POIESIS / 36
Por Gerardo Ciancio
La poesía de Roberto Mascaró oscila entre las fronteras del lenguaje poético según la tradición milenaria y las formas verbales de la antipoesía; entre las geografías múltiples de un exiliado político (y de un viajero frecuente) y de un uruguayo que no deja de representarse en su conciencia a su ciudad, a su tierra natal; entre el gesto serio y grave del poema y el dribling de humor y del sarcasmo; entre las culturas y los paisajes nórdicas y las formas culturales de América Latina; entre el verso y el poema en prosa; entre la experimentación y la larga estirpe del verso libre o del revisitado haiku; entre el fragmento, la miniatura y el texto extenso, por momentos torrencial.
Un discurso poético que no se fija, que no se mantiene en detención, que no “engorda” debido a su insistente ejercitar con los diversos recursos y repertorios de la lengua y del género. La poesía se acerca a “un desgarrón súbito, paseo por la cuerda floja de la perecedera y continua masa de las palabras” como ha escrito el poeta en alguna oportunidad.
Como es sabido, Mascaró ha cultivado, y continúa haciéndolo, la traducción de la obra de diversos poetas de lengua inglesa, sueca, noruega, etc. Ese trabajo de traslación de sentidos, giros, sintaxis y juegos fonéticos, en fin, de reinvención y escritura poética, ha marcado un ida y vuelta con su propia producción lírica, la ha fortalecido y enriquecido.
Estamos frente a la obra de un poeta clásico de la contemporaneidad; original, provocador, siempre situado frente al abismo del riesgo creativo. Un poeta comprometido con su tiempo, su gente, con el ambiente, la justicia social y, especialmente, con el lenguaje y con la belleza.
(vallejo) ayer me despertaba enormemente en ninguna parte absolutamente rodeado un desquehacer subía de las cosa que no estaban allí no desrodeaba alguna cosa que no quise a veces y alguna cosa que quiero un poco y nada arrojé palabras a un rostro desconocido para comprar un diario o una entrada con calor o con frío medulares hoy grandemente nostalgeo un plátano, una ventan, una nuez, un perro, etc, y todo lo demás De Estacionario, p. 14 oh ciudad 1 la soledad de un tren a medianoche la comunicación (murmullo) más corriente aquí en el silencio 2 ciudad donde tengo que sentir lo que otros sentirían donde veo lo que otros verían si estuviesen 3 ah ciudad entre el cloqueo del finlandés y el rasguño del árabe aquí voy con mis huesos De Estacionario, p. 24 Bar “del Control” Podrían no estar. El aire no pediría sus cuerpos ni notaría su falta. Lo mismo que no estar. Flecos de ropa, carne que cuelga, manos que son raíces, árboles: podrían ser vegetal, madera; nadie lo notaría. Rostros pasan. No miran. El banco o bosque a veces oscila levemente , uno de ellos se mueve, inclina un poco más la cabeza. Podrían no ser. Nada si no estuvieran. Como si fueran otra cosa: bojetos, trastos, trozos. Nadie los mira. Pasan y vuelven a pasar. Presurosos, tanquilos, fumadores. Nada si no estuvieran. No veríamos huecos en el aire. De Chatarra/ Campos, pp. 21-22 Pantalla (Ahora sabemos: la materia gris no es gris sino blanca y rosada y se ubica exactamente junto al ángulo que forman el frontal y el parietal; tiene forma cónica y descansa sobre el pasto raído del basural junto al pelo del hombre que yace y parece dormido después de una borrachera alegra). De Chatarra/ Campos, p. 43 8 asombros de la nieve 1 la sombra móvil de la nueve sobre la – ya suelo- nieve caída 2 avanza despeinándose remolinenate embudo líquido espiral abriéndose hacia los costados del ómnibus en marcha (dos motores encienden todavía) 3 (en caída) pájaros inmutables - grajos, urracas- se balancean entre una casa y otra entran y salen del marco de la ventana (llueve espuma rápida) 4 (en caída vertical) suspendida silenciosa blanca nunca del todo palpable golpea a veces la ventana tiernamente violenta (muerte, sin embargo) 5 (en caída casi vertical) la tormenta de espuma avanza implacable desde témpanos-nubes hacia la lejanía del suelo 6 amiga de la noche ártica besa a su contrario y muere vino para que la sobreviviésemos 7 (iluminada) bajo la luz eléctrica o no, el aguanieve es bella. Bella. Tiene ojos pero sin pestañas como los de la que quiero. Quiero. 