POIESIS / 15

La poesía como un arte insurgente 

Por Esteban Moore

Lawrence Ferlinghetti nació en Yonkers, estado de Nueva York,  en 1919. Durante la Segunda Guerra Mundial, como oficial de una unidad antisubmarina  de las fuerzas aliadas, se dedicó a entrenar en Escocia a marinos noruegos que habían logrado huir de su país, ocupado por los nazis. Finalizado el conflicto ingresó en la Universidad de Columbia y posteriormente realizó estudios en la Universidad de la Sorbona en París. En 1953 se radicó en la ciudad de San Francisco donde abrió la ahora emblemática librería y editorial City Lights  y participó del Renacimiento Poético de la ciudad.  

Su obra puede ser considerada un extendido proceso de reescritura, en el sentido de que todo procedimiento literario lo es si se aventura en la exploración de sus propias raíces. En este trayecto en particular nada es desechado, su discurso se halla sembrado de variadas referencias literarias y culturales, en muchos casos evidentes, en otros de una profunda oscuridad, que sin embargo, refulgen en una nueva luz. En su voz se percibe la resonancia en súbitas, repentinas imágenes, de otras voces: Byron, Matthew Arnold, Albert Camus y el Dante entre otros, y alude asimismo a elementos culturales ajenos, los apropia, entrelazándolos en la trama de un territorio multicultural que anuncia lo inevitable: Será una voz mestiza/ una voz políglota cantando/ tarde en la noche/ en las extendidas llanuras/ donde la desaparición de las luciérnagas/ señala el amanecer de una época terrible.[1]

Su mirada, “el ojo obsceno del poeta”, siempre atento al universo, expresa sus inquietudes en una modalidad poética en la que se evidencia la intención de regresar a la práctica de los bardos, la comprensión del fenómeno poético como un evento público, donde la recuperación de la perdida capacidad del poeta para difundir su noticia resulta fundamental. No se trata simplemente de una continuidad del modelo romántico (Byron, Shelley) donde el poeta se ve a sí mismo como un héroe, sucesor de Prometeo o de Hércules, que asume roles proféticos. Es su  intención  recrear la confianza en el poder de la inspiración, y transmitirnos su fe en la noción de que el poema, con su energía crítica,  operará sobre el mundo y el espíritu de los seres humanos.

Expone su visión, la de su vida interior y de las cuestiones que lo desvelan, sin arrojar al olvido la realidad inmediata y los problemas de los tiempos en los que azarosamente le ha tocado vivir; nada ha de quedar fuera de los límites de su interés, desde la preservación del medio ambiente a las cuestiones políticas y a las sociales, nada es ajeno a esa voluntad que indaga, expandiendo el radio de acción del poema.  

Al igual que Jack Kerouac, Gregory Corso y Allen Ginsberg, él pertenece a ese grupo de escritores que en la múltiple producción literaria de su época interpretan la voz, el ritmo de su tiempo, transforman su sensibilidad. Junto a Kerouac, creador del término emblemático “beat generation” (que significaba, en sus propias palabras, “lo beatifico”, “ intentar vivir un estado de beatitud, similar al de San Francisco de Asís cuando expresaba  su amor por todo lo creado”), que  absorbido por la oralidad y los modismos  destaca la distancia y las diferencias  existentes entre los escritores norteamericanos y su origen lingüístico; y de Allen Ginsberg, que refracta en su “Aullido “ whitmaneano la traumática  situación de una generación que agobiada de mandatos no estaba dispuesta a repetir el comportamiento social de sus antecesores; introducen  la idea de la poesía como una “performance pública”, e irrumpen en la escena desafiando las normas cristalizadas y la formalidad imperante establecida por lo que consideraban que  era en ese momento la poesía académica u oficial, subvirtiendo el lenguaje institucional, logrando con su arte una cierta expansión literaria en un período de contracción de la cultura. 

