ANDREA GRILLO / En los versos de la Edda Poética que encabezan este ensayo, Odín se refiere a sus dos cuervos, Pensamiento y Memoria. Y Odín teme por la memoria más que por el pensamiento mismo. Porque sin memoria no hay pensamiento. Sin memoria no hay suelo, pertenencia, arraigo, historia, conexión ancestral, linealidad, asociación de ideas, aprendizaje, identidad. Antes de ser cualquier otra cosa, el hombre es lo que lo antecede. Es esa parte del destino que no puede modificar porque lo precedió, la firme trama de incesante hierro de Borges que, con suerte, tiene una hendidura para tejer el tapiz de la vida. Y cuando un hombre ya no está más con nosotros, sigue viviendo en nuestra memoria. Con cada recuerdo resignificamos la existencia.
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ANDREA GRILLO / Los niños, ¿están equipados psicológicamente y poseen suficiente experiencia de vida para decidir de manera definitiva que se identifican como hombres o como mujeres, o como ninguno de los dos? Y más aún, ¿pueden evaluar la agenda política que impulse o reprima ciertas prácticas que tienen gran poder en determinar su futuro, o el interés de algunos grupos farmacéuticos que obtienen ganancias millonarias por pacientes dependientes de por vida? +

ANDREA GRILLO / ¿cuál es el grado de distorsión que seremos capaces de aceptar antes de que esta latencia nos termine transformando en una especie de humanimaloides básicos, simplotes receptores de estímulos, creyentes de cualquier disparate, sojuzgados por cualquier poder político con control mediático, mascotas actuantes a control remoto? +

ANDREA GRILLO / Un conteo de la OMS a mayo de 2021 informaba de una sobremortalidad “hasta tres veces mayor a los decesos atribuidos al covid-19” por causas atribuidas a la pandemia. Sin embargo eso no impidió continuar con todas las medidas que habían probado ser inefectivas hasta principios del 2022, cuando, por una especie de acuerdo inescrutable, fueron levantadas en casi todos los países. +

ANDREA GRILLO / “¿Bajo qué condiciones una persona obedecería a una autoridad que le ordenara acciones que fueran contra su conciencia?”. “El conflicto surge cuando el hombre que recibe el shock comienza a indicar que está experimentando malestar. A los 75 voltios, el “alumno” gruñe [2]. A los 120 voltios se queja verbalmente; a los 150 demanda ser liberado del experimento. Sus protestas continúan a medida que los shocks aumentan, cada vez más vehementes y angustiantes. A los 285 voltios su respuesta solo puede ser descrita como un grito agonizante”+