MAURO BAPTISTA VEDIA / En la Olimpiada, Novak había demostrado más de una vez estar, como se dice en Uruguay, “pasado de rosca”; demasiado concentrado, tenso, asertivo, en sus objetivos. En un artículo publicado en el número pasado de esta revista, definí al tenista serbio como un atleta mental, y describo como jugaba bien los puntos importantes, como hacía yoga y meditaba, como tenía una dieta vegetariana y sin gluten y una rutina de estar 24 horas por día concentrado en el objetivo de ser el mejor. Todo tiene un límite. Y la mente y, arriesgaría a decir, querido lector, el alma, del serbio, dijeron basta.+

MAURO BAPTISTA VEDIA / Voy a argumentar aquí en estas líneas porque Djokovic es para mí el más grande jugador de su generación. No de la historia, pues considero, igual que el mismo Novak, que comparar deportistas de épocas muy diferentes es algo bastante inútil, complejo y hasta deshonesto.+