POLÍTICA

Por Horacio Bernardo

El problema técnico fundamental de los debates actuales en el Uruguay

Se escucha reiteradamente que los debates políticos actuales en el Uruguay no son debates. Esto suele venir acompañado de algunas de las siguientes preguntas: ¿por qué los debatientes no se contestan entre sí?, o, ¿por qué lo hacen solo en momentos puntuales? o ¿por qué parecen discursos preparados en paralelo, en lugar de verdaderos intercambios de ideas?  

Suele pensarse que se debe a opciones estratégicas o políticas, puesto que ambas partes buscan el menor riesgo. Sin embargo, este no es el problema de fondo. Antes que cuestiones de conveniencia, el asunto central está relacionado con un problema técnico básico en el propio planteo del debate. Si se resolviera este aspecto, la ciudadanía ganaría elementos de juicio al observar un rico intercambio de argumentos y, asimismo, el debate seguiría siendo atractivo estratégicamente para los políticos debatientes.

Hablaré basándome en mi experiencia como Profesor de Argumentación de la Facultad de Información y Comunicación de la UdelaR y como Coordinador del Torneo Nacional de Debate de la ANEP, posiciones que me han permitido tener experiencias tanto en la introducción, adaptación y puesta en práctica de varios formatos de debate, considerándolos desde la perspectiva educativa y conceptual. 1 Estas perspectivas mostrarán otra arista de la perspectiva política. 

En términos generales, para que exista un debate debe existir, como mínimo, una diferencia entre puntos de vista. Si bien estos puntos de vista se enmarcan dentro de un tema, no es éste el que dispara la diferencia de opinión, sino una proposición (o una moción) que abre la controversia. Por ejemplo, mientras un tema es “La LUC y la seguridad pública”, una moción es “Los defensores del NO, sostenemos que la LUC otorga mayores garantías en términos de seguridad pública”. Es esta última (y no el tema) la que permite presentar dos puntos de vista contrapuestos, a partir de los cuales es posible argumentar, debatir, y pedir que se modifique o no los 135 artículos.

La teoría pragmadialéctica de la argumentación (una de las más influyentes hoy en día), pone al concepto de “puntos de vista” en la propia definición de argumentación. Señala que “La argumentación es una actividad verbal, social y racional que apunta a convencer a un crítico razonable de la aceptabilidad de un punto de vista” 2 Asimismo, en términos prácticos señala que “el propósito de la argumentación es siempre defender un punto de vista. Si el punto de vista es positivo, la defensa consiste en la justificación de la proposición a la que se refiere. (…) Si la argumentación es empleada para defender un punto de vista negativo, entonces se trata de una refutación de la proposición.” 3 

Para que un debate sea claramente un intercambio de argumentos, debe saberse sobre qué moción (o proposición) deberán poner sus distintos puntos de vista los debatientes. Esto no ha sucedido en los debates políticos que hemos visto recientemente en nuestro país y por eso no ha habido un intercambio de argumentos fluido. En el caso del último debate entre los senadores Oscar Andrade y Guido Manini Ríos, por ejemplo, apenas vimos réplicas y contrarréplicas en dos ocasiones: cuando se discutió si la cátedra unánimemente rechazaba la LUC en materia de seguridad, o si era adecuado escoger el ejemplo de una mujer embarazada para ejemplificar el tema de la LUC y la vivienda. Luego de eso, poco más. 

La razón de este escaso intercambio dialéctico se debe a que se ha planteado debates sobre temas y no sobre mociones. El error ha consistido en creer que el tema por sí mismo guiará un intercambio de argumentos, cuando esto solo sucede si partimos de mociones (o proposiciones). Veamos el tema con mayor profundidad. 

Un tema es un asunto que puede ser general o específico. (ejemplo: “la LUC y la vivienda”). Quien desarrolla un tema, elabora una explicación. En consecuencia, el propio formato lleva al orador hacia la disertación, a desarrollar su alocución como si estuviese dando una clase o una conferencia. 

Una moción (o una proposición) es una afirmación controvertida sobre la cual puede adoptarse, al menos, dos puntos de vista diferentes. (ejemplo de moción es: Los defensores del SÍ creemos que la LUC perjudica a las personas que no tienen garantía de alquiler”) Quien desarrolla una moción, elabora una argumentación con vistas a lograr que un pedido tenga efectos (en el ejemplo, la derogación de la  LUC). En consecuencia, el propio formato lleva al orador hacia la defensa o rechazo parcial o total de la moción, a defender su punto de vista tomando posición.

