POIESIS / 41
Por Luis Alberto de Cuenca
Mario Meléndez es chileno, pero ha vivido en México y también en Italia. Tiene apellido de poeta neoclásico y, sin embargo, el carcaj de su poesía contiene flechas modernísimas que apuntan al corazón del siglo XXI. La belleza que habita en sus versos es diferente, acaso única. Está hecha de sorpresas, de juegos de lenguaje más o menos sofisticados (dependiendo del objetivo que se plantea en cada verso). Es la suya una poesía muy panamericana, muy telúrica, pero a la vez muy delicadamente surrealista. Sus poemas son como un cuadro de Magritte que se hubiera pintado allá en lo alto de la cordillera andina, en un nido de cóndores.
A veces la memoria se pone anteojos
para encontrar en la calle
su propio rostro
Abrígate, Gladys a Gladys Marín Abrígate, Gladys que la muerte tiene los pies helados y una lágrima en la sien No bastarán tus rojos huesos para este viaje ni la saliva de tu corazón Date trato que hay lombrices añorando tus entrañas tus axilas luminosas tus rodillas que adivinan el país de los enanos Ve despacio no te olvides de marchar entre las tumbas no te canses y ojo con las hormigas que te deprimen con aquéllas que presienten tu color desde lejos tu color sin maquillaje, tus encías de viento tu cabello enjaulado que crece cuando ríes compañera de las horas golpeadas todo vale en esta noche sin orillas donde la eternidad pasa descalza entre tus muertos y tiene hambre de abrazarte porque sabe que tus gestos resucitan y se echan a volar sin despedirse y se pierden en la patria de los sueños y ya no vuelven Qué harás ahora sin ti sin tu esqueleto de pan mojado sin tus pechos que ladran de orgullo sin tus sábanas heridas ahora que la ausencia se desviste para otros qué harás bajo la tierra sin conocer a nadie Abrígate, Gladys y amarra bien tus cenizas por si te arrepientes La playa de los pobres 1 Los pobres veranean en un mar que sólo ellos conocen Allí instalan sus carpas hechas de mimbre y celofán y luego bajan a la orilla para ver la llegada de los botes curtidos de adioses En la playa la miseria se broncea boca abajo el hambre toma sol en una roca los niños hacen mediaguas en la arena y las muchachas se pasean con sus bikinis pasados de moda Ellas tienden sus toallas de papel y se recuestan a mirar el reventar de las olas que les recuerda la forma de un pan o una cebolla Mar adentro nadan los sueños Y ellas ven al vendedor de helados acariciando sus pechos o a ellas mismas en un viaje hacia la espuma del que regresan con vestidos nuevos y una sonrisa en el alma 2 Los pobres veranean en un mar que sólo ellos conocen Y cuando cae la tarde y el horizonte se desviste frente a ellos y las gaviotas se desclavan del aire para volver a casa y el crepúsculo es una olla común llena de peces y colores ellos encienden sus fogatas en la arena y comienzan a cantar y a reír y a respirar la breve historia de sus nombres y beben vino y cerveza y se emborrachan abrazados a sus mejores recuerdos Mar adentro nadan los sueños Y ellos ven a sus hijos camino de la escuela cargando libros y zapatos y juguetes o a ellos mismos regresando del trabajo con los bolsillos hinchados y con un beso pintado en el alma Y mientras ellos sueñan el hambre apaga sus fogatas y se echa a correr desnuda por la playa con los huesos llenos de lágrimas Guacolda* Hembra continental vestida para un viaje sin palabras la sombra del espejo donde mueren las miradas se parece a ti tiene las mismas grietas esparcidas en un mar amargo la misma historia adolorida en el balcón donde la raza asoma Oye a los jinetes adherirse al gran imán de los recuerdos siente a la manada desgarrar las armaduras de los dioses huele al primogénito del viento galopar de noche mientras sangran a lo lejos las encías y la muerte entra en la herida de la muerte deshuesando el bien y el mal Sube en el latido del cultrún hasta donde el cóndor sacude su cabellera intratable su túnica de plumas ancestrales su vuelo matrimonial de alas sonámbulas Y baila baila junto a los hijos que no vendrán a consolarte baila entre los guerreros que degollará el olvido baila con tu pueblo el rito de la flecha sudorosa el rito de la flecha sin piedad el rito de la flecha sin sonrisa el rito de la flecha humedecida por el llanto de las calaveras por el llanto de los coihues y de los sueños castrados Y aún así cuando la sangre mueva los pies para hablar con los espíritus y tú la veas venir hacia tu propia sangre hacia tu propio pie hacia tu propio origen cuando el musgo tape las sobras de la gran ira de Arauco y los pájaros queden con la servilleta puesta malhumorados por no haber llegado antes cuando los ríos se ahoguen de ardor y el queltehue amontone los gestos del último de los caídos lucha lucha para que el pan se desmigue en tu mesa lucha para que el maíz recupere su orgullo lucha para que la flecha sonría de nuevo para que el ciervo te enseñe a beber para que el miedo no roa tu alma Lucha hasta que el luto anestesie tu edad porque estás destinada a hacerte llaga y en ti mamarán las estrellas *Mujer de Lautaro, líder guerrero del pueblo mapuche. Qué debo hacer para cantar Qué debo hacer para cantar si a veces se me pierde el grillo que llevo adentro se me desprende la campana el timbre, el ave y sólo me queda el latido de algún jilguero en la memoria