso. Y ese autoritarismo, el enemigo acérrimo de la libertad de expresión sobre un tema vital, no parece importarle a gobiernos, a intelectuales públicos ni a universidades, todos ellos actores sociales que, se supone, deberían abogar por la libre expresión como un componente constitutivo de la democracia.+