La escritura de los Beats emergió en una época en que la literatura norteamericana, según  Paul Hoover[2], estaba  caracterizada por un exceso de decoro y formalismo. Ellos encarnaron una actitud poética antiintelectual y antijerárquica,  en la que la búsqueda de visiones y revelaciones no está reservada sólo a aquellos que pueden darle expresión literaria o artística, sino que debe ser compartida por todos los que rechazan el pasado y el futuro por igual, por todos los que se rebelan contra toda  forma de autoridad u organización social, por todos aquellos que desean aguzar sus sentidos para enriquecer su propio diálogo con la existencia. Ellos no deseaban controlar  la naturaleza,  los eventos o a las personas. Sabían que vivían en un mundo que se encaminaba a su propia destrucción y que eran necesarias respuestas renovadas. En este proceso que se sucede dentro de los extendidos y difusos límites de lo que se llamó Movimiento Beat, toda forma de conocimiento que permitiera ampliar las fronteras de la percepción fue aceptada. Los beats contemplaron al mundo de una manera diferente a partir de sus lecturas de textos pertenecientes a la tradición del budismo Zen, de su creencia en que la interacción de distintas concepciones religiosas conformaría una nueva conciencia espiritual, de su reconocimiento de las culturas indígenas y de sus experiencias con alucinógenos, entre otras cosas.

Todos aquellos que formaron parte de lo que en la actualidad se reconoce como el Movimiento beat o la generación Beat (denominaciones que pertenecen al mundo de  la periodización historiográfica que podrán denotar, pero nunca connotar, la profundidad de la transformación que se opera a partir de ellos en la mente contemporánea), cultivaron en sus discursos distintos grados de diversidad estética, desarrollaron poéticas reconocibles; para ellos las tendencias estéticas, como las lenguas, no se imponen unas a otras: traducen, se integran, colaboran, realizan prestámos, y en este contexto recrean la significación lingüística. 

Lawrence Ferlinghetti explica este fenómeno  de la siguiente manera: Si has estado leyendo acerca de la interpretación de las poéticas de los Beats   hallarás en ellas que los términos ‘poético’ y ‘poéticamente’ son en realidad ‘malas palabras’, deben ser evitados. Lo concreto es lo más poético. El detalle exacto, sin bordados adicionales. De esto trata precisamente la ética de los Beats.[3] Una ética que asumiera la nueva sensibilidad ante la belleza que se estaba produciendo y que diera cuenta de ella en su percepción poética. Las palabras de Ferlinghetti son de algún modo  la traducción actual de aquéllas de Ezra Pound: “El objeto en su naturalidad es siempre el símbolo adecuado.” 

En La Poesía como un arte insurgente, Ferlinghetti  reúne una serie de textos escritos a partir de los años 50 del siglo pasado, en ellos nos brinda una intensa reflexión acerca  de su concepción estética, la poesía y el oficio de poeta. Esta es su Arte poética, sus argumentos en defensa de la poesía, y también un llamado de atención, un solitario grito de alarma ante los peligros que presenta un mundo globalizado en el que la tecnología sólo ha logrado profundizar la desigualdad.

Asimismo es un mensaje dirigido a los más jóvenes insistiendo en que la poesía no solo es crucial por lo que nos puede decir del mundo externo, sino que es fundamental en la creación de ordenes  imaginarios alternativos, y para ello deberá hacer uso de todos los elementos rítmicos, fonéticos y verbales a su alcance.


Referencias

 1 Viajes por América desierta, Ediciones Unesco/Editorial Graffiti, Montevideo 1996. Versión Esteban Moore.

 2 Paul Hoover, Postmodern American Poetry, Norton &Co, New York, 1994.

 3 Lawrence Ferlinghetti, carta al traductor, San Francisco, 11 de agosto, 1994.


La Poesía como un arte insurgente

Los bosques de Arcadia están muertos,
su antiguo júbilo ha sido enterrado;
desde siempre el mundo se alimentó con sueños
ahora la gris verdad es su juguete pintado…
-William Butler Yeats-

Sí, qué tiempos estos
cuando escribir un poema sobre el amor
es casi un crimen
pues contiene
tantos silencios 
acerca de tantos horrores…
-inspirado en  Bertolt Brecht-


Nos disculpamos por los inconvenientes,
pero esto es una revolución.”
-Subcomandante Marcos-

Te estoy enviando señales a través de las llamas.

