El nada discreto desencanto de la unanimidad
FERNANDO ANDACHT / En consonancia con ese género visual, los tres momentos mediáticos memorables fueron elegidos por su patetismo, absurdo, gracia involuntaria, dulce inocencia, pero más que nada por su poder de revelar cuál es la real misión de esta comunicación masiva y arrebañadora, a saber: transformar la heterogeneidad que conforma el cuerpo social en un colectivo unánime, tan homogéneo como una densa fondue, la versión actualizada del melting pot, una masa derretida al calor del miedo causado por la saturación de imágenes terroríficas y recurrentes. Así se consigue una obediencia rayana en el servilismo, porque el ciudadano habrá renunciado no tanto a salir a caminar, sino a marchar con su propio pensamiento, a razonar de modo crítico.
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