De Cunégonde espectadora emancipada a Averroes filósofo sin palabras, pasando por el esclavo negro magisterial
ALMA BOLÓN / Así sucede como si, ante el silenciamiento de la milenaria discusión poética sobre el deseo, solo quedara el monólogo del deber ser de las cosas: monólogo del ventrílocuo en el que participan la barra de la corrección política y sus prescripciones y proscripciones eclesiástico-progresistas , y la barra lumpen, la que solo puede reaccionar a las prescripciones y las proscripciones ajenas, en permanente adaptación negativa al decir del ventrílocuo.
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