El polo norte ya no se halla donde solía estar.

El destino manifiesto ya no se manifiesta.

La civilización se autodestruye.

Némesis golpea a la puerta.

¿Para qué sirven los poetas en épocas como éstas?

¿Cuál es la utilidad de la poesía?

La condición del mundo pide auxilio para que la poesía lo salve.

Si aspirás a ser un poeta, creá obras capaces de responder al desafío de los tiempos apocalípticos, aun cuando esto signifique que tu tono sea apocalíptico.

Vos sos Whitman, sos Poe, sos Mark Twain, sos Emily Dickinson

y Edna St. Vincent Millay, sos Neruda y Mayakovsky y Pasolini,

sos un norteamericano o un extranjero, podés conquistar a los 

conquistadores con palabras. 

Si aspirás a ser un poeta, escribí periódicos vivientes. Sé un reportero

del espacio exterior que envía sus despachos a algún editor supremo que

cree en la total revelación de los hechos y tiene un bajo umbral de tolerancia ante la mentira y sus mierdas. 

Si aspirás a ser un poeta, experimentá con todo tipo de poéticas, rotas

gramáticas eróticas, religiones extáticas, efusiones paganas hablando en  lenguas, rimbombante discurso público, escritura automática, apreciaciones surrealistas, monólogos interiores, sonidos hallados, delirios y enojos ―para crear tu propia voz, tu voz que subyace allí, una voz límbica, tu voz original, una voz primal.  

Si decís que sos un  poeta, no te quedes sentado ahí nada más. La poesía no es una ocupación sedentaria, no es la práctica del “sentados, por favor”. Parate y tirales con lo que tengas.

Tenés que desarrollar una visión amplia, cada mirada un atisbo del mundo. Expresá la vasta claridad del mundo exterior, el sol que nos ve a todos, la luna que derrama sus sombras sobre nosotros, los quietos estanques en los jardines, sauces donde canta el oculto zorzal, el atardecer que cae sobre las riberas del río, y los grandes espacios que se abren hacia el horizonte sobre el mar… la alta marea y el canto de la garza real… Y la gente, sí, la gente, en toda la tierra, hablando las lenguas de Babel. A todas ellas dales una voz. 

Tenés que decidir si el canto de los pájaros canta el éxtasis o la desesperación, así sabrás si sos un poeta trágico o lírico.

Si aspirás a ser un poeta, descubrí una nueva manera para que los mortales habiten la tierra.

Si aspirás a ser un poeta, inventá un nuevo lenguaje que todos puedan entender.

Si aspirás a ser un poeta,  hablá las nuevas verdades, aquellas que el mundo no puede negar.

Si aspirás a ser un poeta, esforzate en transcribir la conciencia de la raza.

A través del arte, dale un orden al caos de la vida. 

Creá nuevas noticias.

Escribí más allá del tiempo. 

Reinventá la idea de la verdad.

Reinventá la idea de la belleza.

En la primera luz intensidad poética.

En la noche intensidad trágica.

Escuchá el rumor de las hojas  y la música de la lluvia.

Apoyá tu oreja sobre el suelo y escuchá el movimiento de la tierra, el surgimiento del mar, y los lamentos  de los animales que están muriendo. 

Concebí el amor más allá del sexo.

Cuestioná todo y a todo el mundo, incluyendo a Sócrates, que cuestionó todo.

Cuestioná a “Dios” y a sus amiguitos en la tierra.

Sé subversivo, cuestionando constantemente la realidad y el status quo

Esforzate en cambiar  al mundo de tal manera  que ya no habrá necesidad de ser un disidente.

Hiphopeá y rapeá tu camino hacia la liberación.

Intentá ser un animal que canta, que se ha  transformado en el proxeneta de un rey pacifista.

Leé entre las vidas y escribí entre las  líneas.

Tus poemas deben ser algo más que avisos clasificados para los corazones rotos.

Un poema debe cantar y volar con vos o será un pato muerto con un alma en prosa.