luchando por desatar su melodía sobre las alas del abecedario Y cuando encuentro al fin mi flauta en un estanque del tiempo se me oscurece la garganta de pensar a quién, a quién a quién dirigiré las notas de este arcoíris sin luz de esta ampolleta mal colocada y casi siempre insatisfecha Preferiría escuchar por las tardes a una gaviota sentada en mi cuaderno jugando a ser paracaídas en los espacios en blanco o repetir el grito de unos bigotes al ser arrancados de su lugar de origen Preferiría el sonido de un huevo sacando la lengua al aceite apresurado por entrar a la boca de mil mujeres sin dentadura Entonces recuerdo que llevo pegada una mosca al tímpano del alma ella se reproduce en mis sueños y no es violín porque en la muerte desafina y se le rompen las cuerdas al detenerse en la sangre El barco del adiós Yo soy el niño que juega con la espuma de los mares desahuciados Por esa playa embanderada de gaviotas yo estiro mis brazos como flojas redes mientras las olas pellizcan mis sueños y una sola lágrima revienta contra las rocas Los arrecifes se asoman a la orilla vienen descalzos a bailar sobre mi alma y en sus labios traen algas y corales la levadura del mar convertida en beso Yo muevo mis pies entonces como dos viejos remos mi corazón es un océano de rostros y de manos y yo entro en él sin darme cuenta con mi equipaje de arena aferrado al timón del viento a la proa de los años donde una voz que no es mi voz eleva el ancla de este pequeño barco que se aleja con mi infancia a bordo La invitación Mis funerales serán mañana, no te los pierdas trae a los niños si quieres habrá números para todos los gustos habrá mimos y magos y payasos y una cantante como nunca has escuchado Vendrá gente de todas partes a celebrar este día Los estudiantes llegarán con sus globos azules los pobladores alzarán sus banderas a un lado de mi tumba las hojas bailarán al compás del viento que también estará presente en este sencillo homenaje y una mujer desnuda como nunca has visto antes entrará en mi ataúd y lo sellará por dentro Qué más te puedo contar Los vendedores gritarán sus ofertas apostados en las cruces y ofrecerán retratos míos que no me favorecen y también mis originales que no son originales sino copias que algún vivo imitó con cuidado para enriquecerse Te pido no compres nada más bien disfruta el momento porque a las quince en punto un coro de grillos dará inicio a la fiesta Entonces se apagará el cielo de golpe cuando las nubes lo cubran en señal de respeto y las palomas dibujen mi nombre en pleno vuelo y las abejas llenen de miel los recuerdos y las lágrimas Y hacia el final del día cuando todos estén cansados y borrachos un niño que no sabe leer pedirá la palabra y dirá el más bello discurso que jamás has escuchado Ya sabes, no faltes a esta cita no hagas que me levante de mi tumba para tirarte las orejas o que esconda para siempre las llaves del cementerio y no tengas a quien llevarle flores Entre nosotros Aquellos gatos se fueron acostumbrando a mí porque yo era gato algunas veces me gustaba salir de noche hasta atrapar mi presa Lo mío eran ideas sueltas eran tirones de oreja recorriendo techos y agujeros Y si por casualidad me equivocaba y entre mis manos había olor y cuerpo de rata aquellos gatos me contemplaban como diciendo “No te preocupes también nosotros nos equivocamos hemos venido a regresar tu poesía” Confesiones A César Vallejo No estoy, no soy, no pertenezco vago de lado a lado como un gran gusano negro Mi corazón tiene sus propios piojos mi historia es un collage de perros viejos que no ladran por temor a desaparecer Mi infancia me persigue con un cuchillo me persigue con un palo sin golpearme me persigue con retratos y con flores que se pegan a mi sombra sofocándola Será que todavía pienso que los árboles crecen de noche que la pluma canta más que el mismo pájaro y que el pájaro mataría por ser pluma Será que en mí la vida se deshuesa como un sapo como un sapo que ya no salta, pero se arrastra aúlla como un quiltro desahuciado mientras la muerte le lame las axilas y las ánimas rasuran el umbral del miedo La muerte me persigue con su carretilla al hombro se desviste lentamente para que yo la vea y me saluda de vez en cuando dando gritos de vieja ardiente La muerte tiene cuerda para rato y yo que conozco sus trucos yo que conozco su voz yo que le sé hasta el ladrido yo que me parezco a ella como un mellizo fiel y resignado yo soy la muerte también y desde ahora soy eterno

Mario Meléndez (Linares, Chile, 1971).Entre sus libros figuran: Vuelo subterráneo, El circo de papel, La muerte tiene los días contados, Esperando a Perec, Jardín de escombros y El mago de la soledad. Parte de su obra se encuentra traducida a diversos idiomas. A comienzos del 2012 fija su residencia en Italia. En 2013 recibe la medalla del Presidente de la República Italiana, concedida por la Fundación Internacional don Luigi di Liegro. Al inicio de 2015 es incluido en la antología El canon abierto. Última poesía en español (Visor, España). En 2017 algunos de sus poemas aparecen traducidos al inglés en la mítica revista Poetry Magazine de Chicago. En 2018 regresa a Chile para asumir como editor general de la Fundación Vicente Huidobro. Hace días, se publicó Apuntes para una leyenda. Poesía reunida (2022).
Foto de portada: Marco Ugarte