En ese sentido, cuando se plantea un tema sin más, se alienta los discursos paralelos sin demasiado intercambio. Por otra parte, cuando se plantea discutir sobre mociones, se alienta los intercambios de puntos de vista. 

Los debates actuales podrán convertirse en verdaderos intercambios de argumentos si se pasase a debatir sobre mociones y no sobre temas. 

Propuesta de cambio: debatir sobre mociones y no sobre temas

Volvamos al ejemplo más reciente en el Uruguay, al que ya hemos aludido. En el debate entre Andrade y Manini, los debatientes eligieron cuatro temas en torno a la LUC: seguridad pública, vivienda, educación y relaciones laborales. Si bien la ciudadanía sabe perfectamente que habrá dos posiciones, las mismas no están explicitadas como tales en el formato de debate, razón por la cual no se hace explícito el foco controversial. 

No se está a favor o en contra de un tema plantado como tal; por ejemplo sobre “la LUC y la educación” sin más. En todo caso, se está a favor o en contra de determinada afirmación controversial vinculada al tema. Si en lugar de un tema, se hubiese planteado una moción, el asunto habría sido más claro. Desde las filas del NO podría haberse propuesto la siguiente: “Los defensores del NO sostenemos que la LUC fortalece la educación pública.  O, si la moción se hubiese propuesto desde las filas del SÍ podría ser la siguiente: “Los defensores del SÍ sostenemos que la LUC debilita la educación pública. 4 

Nótese que para un mismo tema, es posible plantear incluso una gran variedad de mociones, lo cual permite enfocar el debate sobre aspectos de especial interés. Por otra parte, plantear mociones en lugar de temas tiene como gran ventaja adicional que la propia moción funciona como moderadora del debate.

Los debatientes deberán concentrarse en ella y no en cualquier otro aspecto. La moción estructura y orienta toda la maquinaria discursiva, lo cual favorece la argumentación, el diálogo cruzado y minimiza la posibilidad de digresiones improcedentes. 

Para observar cómo opera lo anterior en la práctica, tomaremos un formato como ejemplo de aplicación a partir de dos mociones. Comenzaremos con un ejemplo de moción que podrían haber planteado los defensores del NO.

Formato de debate a partir de una moción: ejemplo comenzando con la posición del NO

Establezcamos el caso en el que la ronda de debate comienza con el debatiente por el NO con la siguiente moción: “Los defensores del NO sostenemos que la LUC fortalece la educación pública. 5 

Planteada la moción, la dinámica se abre en torno a una controversia: o bien la LUC fortalece la educación pública o bien no lo hace. Estudiemos la dinámica de esta moción a partir de un posible formato de cuatro rondas y 18 minutos de duración en total.

La primera ronda comienza con el orador proponente (por el NO) defendiendo la moción durante 4 minutos. En ese tiempo deberá presentar los datos del contexto y desarrollar, al menos, dos argumentos. Por ejemplo: 1) La LUC fortalece la educación pública porque la nueva gobernanza mejora la toma de decisiones y 2) La LUC fortalece la educación pública porque fortalece la autonomía de los centros educativos. 

Una vez cumplido el tiempo, el orador oponente (por el SÍ) deberá realizar dos acciones: intentar refutar los argumentos presentados por la otra parte e introducir dos argumentos que defiendan su postura. Por ejemplo 1) la LUC no fortalece la educación pública porque no contempla a los docentes y 2) la LUC no fortalece la educación pública sino que la debilita, porque privilegia al sector privado. 

Con este mecanismo, en la primera ronda ya quedan planteados cuatro argumentos y las primeras refutaciones.

La segunda ronda es más breve (2 minutos) puesto que las posiciones y los temas ya están planteados. El orador proponente, en su nueva intervención, intentará refutar los argumentos de su oponente, reforzar los que ya ha presentado y podrá introducir un argumento más. El mismo procedimiento realizará a continuación el orador oponente. De este modo, se cierra la segunda ronda.