8 (cayendo sobre hojas secas) susurra sobre hojas secas, rojas casi como lluvia De Asombros de la nieve, pp. 27-30 Fuegos fatuos I Un lampo aparece en medio de una nieve semiderretida. Solitario. Desaparece como un relámpago. II Quiero un amor de los años 70, de la época en que los hippies rodeaban los amores, un amor charlesbronsoniano, un amor de mesa de billar, de taco de juego de billar. III La ciudad está frente al bosque. El bosque linda con la ciudad. Como el día ha sido claro, las siluetas de los altos pinos están contra el resplandor rojo violeta del cielo. IV En la casa chilena, tomamos té y escribimos a cualquier hora, a intervalos. V Se ha construído un barco con la mitad de un tanque de combustible. Un barco en el cual caben 10 pasajeros. Su capitán, creo, es un noruego llamado Elqui. VI Un barco posee su casco, su quilla y su interior. (El timón ha sido hecho con trozos de acero de deshecho). Pero el motor, las bombas, las baterías, la radio, están aún empaquetados, dispersos por la bodega. Eso quiere decir que el barco flota, pero no navega. Se balancea en el mar, se moja, pero no vibra. Se desliza sobre las olas que golpean (clic clic) el flanco, pero no ronronea ni avanza. De Gueto, pp. 17-18 Asunto crucial I Las calles - todas las calles - tienen aspecto de autopistas. La habitación está en medio de las calles. El que duerme es atravesado por trayectorias de autos, toda la noche. Despierta con la memoria de viajes nocturnos que nunca ha hecho. II Un escribidor con otro se comunican a través de antenas ocultas en sus plumas. El uno duerme, el otro atraviesa un desierto. El uno escribe, el otro traduce sin conocer el texto original. De Gueto, pp. 17-18 Campo abierto (fragmento) Entonces vi, me dije vives, te mueves, bailas, cuando bailas es como si bailase lo otro que no es tú, algo nuevo nace, mientras levitas en la luz, el aire muy tenso, definitiva, muerta (¿por qué?), bailas y bailas, m’hijita, esplada recta y gallarda de machito, el aire marino que entra por una ventana, eso, bailas y bailas y bailas y bailas, espalda, espaldas, costas, bella, pero como estropeado por una vida de disipación, le silence, es hecho que estás definitivamente detenida, algo muerta y descompuesta, posando mis labios en el vello sedoso de la base de tu cuello, frenesí, magia, eso eso, microorganismos, sin cesar, para siempre, mientras te miran, aún no maquillada por los mortuorios, todo el tiempo, hombres de belleza deslumbrante, casi viva, apenas entrando en la descomposición, tus besos al viento lanzados desde las cuatro plataformas cardinales, perpetuo cambio, eeeeso, aunque nos miran, nos están mirando, tu pelo casi rojo y casi negro, envaselinados, el viento marino, brisa marina, se entretienen en comer a horas fijas, éxtasis eterno y tu espalda, morena casi rubia, y tus pies indios, éxtasis, renacuajos, españoles, el aire podrido de olor de algas de la costa, clímax móvil, y tus ojos abiertos como una poza azul en mitad del desierto, destellos, tu mirada panorámica a la que digo kom in!, entra, nos miran otra vez, tus rodillas redondas que me sostienen sobre tu espinazo deslgo, inmóvil, de una hermosura como resplandeciente, el chico, tus manos que trazan el rumbo del sonido de la pista, brise marine, la pista en la que así es como bailas y bailas, no hay apuro, así así, no me acuerdo, no recuerdo bien, tu pelo color de vino antiguo, carey, azabache, no estoy seguro, desde su yeso ético nos miran, nos señalan, pero bailas y bailas, Jehová es mi pastor, desde sus fauces despiden un fuego fatuo, te apoyas en mi pecho, sonríen, tienen muy ajustadas sus ropas a los cuerpos, toco tu pelo rojo que se deliza como la más fina seda pensable entre mis yemas, en su infancia consideraba original a su propia madre, el tiempo apremia, se balancean levemente en sus sillines, los antebrazos blancos, la ajorca resplandeciente sobre la garganta desnuda, no soy nada, pececillos, están muy pero muy acomodados los individuos, la tez del vientre, los muy señorones, solía ser uruguayo, sentados, pero bailas, despatarrados a medias sobre sus jumentos, sobre sus mementos poblados de mumurios, cadencias cuasi tropicales, murmurios de una noche de verano en que todas las estrellas estaban brillando sobre el mundo, allá en el firmamento [...]” De Öppet fält - Campo abierto, pp. 27-28 Tango de lejanía de Montevideo Tal vez para acercarme a vos deba andar porfiadamente lejos, perdido entre galaxias ayer inexistentes, extrañando cada baldosa y claraboya que tu galería de malvones sostiene. Tus árboles y su