El cuidado de las letras
ALMA BOLÓN / Salvo que se piense que la narración nunca debió incorporar, en su propia composición, las interrogaciones acerca de la autoría y de la temporalidad o acerca de la posibilidad de conocer la verdad de la historia que se cuenta —interrogaciones que solo puede realizar la narración en y gracias a la escritura—, deben rechazarse los puntos de vista que reivindican un estado aletrado, oral, salido de “la experiencia” o de “la vida”, como categorías casi religiosas, redentoras y reparadoras de la marca escrita.
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