POIESIS / 51
Por Selva Casal
A Pablo Thiago Rocca:
Querido poeta, Virginia me trajo tu “Bicicleta etrusca” pero yo estaba dormida, cuando desperté comprendí que habías estado siglos esperándome “porque todavía un viaje más largo nos espera”, pero qué viaje es ese no lo sé.
Querido Thiago “la bicicleta etrusca en el descanso de piedra del zaguán olvidado” también llegó a mi corazón lugar donde todas las cosas suceden, suelen perderse pero no para siempre. Yo me apodero secretamente de las cosas que me llegan y amo.
Hay un aire secreto, fantasmal en tus poemas, me aventuro a decir que estos poemas personalísimos escalan un cielo muy íntimo donde todas las bicicletas del mundo resucitan extrañamente.
Querido Thiago, las bicicletas también pasan para poder ser recordadas, como los pájaros, como nosotros mismos, como todo.
En Solymar yo andaba en bicicleta atravesando bosques llevaba a Virginia, casi al amanecer a la escuela íbamos atravesando bosques y charcos cuajados de rocío y todos los cielos se rendían a nuestro paso.
También nos acompañaba un perro negro que solía quedarse con ella en la escuela y no había quien lo pudiera sacar del aula porque “él quería aprender a escribir”. A escribir no se aprende. Se sabe o no se sabe. En tu libro me gustó todo, el título, los poemas, las ilustraciones.
Un buen libro es siempre un misterio.
Y el tuyo lo es. Por eso y mucho más te felicita, te quiere y admira.
(firma: Selva Casal, Montevideo el 23 de diciembre de 2014).
Ancestría } apostillas a La bicicleta etrusca { 1. la piragua de pronto es martes y no miércoles ni siquiera otro martes el tiempo es una piragua que resbala sobre un agua dura y nada sé nada soy nada tengo salvo el relámpago en que me consumo soy un estado entre lúcido y sonámbulo inducido por el solo aire y por el solo martes eso y el agua quieta que se triza y esparce (Montevideo, 16/9/2021) 2. el gigante para Gorki Bollar pliega una larga túnica tejida con ramas de mimbre y se acomoda en la gruta el verano está por descargar una de sus torrenciales advertencias cosa buena para el gigante que piensa cómo habrá de beber si persiste la seca hace ya varias lunas que no ve pasar a ninguno de los suyos y en el pueblo han dejado de verlo a él también que no hace tanto era el terror del valle con el paso de las lunas se ha vuelto invisible el gigante a los ojos etruscos porque el terror está en otra parte: al borde de un camino de espliego en la arcada precipitada del mar en la espada incansable del extranjero el gigante dobla la túnica con parsimonia y provoca un estruendo que nadie escucha esta tarde ayunará caballos y campesinos mientras espera en sueños el milagro triste de la lluvia (Paysandú, 1 de noviembre 2013) 3. sueño hitita I te alcanza el sueño en posición hitita crecen las piedras y el río se detiene a la puerta de tu casa –si me miras todo vuelve a ser distinto– por las mañanas ofrendas y libaciones por las noches callas y al cabo de cinco siglos olvidas tus nombres en veinte siglos recobras el sueño y la posición hitita (Salto, jueves 20 setiembre 2013) II exhumamos las estaciones de uno en uno emergen alterados los diciembres: el sueño te alcanza las manos vueltas hacia la nuca el torso desnudo los labios sin palabras pero reapareces en otoño como premonición de otoño desarmada y dormida te alzas sobre la lluvia y el campo y me hablas a los ojos sin palabras (Salinas, 14 de octubre 2013) III los animales y las gentes trepan unos sobre otros el águila cabalga el ciervo el ciervo sobre el león y la mujer amamanta un párvulo sobre garzas porque las flores vuelan debo decir la verdad porque las piedras crecen y los perros ladran y el quieto recuerdo está de pie sobre el mar ausente (Salinas, 15 de agosto de 2021) 4. reflejo en El espejo etrusco * Disco lanzado piedra de fuego al aire de la muerte; respira laurel pócima de azogue en la victoria revelado. Hundido en la madera del mar Tu silencio de bronce mordido acaso desecha mi retrato y mi almanaque; titubea así