ALDO MAZZUCCHELLI / El periodismo de horario central parte de una desventaja fatal. Cree que no existe vida inteligente o ciencia real más allá de los pseudo expertos que hacen el ridículo cada semana en estos programas, o las “autoridades nacionales” o, como dice Madrid, los “investigadores que existen en este país”. A Patricia Madrid se le confunde la ciencia con el himno nacional. +

RAFAEL BAYCE / Parecería que para Madrid solo hay democracia cuando los electos opinan lo que ella cree; y que las de los otros son errores; realmente, no parece entender nada de la importancia de las minorías y de los disensos para diferenciar a las democracias de los tota o autoritarismos, que parecen más próximos que la democracia a la personalidad e ideología política de Madrid+

DR. G. / El año 2020 (y lo que va del 2021) marca un hito, donde el pensamiento crítico quiso convertirse en la crítica del pensamiento, y el pensamiento complejo quiso simplificarse en dos trincheras separadas por una grieta de dicotomía reduccionista y fundamentalista, cancelatoria del diálogo imprescindible para hacer avanzar el conocimiento. +

CARLOS MIRA / Si el nuevo método de medición de contagios permite aumentar el número de casos, el gobierno dispondrá de la excusa perfecta para mantener o incluso profundizar las medidas de confinamiento, control de movimientos. Como ese era el plan original del kirchnerismo aun antes del coronavirus y con independencia de lo que ha ocurrido en el mundo a partir del invierno boreal, no es muy difícil concluir que utilizarán todas las oportunidades que el suceso les brinde para instrumentar sus objetivos. +

MARTÍN AGUIRRE / Lo que la sociedad en general, y los
políticos en particular no terminan de entender, es que la comunicación global hoy, a partir de la ruptura generada por las plataformas como
Facebook y Google es un verdadero mar revuelto. Donde ganan los
agitadores e inescrupulosos. Donde los que buscan trabajar con
responsabilidad, quedan a la deriva en un ecosistema que privilegia el
escándalo y el miedo. Donde sin medios fuertes que puedan bajar la pelota y ordenar el debate, las pasiones populares azuzadas desde las redes, potencian a los políticos “chantas” y a los fanáticos.+