Nótese que el planteo de la moción junto con el formato lleva a los debatientes a tener que centrarse en defender y refutar argumentos. Al ser más claro el planteo, ahora la ciudadanía entiende el objeto del debate y si algún argumento no ha sido suficientemente refutado por la otra parte. Esto obliga a los debatientes a no dejar cabos sueltos. La ciudadanía gana al escuchar, ahora sí, una confrontación de argumentos.

La tercera ronda, también de 2 minutos, ofrece a los debatientes la posibilidad de reforzar sus argumentos y sus refutaciones, con la condición expresa de no introducir ningún otro argumento adicional. 

Finalmente, la ronda de cierre, de 1 minuto, ofrece la posibilidad a los debatientes de hacer una síntesis.

A continuación se ofrece un esquema de toda la dinámica.

Formato de debate a partir de una moción: ejemplo comenzando con la posición del Sí

Si todas las rondas comenzasen por el debatiente por el NO, el debate en su conjunto sería desequilibrado. El inicio deberá repartirse por partes iguales. En consecuencia, pongamos por caso la siguiente moción: “Los defensores del SÍ sostenemos que laLUC plantea condiciones de vivienda que perjudican a los más débiles

La mecánica del debate es idéntica a la ya descripta para el caso anterior. La diferencia es que, en este caso, el planteo de la moción y el inicio del debate corren por cuenta de los defensores del SÍ. 

Más abajo se adjunta un esquema de la dinámica.

Debatir sobre mociones: ganancia para los debatientes y para la ciudadanía

Si bien el formato del debate (cantidad de rondas, duración, etc.) es variable, el tema de fondo, insistimos, está en dar un giro al planteo de los debates políticos, el cual consiste en estructurarlos en función de mociones y no de temas. Para mostrar lo anterior con más claridad, tomemos como ejemplo los temas elegidos en el debate entre Andrade y Manini y transformémoslos para ver cómo podrían haber operado como mociones. Un ejemplo de ello se encuentra en el siguiente cuadro.

En el caso hipotético de debatir mociones, el debatiente por el NO habría elegido las correspondientes a seguridad y educación, y el debatiente por el SÍ las correspondientes a vivienda y relaciones laborales. Desde el punto de vista estratégico el planteo resulta equitativo para ambos, por lo que es razonable suponer que podrían asumir el cambio.

Asimismo, desde el punto de vista de la ciudadanía, cada moción brindará no solo mayores datos sobre aspectos clave, sino que también permitirá observar el intercambio dialéctico, las réplicas y contrarréplicas. Debe tenerse en cuenta que este intercambio es clave, pues es lo único nuevo que aporta un debate en comparación con cualquier otra fuente de información. 

Finalmente, a partir de mociones puede lograrse un debate de calidad en un tiempo breve, lo cual también permite que un intercambio rico pueda ser efectuado con la agilidad que insumen los tiempos de la televisión.

En definitiva, fortalecer los debates planteándolos con base en mociones en lugar de temas, contribuirá a fortalecer nuestra democracia.


Referencias

1 Si bien existe una abundante variedad de formatos de debates políticos, es importante considerar que también existen experiencias de torneos mundiales de debate que provinenen del ámbito educativo y que plantean ideas muy interesantes. Estos proponen pautas muy claras, ya que se realizan con un doble propósito, educativo e informativo. En consecuencia, su objetivo es que suceda el intercambio de argumentos y que estos queden claros para el público de deberá juzgar esas instancias. Dos ejemplos son el modelo de formato de Torneo Mundial WSDC (World Schools Debating Championships) o el formato de debate Parlamento Británico.

2  Van Eemeren, F. y otros, Argumentaciòn. Anàlisis, evaluación, presentación. Buenos Aires, Biblos, 2006, p. 17

3  Op. cit., p. 45

4  No será indiferente si inicia el debatiente que defiende el SÍ o el NO y eso dependerá del pacto equitativo que realicen los debatientes al elegir mociones.

5  Para este ejemplo, estamos partiendo de la base de que el debatiente lo hace en nombre de todos los partidos que defienden la posición. Si, por ejemplo, como en el caso de Manini, lo hiciera por parte de un partido político, específico, la moción no debería ser en nombre de los defensores del NO, sino de los representantes de Cabildo Abierto. Sea de uno u otro modo, no modifica el esquema que se está desarrollando en este trabajo.