NÉSTOR PERLONGHER / En el desierto de los consultorios
En la polvareda de los divanes “inconcientes”
En lo incesante de ese trámite, de ese “proceso” en hospitales  
donde el muerto circula, en los pasillos
donde las enfermeras hacen SHHH! con una aguja en los ovarios,
en los huecos
de los escaparates de cristal de orquesta donde los cirujanos  
se travisten de ”hombre drapeado”,
laz zarigueyaz de dezhechoz, donde tatúase, o tajéase (o paladea)  
un paladar, en tornos
Hay Cadáveres+

Contra el alba del día,
contra el nuevo follaje de los árboles,
contra toda criatura de la tierra,
contra el coro impasible de los ángeles
y contra Dios, que enciende la esperanza.
Rabioso manifiesto de la muerte:
cierro los ojos, y no queda nada.+

Y qué es la presencialidad la parusía
en la plenitud de la rota omnipresencia
del ronquido inalámbrico del querubín
del dron de los rotores insuflados
con el reino del dios ese aquel después
en el ahora que habitamos
con la revelación de la consciencia
autoinmolando
a querosén a los profetas
de la distopía.+

CIRCE MAIA / La cortina deja pasar la luz en bandas
y después se mueve y las bandas tiemblan.
La luz se vuelve tela.
Lo mismo en el follaje allá arriba
se ha puesto un cuerpo verde.
Y si te da en los ojos
se pone tu mirada
como un traje castaño.+