* 40 datos que uno debe conocer
PORTADA
Durante los años 2020, 2021 y 2022, eXtramuros fue siguiendo diversos ángulos del fenómeno más relevante en lo que va del siglo, la “pandemia” de Covid-19. Un conjunto de aspectos técnicos, políticos y filosóficos vinculados al fenómeno fueron siendo abordados -junto a otros temas- a lo largo de los tres años de vida de esta revista.
En esta síntesis preparada por Kit Knightly para el sitio OffGuardian se resume de un modo inmejorable la trayectoria de los principales elementos de la pandemia en cuanto hoy es posible saber y exhibir.
Mientras tanto, la narrativa oficial y la prensa sistémica sigue intentando ocultar lo inocultable. Una nota de El Observador aparecida el 8 de abril bajo la recurrente firma de Tomer Urwicz, pertinaz operador de la Ortodoxia Covid en el periodismo local, hace un nuevo esfuerzo al respecto, visto el escandaloso aumento de las muertes en 2021 y 2022 una vez “desaparecida la pandemia”, pero no la vacunación y sus efectos, junto a los de las otras pésimas medidas adoptadas.
El único objetivo de esa nueva nota es afirmar que las muertes no tienen nada que ver con la vacuna, exhibiendo para ello una gráfica aislada, sin cita rastreable. El gráfico (correspondiente a la infamemente célebre publicación “Muerte Según Estado de Vacunación” del ONS británico) pretende inferir que la proporción de muertos vacunados es menor que la proporción de la población total vacunada.
Desde luego, Urwicz ni el Dr. Rodriguez saben que la gráfica única a que apela El Observador es inválida, como ha demostrado el Prof. Norman Fenton, -Profesor Emérito del Queen Mary College y uno de los matemáticos y estadísticos más respetados del Reino Unido– al mostrar que la proporción de población no vacunada es mucho mayor que la “oficial”. Peor, tampoco saben que esta crítica del Prof. Fenton ha sido admitida oficialmente por el propio regulador de estadísticas del Reino Unido, la Office for Statistics Regulation, que ha publicado esto:

“la publicación de Muerte Según Estado de Vacunación [ONS] no da información sobre la efectividad o seguridad de las vacunas, y no debe ser usada de este modo” (El Observador la usa igual).
Y además también reconoce que:

“la muestra empleada en la publicación de Muerte Según Estado de Vacunación no es representativa de la población en general. Los que no están son, pensamos, más probablemente más jóvenes, y no vacunados…“
En concreto, ¿cuáles son las razones principales por las cuales la publicación que usa El Observador es falsa, según ha admitido al fin, como se ve, la Office for Statistics Regulation británica?
Por un lado, en esos datos “hay una fuerte evidencia de que muchos de los que murieron poco después de la vacunación estaban siendo clasificados erróneamente como no vacunados“; por otro, hay “un recuento sistemático insuficiente de las muertes ocurridas dentro de las dos primeras semanas de vacunación“; además hay “una subestimación flagrante de la proporción de población no vacunada“. Finalmente, hay “tasas de mortalidad que son a la vez disparatadas en varias categorías y completamente incompatibles con las tasas históricas“
Todo esto puede verificarse en la nota que adjuntamos, del Prof. Fenton y Martin Neil.
Es decir, lo que se exhibe como única prueba es una nada, un fabuloso gol en contra del desinformado Urwicz.
Basado exclusivamente en esa nada, el autor, luego de una confusa frase en la que no es posible saber quién opina o respalda (podría ser el Dr. Hugo Rodríguez, u “otros científicos”, o el autor mismo), exclama al fin su deseada conclusión: “las vacunas salvan vidas” (sic, en negrita)
El lector obtiene así un resultado ya completamente absurdo, reflejado en el título: la nota sabe que el motivo del exceso de casi 6000 muertes solo en 2022 “es un misterio”, es decir, no sabe las causas. Pero, inexplicablemente, sí sabe que basta vacunarse contra Covid para tener menos probabilidad de morir de cualquier otra enfermedad, que es lo que se pretende interpretar del quimérico gráfico inglés.
Esto es, no ya que las vacunas Covid sean “seguras y eficaces” como dicen siempre los informercials de Pfizer publicados como “notas científicas” en estos medios, sino que además se trata de que las vacunas ARNm son ahora la panacea, la fuente de la juventud y la salud eterna, y una protección contra cualquier enfermedad. Eso es lo que concluye Urwicz -acaso sin darse cuenta él mismo.
Algo similar a lo que avanzó el ex Ministro Salinas en una entrevista radial postrera, cuando aseguró que un estudio criollo iba a demostrar que los vacunados tenían menos probabilidad de morir en operaciones cardíacas… (??) Esta es la “ciencia” -y las vacunas mágicas- que se ofrecen al sufrido público de los “grandes medios”.
Y un detalle más: bajo la administración Salinas al menos se respondía -tarde- a los pedidos de informes presentados de acuerdo a la ley. Bajo la actual administación, en cambio, reina la arbitrariedad. A los medios serviles al poder como El Observador se les concede acceso a los datos -que no por eso dejan de ser escandalosos- mientras que a los repetidos pedidos hechos por los pocos medios independientes de obtener los datos completos de 2022, el MSP ha respondido ahora con un “no los tenemos”. Curioso que no los tengan, cuando el Observador los acaba -a su modo- de publicar.