Un poema lírico debe elevarse más allá de los sonidos hallados en la sopa alfabeto.

Escribí las palabras de los astrónomos que han visto con Heinrich Olber  el sitio donde todo es luz.

Recordá que “la noche, unas pocas estrellas” tiene más fuerza poética que todo un catálogo de los cielos.

La imágenes en tu poema debieran ser jamais vu, nunca déjà vu .

Las palabras pueden salvarte allí donde las armas son inútiles.

Decidí si un poema es una pregunta o una declaración, una meditación o una protesta.

Reinventá a América y al mundo.

Trepá la estatua de la libertad.

Desconfiá de la metafísica, confiá en la imaginación y refertilizala.

En lugar de intentar huir de la realidad zambullite en las carnes del mundo.

Si decís que sos un poeta, cantalo no lo conceptualices.

No permitas que se diga que una imaginación indolente ahogó la basura de tu corazón. 

Reuní nuevamente la narración de una historia y la voz viviente.

Sé el narrador  de grandes historias, incluso de las más oscuras.

Dale una voz a las calles sin lengua.

Convertí las palabras comunes en poco comunes.

Peleate con el destino del hombre como lo hacen los amantes celosos. 

Besá el espejo y escribí sobre él lo que ves y oís.

Poeta, sé el espía de Dios, si Dios existe. Artista, retratá su ojo,

si es que tiene uno.

Sé un oscuro ladrador frente a las carpas de la existencia.

Observá la rosa a través de anteojos con los colores del mundo.

Sé un ojo entre los ciegos.

Bailá con los lobos y contá las estrellas, incluso aquellas cuya luz aún no ha llegado aquí.

Sé inocente, no seas cínico, como si recién hubieras aterrizado sobre la tierra, asombrado al observar el sitio donde has caído.

Cuestioná con un corazón puro el inescrutable significado de las cosas y nuestro destino tragicómico.

¿Tenés el don del encanto y estás rodeado del asombro? ¿Tenés el loco sonido?

Sé un tonto zen.

El brillo de sol de la poesía lanza sombras. También tenés que pintarlas.

Nunca podrás ver u oír o sentir demasiado. Si podés soportalo.

Luchá para recobrar la inocencia del ojo de la infancia. 

Componé sobre la lengua, no lo hagas sobre la página. 

Como un budista, escuchá el ritmo de tu propia respiración.

Bajá la voz y hablá desde tu pecho, no lo hagas a través de la nariz.

Cuando leas tus poemas, no trates de romper los cristales de las ventanas

del próximo barrio.

En este arte, no tenés maestro de canto, salvo tu oído interior.

Serás tan grande como tu oído. Si éste es de lata, mala suerte.

Igual que los humanos los poemas poseen  defectos fatales.

Cantá,  Hola!

Escribí un interminable poema sobre tu vida en la tierra o cualquier otro lugar, una poesía  más grande que la vida.

Un gran poema deberá nacer de la suma de todos tus poemas, registrando más que la superficie de la realidad, más que “aquello que pasa por la ventana”.

Hallá la realidad más allá de sí misma, si existe tal cosa.

Tu lenguaje debe cantar, con o sin rima, para justificar que éste sea en la tipografía de la poesía.

Tenés que hacer algo más que poesía de “la palabra hablada”, hacé poesía de la “palabra cantada”.

 Apoyá tu voz en un instrumento musical o otros sonidos y dejá que tus poemas florezcan en canto. 

Escuchá a los cantantes folklóricos del pasado y del presente que son los verdaderos poetas del canto.

Leé entre las líneas del discurso humano.

Hacé que tu mente aprenda a recorrer el camino alrededor de tu corazón.

Tu vida es tu poesía. Si no tenés corazón escribirás poemas sin garra.

Eludí lo provinciano, buscá lo universal.

No talles piedras. Sumergite en el mar buscando la poesía, cada poema un pez  con vida.

Decí lo indecible, hacé visible lo invisible.

Pensá subjetivamente, escribí objetivamente.

Perseguí la literalidad de la imaginación. Lo concreto es lo más poético.