violento desnudo tu ceguera odierna plegando la pátina afelpada de tus ojos ausentes y encuentro en tu cielo festonado: efebos en luz del mediodía, picados por mohín de doncella enamorada; altura de frente abatida por aleve tiempo. miseria Tu registro cesó cuando apañaste ligero el último destello que alumbrara el reflejo o tránsito de mi muerte una tumba en Tarquinia apenas ayer y siempre clausurada. Luis Bausero, Poemas. Revista Nacional, Montevideo, diciembre de 1986, N° 236. Intervención de T. R. 20 de mayo 2022. * Aclaración: me asomé al espejo etrusco que Luis Bausero (Montevideo, 1913 – 1999) vio o imaginó y vi aparecer otras muertes o quizás las mismas pero desde otro tiempo que no era el suyo: ladrón que roba al ladrón pensé que si se sumaran las muertes, los reflejos y las ausencias el resultado sería el mismo que una resta: circular como un cero Espejo etrusco de Luis Bausero – Disco lanzado / al aire de la muerte; / laurel / en la victoria revelado. / Tu silencio de bronce / desecha mi retrato y mi almanaque; / así violento / tu ceguera odierna / plegando la pátina afelpada / y encuentro en tu cielo festonado: / efebos en luz del mediodía, / mohín de doncella enamorada; / frente abatida por aleve tiempo. / Tu registro cesó cuando apañaste / el último destello que alumbrara / una tumba en Tarquinia / clausurada. Reflejo de Thiago Rocca – piedra de fuego / respira / pócima de azogue / hundido en la madera del mar / mordido acaso / titubea / desnudo / de tus ojos ausentes / picados por / altura de / miseria / ligero / el reflejo o tránsito de mi muerte / apenas ayer y siempre 5. acaso los perros valdrá la pena el mundo cuando ya no esté el blanco de los polos los osos polares y los pingüinos se hayan derretido en las redes siniestras del estío? valdrá la pena el río que me lleva que me lleve hacia la noche abierta sin la voz de los que vi y los que amo? o será la hora de enterrar los signos guardar los dientes en el estuche de pino sin pinos piñas ni piñones? acaso los perros se den cuenta que no he sido (Las Flores 16/4/2022) 6. ancestría leo un libro de 1914 y recuerdo al abuelo el pasado se me acerca entonces en vasos sanguíneos escancia la noche de los míos su fulgor distante y desolado pero hasta las perdidas mascotas beben de mi memoria yo no sé lo que soy sin ellos sin ese relumbre opaco desquiciada flor de antaño corren guaraníes y etruscos por mis cabellos el ansia del bisabuelo con su pompa y en su talle estoy solo con mi gente una muchedumbre se agolpa en los ojos y veo en el futuro como a través de un vidrio empañado niños extraños que ya me olvidaron (Salinas 9 /3/ 2022)

Pablo Thiago Rocca (Montevideo, 1965). Escritor, investigador y crítico de arte.
Director del Museo Figari (Uruguay) desde 2010 a la fecha. Premio Nacional de Ensayo de Arte (Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, 2004), Premio Municipal de Poesía (Montevideo, 2008) y Premio Onetti en poesía (Montevideo, 2019).
Libros de poesía: Poemas y otras mentiras (1989), El cuerpo y su sombra (1997), Los suburbios de dios (2000), Túneles para viajar por la carne (2004), Nada (2009), La bicicleta etrusca (2014) y Los cuadernos del Dios Verde (2020).
Ha participado en festivales de poesía en Asunción del Paraguay, Berlín, Buenos Aires, Montevideo, Rosario (Argentina) y Heidelberg (Alemania). Con Nada inicia la trilogía Las vicisitudes del fuego, que continúa con La bicicleta etrusca. Ambos libros fueron terna en el Premio Bartolomé Hidalgo en poesía (2009 y 2015).
Algunos libros y monografías de arte: Otro arte en Uruguay (Linardi & Risso, MVD, 2009), Octavio Podestá (Linardi & Risso, MVD, 2010), Wifredo Díaz Valdéz (Galería Sur, Punta del Este, 2013), Arte naïf en Uruguay (Fundación Unión, MVD, 2015), Figari: nostalgias africanas (Museo de Arte de San Pablo, Brasil, 2018), Pedro Figari: Mito y Creación (Museo Nacional de Bellas Artes, Argentina, 2019).
Textos suyos han sido traducidos al inglés, francés, portugués, italiano, sueco y alemán.