Dr. Wolfgang Wodarg

Doctor en Medicina en 1973, y PhD en la misma disciplina en 1974 por la Universidad de Hamburgo. Desde 1983 ha sido el oficial de Salud Pública (Amtsarzt) en el Departamento de Salud de Flensburg, del cual se convirtió en Director durante esa misma década.[3] Wolfgang Wodarg es profesor de la Universidad de Flensburg.

En su cargo como Jefe de la Asamblea Parlamentaria del Consejo Europeo para la Salud, el 18 de diciembre de 2009, inició una investigación por la influencia indebida ejercida por compañías farmacéuticas sobre la OMS en el caso de la campaña global de gripe H1N1.

Es miembro del SPD, Partido Socialdemócrata Alemán.

“Me gustaría decirles algo acerca de la epidemia de coronavirus que supuestamente estamos pasando.

Al principio pensé que la agitación se iba a disipar sola, pero ha crecido tanto, que finalmente vamos a tener que echar una mirada más detallada sobre el asunto. 

He trabajado como médico, y conduje un departamento de salud, tuve mi propio sistema de seguimiento de las enfermedades rotuladas genéricamente como gripes. Y cada año he observado cuánta gente se enferma, en un área de 150.000 habitantes. 

Cada nuevo año, en el mundo, tenemos nuevos tipos de virus, puesto que los virus deben cambiarse a sí mismos, mutar. Si los mismos virus viniesen año a año, nuestro sistema inmune los identificaría, de modo que no podrían enfermarnos, o multiplicarse, que es lo que ellos quieren. 

De modo que deben cambiar un poquito, regularmente, y es por eso que tenemos variantes nuevas de virus cada año. Hay aproximadamente unos 100 distintos tipos de virus que están cambiando constantemente. Hasta ahora, nunca nos preocupó en realidad qué virus exactamente causa esta gripe, o enfermedad, o como usted quiera llamarle. 

Pero sí se han hecho investigaciones durante muchos años, en Glasgow. Allí han intentado emplear los tests disponibles—esto significa que no analizaron los 100 tipos de virus, sino solo aquellos para los cuales tenían tests disponibles. O sea que buscaron entre unos 8 o 10 virus diferentes, y los coronavirus siempre fueron parte de ellos.

Estos son los resultados de Glasgow. Empezando en 2005 y hasta 2013, ellos investigaron cuáles virus están presentes en las enfermedades respiratorias. Y estas columnas coloreadas son los virus. La parte verde refiere al coronavirus, que siempre es parte de la mezcla. 

Los coronavirus normalmente son entre un 7% y un 15%, quizá de un 5% a un 14%. Siempre cambia un poco. 

Por lo tanto, es totalmente normal que una gran parte de los virus sean coronavirus. 

Entonces, pasa lo siguiente. En Wuhan está el laboratorio más grandes sobre salud viral en toda China. Por tanto, allí hay una cantidad de expertos en el tema, estudiándolo en la práctica todo el día. Wuhan es una gran ciudad, con 11 millones de habitantes, grandes hospitales, grandes unidades de cuidados intensivos. Siempre tienen gente en respiradores, gente con neumonía. Centenares de ellos. 

Ellos hicieron tests con unos pocos pacientes, menos de 50. Buscaron los virus que tenían, examinaron su ARN en el laboratorio, y encontraron un tipo nuevo. Esto les llamó la atención. 

Cuando un virólogo encuentra algo de este tipo, lo pone en una base de datos global, y esta base de datos es accesible para científicos de todo el mundo. En Berlín, por ejemplo. En Berlín, registraron y compararon esta nueva entrada, e intentaron crear un test, para detectar esta nueva variante de coronavirus. 

Luego de ello, Mr Drosten remitió un nuevo protocolo a la OMS, y logró que se lo admitieran en tiempo record. Normalmente, puesto que un test es considerado un producto médico, tiene que ser validado. Esto significa que debe ser probado de modo realmente preciso. ¿Qué es lo que dice en realidad este test? ¿Qué es lo que mide? El test en cuestión es un test de uso interno desarrollado en la Charité-clinic.

Pero puesto que no había ningún test validado y aprobado, y debido al pánico que apareció, se decidió simplemente usar este test en todas partes. Y fue así que Mr. Drosten proveyó el test. 

Por supuesto, los virólogos no pueden decir si este virus es peligroso o no. Lo único que pueden decir es “este es distinto a los otros”, o “tenemos un test para este”… Pero, ¿es peligroso este virus, Mr. Drosten? ¿Cómo se supone que él lo podría saber? Él necesitaría más datos epidemiológicos, basados en observaciones de cuán enferma está la gente. En cuánto tiempo sana. ¿Hay menos víctimas que antes? 

Es por eso que es importante examinar los datos de años anteriores para compararlos. Mirar la tasa de mortalidad para saber cuánta gente moría del virus. De modo que, al investigar sobre un virus específico, por ejemplo el coronavirus, uno puede examinar la población total. Lo que usted encontrará es que, presumiblemente entre un 8% a 10% de la población contraerá algún tipo de virus, que la enfermará. 