Imaginá largos pensamientos en breves  oraciones.

Si aspirás a ser un poeta no pienses que los subterfugios del pensamiento son poesía.

Tres líneas cualesquiera no hacen un haikú. Se necesita una epifanía para que se produzca.

Luego de una lectura de poemas no te sometas a una sesión de preguntas y respuestas. La poesía excita las mentes. Las preguntas y respuestas rebajan la poesía a prosa. ¿Acaso le preguntan a un cantante folk que explique sus canciones?

Como un campo de girasoles, el poema no debe ser explicado.

Si un poema debe ser explicado, esto es el fracaso de la comunicación .

Un poeta no debe discutir el arte de la poesía o el proceso creativo. Es más que un secreto del oficio, mistificándose en sus misterios.

Lo que diga un poeta acerca de su trabajo es una defensa que no debería llevar a cabo.

¿Querés ser un gran escritor o un gran académico, un poeta burgués o un poeta radicalizado  en llamas?

¿Podés imaginar a Shelley asistiendo a un taller de escritura?

Sin embargo los talleres de poesía pueden desarrollar comunidades de amistad poética en el corazón de América, donde tantos pueden sentirse solos y perdidos pues no hallan espíritus afines. 

Si tenés que enseñar poesía golpeá la pizarra con la tiza de la luz. 

Ninguna idea, sólo en los sentidos. Nihil in intellectu quod non prius in sensu.

Si aspirás a ser un gran poeta, relacionate con poetas que piensen. Son difíciles de hallar. 

La poesía del pensamiento se abstiene del éxtasis. 

Leé a los novelistas épicos, los poetas proféticos, los grandes contadores de historias, las grandes mentes. 

 Frecuentá las librerías.

¿Que tenés en la mente? ¿Qué pensás hacer? Abrí la boca y dejá de balbucear.

 No tengas la mente tan abierta, pues se te puede caer el cerebro.

Transformate en una mente nueva y hacela más nueva aún.

Barré lejos las telas de araña.

Cultivá la disidencia y el pensamiento crítico. El primer pensamiento puede ser el peor pensamiento.

Perseguí la ballena blanca pero no le claves el arpón. En lugar de ello capturá su canto.

Otorgate permiso para realizar deslumbrantes vuelos de la imaginación en fantásticos planeos.

Tenés que ir más allá de las grandes expectativas y las más terribles profecías que todos albergamos. 

Si aspirás a ser un gran poeta, sé la conciencia de la raza. 

Resistí mucho, obedecé menos.

Desafiá al capitalismo con su disfraz democrático.

Desafiá todos los credos políticos, incluido el populismo revolucionario y el socialismo patotero.

Considerá el sufismo, especialmente su éxtasis tántrico en el cual la poesía compuesta en la lengua es la guía hacia el corazón  y también hacia el alma.

Glorificate en el pesimismo del intelecto y en el optimismo de la voluntad.

No soples burbujas de desesperanza.

La poesía es semilla y pimpollo, no es una ramita.

Fumala para volarte.

Generá la alegría colectiva frente al rostro del desaliento colectivo.

Liberá secretamente todo ser que veas en una jaula. 

Liberá a los pobres y enfurecé a los déspotas.

Hacé sonar tu grito bárbaro sobre los techos del mundo.

Grazná el gran graznido.

Sembrá tus poemas con la sal de la tierra.

Defendé a los tontos y locos.

Observá la eternidad en los ojos de los animales.

Observá la eternidad, no una próxima noche, sino esta noche.

Expresá lo inexpresable.

No seas demasiado complejo para el hombre de la calle.

Sé un ave de canto, no un papagayo.

Sé un canario en la mina de carbón. (Un canario muerto no es solamente un problema ornitológico.)

Sé también un gallo que despierta al mundo.

Escribí poemas breves con la voz de los pájaros.

El canto de los pájaros no es producido por máquinas. Dale  alas a los poemas para que vuelen hacia las copas de los árboles.

No complazcas, muy particularmente no complazcas al público, ni a los lectores, ni a los editores.

No halagues a la Mente Media de América ni a la sociedad de consumo.  Sé un poeta no un mercachifle.