rumor son el consuelo que llega a cada paso que doy por tus callecitas en penumbra donde los chiquilines se hacen todas las promesas del mundo. El mar, el río y el monte se juntaron en un paisaje cobre que veo frente a mí cada vez que ando lejos. De Montevideo cruel. Tangos (1997-2003), p. 17 Tango de un pequeño exilio Ya soy dueño de alguna de tus calles y en muy pocos boliches me dan fiado. Mas, ¿quién se entera de esto? Tan solo yo lo sé y lo voy callando. Cada día es una verdad nueva. Y cada hora una nueva mentira. De Montevideo cruel. Tangos (1997-2003), p. 35 Hotel Plaza Antigua, El Salvador Aves raudas que pasan sobre nuestra cabeza y la torcaza suena como en casa. El resto son crujidos de palmeras. Una luna raída aparece de día congelada en el aire (¿como escarcha en el ron?) algo tropical de esta primavera. De esta primavera, que ni chapines, guanacos ni catrachos la reconozcan, allí está ella: en la rosa reciente, tan rotundas; en las fugaces golondrinas y el jazmín del país. De Nómade Apátrida, p. 82 Arte poética Lo lindo es decir cosas que provoquen cosas que provoquen que provoquen que provoquen cosas De Nómade Apátrida, p. 56 Jaicu allongée Exquisitos tres grados bajo cero. Estanque congelado. Aves felices. De Nómade Apátrida, p. 65 Letonia Me parece suficiente con ponerse a escribir cosas de cara a la nada o al universo o a Dios – que es un acto de extrema soledad, un acto de riesgo – como para que también y al mismo tiempo uno elija ser un escritor solitario. De Utopías, p. 7 Vampiria cuelgan inversos, embozados en su falda nocturnia. No cesan nunca de amortizar sus pagarés con una lengua cárdena. De Utopías, p. 12 Vislumbria Aquí en este cuaderno solio aquí en este eco dudosio aquí en este silencio la patria. De Utopías, p. 39 Tango del Apocaliptus oriental (fragmento) En el verano rumbearemos al mar. A ese mar mentiroso que es un río, el río camaleón que nos da nombre, el que trae toninas, noctilucas; ese río de pájaros con sabor a oceáno, que igual viene mojando nuestra mejor arena. Todo será sencillo y tan charrúa, tan chaná masacrado, tan guaraní, arachán, tan Frutos genocidas, aniquilado por aquel cruel imperio que difundiese la cocina española hasta el Río de la Plata, edén muy bravo, especialista en platos de la casa: restaurante Juan Díaz de Solís, menú del día, menú de medianoche, perdidos en la nieve y la ventisca años después, y orgullosos de ser parte de nuestra especie humana. El país natural depredador, el tigre en el flotante camalote hace un guiño a la pastera UPM, entonces el fulano se distrae y un golazo de Edinson Roberto Cavani. De Tango del Apocaliptus oriental, p. 14 Tundra helada, larga página en blanco interminable. El frío muerde. Granizo en las veredas.Perro que juega. Cuerpo, caballo mío, descansa, suave destino humano. De desnudarse, hora de desnudarse, pedales Ginsberg. Dice ese cuervo: ¡oh qué ducha gloriosa bajo aguanieve! Todo poema, toda idea, todo es botella al mar. De Bonsái 2021. Jaicús criollos

Roberto Mascaró nació en Montevideo el 12 de diciembre de 1948.
Ha publicado:
Estacionario, Nordan, Estocolmo, 1983. Aquí citado en la edición: Estacionario, Montevideo, Solazul ediciones, Postal de Poesía, 2019.
Chatarra/Campos, Siesta, Colección Tinta Azul, Estocolmo, 1984.
Asombros de la nieve, Siesta, Estocolmo, 1984. Aquí citado en la edición: Asombros de la nieve, Montevideo, Solazul ediciones, Postal de Poesía, 2019.
Fält (Campos) (poemas en versión sueca de Hans Bergqvist), Fripress, Estocolmo, 1986.
Mar, escobas (plaqueta), Ediciones de Uno, Montevideo, 1987. Contiene el poema “Mar” de 1983.
Södra Korset/ Cruz del Sur, Siesta, Estocolmo, 1987.
Gueto (poemas), Vintén Editor, Montevideo, 1991.
Öppet fält / Campo abierto, Siesta, Malmö, 1998.
Campo de fuego, Aymara, Montevideo, 2000 (Premio Internacional de Poesía Ciudad de Medellín 2002)
Montevideo cruel. Tangos (1997-2003), Ediciones Imaginarias, Montevideo, 2003.
Un río de pájaros, Fondo Editorial EAFIT, Medellín, Colombia, 2004.
Asombros de la nieve (antología), La Liebre Libre, Venezuela, 2004.
Viendo caer la lluvia de una ventana azul, Tegucigalpa, 2012.
Nómade Apátrida, Catapulta, Bogotá, 2012.
Utopías, Montevideo, Solazul ediciones, Postal de Poesía, 2018.
Tango del Apocaliptus oriental, Montevideo, Solazul ediciones, Postal de Poesía, 2019.
Bonsái 2021. Jaicús criollos, Montevideo, Solazul ediciones, Postal de Poesía, 2021.