Pero si usted examina las prácticas médicas, y hace sus tests allí, para determinar quién está enfermo, entonces por supuesto usted va a obtener muchos más tests positivos. Y si usted examina los hospitales, tomando sus muestras allí, entonces usted va a encontrar mucha más gente infectada de corona. 

Es decir, dependiendo de qué porcentaje de la población usted examine, dependiendo de si es toda la población, si es la gente en la sala de espera, si es la gente en una clínica, o si usted examina a pacientes gravemente enfermos que están a punto de morir en un CTI, usted encontrará este 7 a 15% de coronavirus cada vez que haga un test. 

Ahora, si es que mueren de coronavirus o de otros virus teniendo también coronavirus, eso no se puede determinar con este test. De modo que cuando se mira la tasa de mortalidad en Italia, lo que usted tiene que saber es dónde fueron hechos los test. Dónde, y cómo, es que se usaron estos pocos tests disponibles. Si fueron usados en un hospital y aplicados a gente seriamente, o terminalmente enferma, entonces obviamente la tasa de mortalidad por coronavirus subirá. Dará la apariencia de ser alta, debido al grupo específico que ha sido examinado. 

La letalidad, la letalidad específica de una enfermedad determinada, refiere al porcentaje de muertes entre la gente infectada con esa enfermedad. Y en relación a la enfermedad respiratora aguda estacional, conocida comúnmente como “gripe”, hay una mortalidad del 0.1%. Que es ya el máximo. Eso significa que uno cada mil habitantes que se agarren la gripe, mueren cada invierno. 

De modo que ahora lo que tenemos que ver es si este número subió debido al coronavirus. La asunción, para Alemania, es que hay 20.000 o 30.000 muertes más que sin la gripe. A esto se le  llama “exceso de mortalidad”. 

De modo que ahora sabemos que los coronavirus siempre representan entre un 5% y un 14% de todos los virus presentes en la gripe. Asumamos que es un 10%. 

Asumamos también que, en los años anteriores, testeamos a todos los pacientes seriamente enfermos en los hospitales para reconocer si tenían coronavirus —lo que, por supuesto, no hicimos. Habríamos esperado encontrar de 2000 a 3000 personas muriendo de gripe cada año, y que también tenían el coronavirus. 

Y todavía estamos lejísimo de esos números. [[NdeT: al día 24 de marzo, en Alemania se imputaron 186 muertes en total al coronavirus]]

Aparentemente, lo que está ocurriendo es que los virólogos han creado algo muy sensacional. Y con su creación, impresionaron de veras al gobierno chino. El gobierno chino creó un escándalo realmente grande al respecto. De golpe, esto se volvió algo políticamente muy importante, que excedió completamente el marco virológico. De apuro se instalaron cámaras de reconocimiento facial por todas partes en los aeropuertos, y se empezó a medir la fiebre. El termómetro clínico controló el tráfico en las calles de China. Y todo esto se volvió tan importante, que tuvo consecuencias internacionales. 

Los políticos se vieron obligados a responder a ello. A tomar postura. Y ahí entraron los virólogos de nuevo a escena. Los gobiernos le preguntaron a sus virólogos oficiales, y éstos confirmaron que se trataba de algo a tomar con mucho cuidado. Y propusieron desarrollar tests para medir el virus, como en China. 

Alrededor de esto se fue tejiendo algo, una red de informaciones y opiniones se desarrolló en ciertos grupos de expertos, y los políticos empezaron a escuchar a estos grupos de expertos, que son los que inicialmente crearon todo esto. Y éstos realmente absorbieron lo que se decía en esta red de opiniones, y comenzaron a moverse con ella. 

Esto llevó a los políticos, que ahora simplemente están confiando en estos argumentos, mientras los usan para evaluar quién debe ser ayudado, determinar medidas de seguridad, o qué debe ser permitido y qué no. Todas esas decisiones simplemente han derivado de aquellos argumentos. 

Lo que significa que ahora va a ser muy muy difícil para que los críticos digan “Un momento. No está pasando nada”. 

Y esto me hace acordar al cuento del rey que estaba desnudo. Y solo el niño pequeño fue capaz de decir “Pero, está desnudo!”. Todos los demás de la corte, rodeando al rey y pidiéndole consejo al gobierno porque no sabían qué hacer por sí mismos, todos se pusieron a jugar el juego, y contribuyeron al barullo. 

Del mismo modo, los políticos están siendo seducidos por muchos científicos. Científicos que necesitan volverse importantes para los políticos, porque precisan dinero para sus instituciones. Científicos que simplemente van con la corriente, y quieren también su parte… “¡Nosotros también podemos ayudar!” “¡Diseñamos este app!” “¡Tenemos un programa para esto!”. 

Tanta gente que dice “nosotros queremos ayudar también!”, porque quieren ganar dinero con esto, y volverse importantes. 

Y lo que está faltando en este momento es un modo racional de examinar las cosas. Debemos hacer preguntas del tipo: “¿cómo determinó usted que el virus es peligroso?”, “¿Qué tanto lo era antes?”, “¿No pasó lo mismo el año pasado?”, “¿es siquiera algo nuevo?”. Eso no está pasando. Y el rey está desnudo.”