No desmerezcas a los académicos que sostienen que el poema debe contener integridad, armonía, radiaciones, verdad, belleza, bondad. 

Hacete al mar en barcos, o trabajá cerca del agua, y remá en tu propio bote.

¿ Por qué escuchar a los críticos que no han producido grandes obras?

No produzcas poesía por metro.

No escribas segundas versiones de las realidades virtuales.

Sé un lobo en la majada de corderos del silencio.

No te patinés en la cáscara de banana del nihilismo, incluso cuando escuches el rugido de la nada. 

Tenés que llenar el oscuro abismo que bosteza detrás de cada rostro, cada vida, cada nación. 

Hacé un poema de cada una de tus experiencias y sobreponete a la miopía del momento actual.

Atrapá instantes, cada segundo es una pulsación del corazón.

Ocultá tu celular y estate aquí y ahora.

Buscá lo permanente en lo evanescente, en lo que huye.

Hacé  ondas permanentes, y no sólo en las cabezas  de las mujeres, estilizadas en la peluquería.

No juegues con tu bigote en sótanos desesperanzados escribiendo boberías incomprensibles.  

¿ Por qué vivir en las sombras? Hacete un lugar en el barco del sol.

No permitas que digan que tu poesía es una mierda.

No permitas que digan que tu poesía es para los pájaros.

Reíte a carcajadas de aquellos que dicen que tus poetas son unos inadaptados o terroristas potenciales y un peligro para el estado.

No permitas que digan que tu poesía es una neurosis de la cual muchos no se recuperan.

Reíte de aquellos que dicen que toda  la poesía ha sido escrita por el espíritu santo y que vos sos solamente un escritor fantasma.

Nunca, nunca creas que la poesía es irrelevante en las épocas oscuras.

No permitas que digan que los poetas son  parasiti.

Reíte de aquellos que sostienen que la poesía es subvencionada por la Inseguridad Social.

No les creas cuando te dicen que nadie invierte una moneda en la poesía en el mercado de valores de nuestra cultura de los casinos.

No abras tu boca, salvo que tengas la urgencia del canto.

Si no tenés nada que decir no lo digas.

No sermoneés de este modo.  No digas No.

Burlate de aquellos que dicen que vivís en el mundo de los sueños. Soñá tu propia realidad. Acampá en las riberas de la realidad.

Reíte de aquellos que te dicen “ Escriba prosa joven, escriba prosa”.

Salí de tu ropero. Ahí adentro hay demasiada oscuridad.

Tené el valor de ser un guerrillero poético no violento, un antihéroe. 

Templá lo intemperante de tu voz con la compasión.

En las viñas de la ira cosechá las uvas para hacer el vino nuevo.

Recordá que los hombres y las mujeres, seres sufrientes, viven el extásis y el dolor  infinitamente.

Levantá las persianas, abrí tus cerradas ventanas, elevá el techo, retirá las cerraduras de las puertas, pero no arrojes los tornillos a la basura.

No destruyas el mundo si no tenés algo mejor para reemplazarlo.

Desafiá a Némesis, la diosa vengativa, la diosa de la envidia.

Comprometete con algo más allá de vos mismo.

Demostrá tu pasión.

¿Si pudieras arrebatar la fama de las llamas, dónde estaría tu arco ardiente, dónde tus flechas del deseo, dónde tu incendiado ingenio?

Cuando el poeta se baja los pantalones, su “ars poetica” como sus nalgas deben ser evidentes, abriéndole el paso a las erecciones líricas.  

Las clases dirigentes comienzan las guerras, las clases bajas combaten en ellas. Los gobiernos mienten. La voz del gobierno muchas veces no es la voz del pueblo.

Hablá. Actuá. El silencio es cómplice.

Se el tábano del estado, pero también su luciérnaga, su bicho de luz.

Y si tenés dos piezas de pan, hacé como hicieron los griegos, vendé una y con la moneda del reino comprá girasoles.

¡Despertate, el mundo está en llamas!

Que tengas un buen día.

* * *

(Versión: E. Moore)