En este resumen que aquí publicamos, que puede servirle a los interesados como abrumadora demolición de intentos como el citado de “El Observador”, se adjuntan centenares de referencias precisas que muestran el desastre general -y claramente deliberado y criminal en lo que atañe a los responsables principales- en que se incurrió por parte de la Ortodoxia Covid.
El lector asiduo de eXtramuros reconocerá en cada caso la coincidencia con los también centenares de artículos -y sus fuentes- que esta revista fue publicando a lo largo de estos tres años. Junto a un grupo no muy grande de medios alternativos en el mundo, esa cobertura independiente fue adelantando y explicando lo que hoy organiza, con lógica implacable, este resumen definitivo de OffGuardian.
Los intentos de seguir ocultando las consecuencias letales de las medidas descabelladas y totalmente injustificadas -incluyendo la ‘vacunación’ experimental masiva con un patógeno- eventualmente serán incapaces de resistir la única evidencia contundente: la avalancha de muerte y enfermedad que todo aquello está causando, y que no muestra signos de detenerse
Por Kit Knightly
En septiembre de 2021 publicamos por primera vez nuestra hoja informativa, en respuesta a decenas -incluso centenares- de peticiones de fuentes y datos por parte de los lectores. La intención era que sirviera tanto de fuente de recursos y enlaces como de artículo, y no contenía intencionadamente interpretaciones, editorializaciones ni opiniones.
La respuesta fue increíble: en pocas semanas se convirtió en nuestro artículo más visto de todos los tiempos, y desde entonces ha mantenido un tráfico constante.
Pero el tiempo pasa y, a medida que se publicaban nuevos datos y salían a la luz nuevos hechos, quedó claro que necesitábamos actualizar el artículo, no sólo en cuanto a los hechos, sino también en cuanto al enfoque.
Así que aquí están todos los hechos clave actualizados y las fuentes relativas a la supuesta “pandemia”, para ayudarle a comprender lo que ha sucedido en el mundo desde enero de 2020, y ayudar en la iluminación de cualquiera de sus amigos que todavía puedan estar atrapados en la niebla de la Nueva Normalidad.
MENÚ
Síntomas – Diagnóstico y pruebas PCR – “Casos” y “Muertes” – Encierros – Respiradores – Mascarillas – Vacunas – Datos de mortalidad – Planificación y engaño – Motivos y beneficios – Conclusión
PARTE I: SÍNTOMAS
1. “Covid19” y la gripe tienen síntomas IDÉNTICOS.
No existen síntomas o conjuntos de síntomas exclusivos o específicos de “Covid” y sólo de “Covid”. Todos los síntomas de “Covid” son comunes a muchas otras enfermedades y afecciones, incluida la colección de infecciones respiratorias comunes conocidas coloquialmente como “gripe”.
Esto lo admiten fácilmente las fuentes y los “expertos” convencionales, que describen habitualmente los síntomas de “Covid” como “similares a los de la gripe”.
Según el propio sitio web del Centro de Control de Enfermedades de EE.UU., que compara el “Covid” con la gripe:
“No se puede diferenciar entre la gripe y el COVID-19 sólo con mirar los síntomas, porque tienen algunos de los mismos síntomas.”
Mientras que el NHS del Reino Unido afirma:
“Los síntomas [del Covid] son muy similares a los de otras enfermedades, como los resfriados y la gripe.“
Aunque todas las fuentes de la corriente dominante ocultan la admisión en un lenguaje suave – “algunos de los mismos síntomas“, “muy similares“-, la verdad es que los síntomas son idénticos. Los únicos puntos de diferencia que se observan son los equívocos sobre la gravedad y el momento de aparición.
Este artículo de Health Partners destaca que el “Covid” puede ser tanto más grave como más leve que la gripe, y señala que el “Covid” a veces puede “parecerse más a un resfriado“.
Mientras que según la Clínica Mayo, en su artículo sobre “Covid” frente a la gripe, la única diferencia en los síntomas es que “aparecen en momentos distintos“.
2. Las “opacidades en vidrio deslustrado” NO son exclusivas del “Covid”.
Al principio de la pandemia, se informó de que las imágenes médicas revelaban lo que llaman “opacidades en vidrio deslustrado” en los pulmones de presuntos casos de “Covid” y que esto se estaba utilizando para diagnosticar a los pacientes, pero las anomalías en vidrio deslustrado no son exclusivas del “Covid”.
Según un artículo alemán publicado en la revista Radiologie en 2010:
“La opacidad en vidrio deslustrado (OGL) se define como una infiltración pulmonar difusa [que puede estar causada por] edema, neumonía intersticial y del espacio aéreo. neumonitis no infecciosa, así como manifestaciones tumorales. Los procesos fisiológicos, como la ventilación deficiente de las áreas pulmonares dependientes y los efectos de la espiración también pueden presentarse como opacidad en vidrio deslustrado.“
En 2012, el Journal of Respiratory Care publicó un artículo sobre “The Imaging of Acute Respiratory Distress Syndrome” en el que se describían los GGO de este modo [énfasis añadido]:
“La opacificación en vidrio deslustrado en TC es un signo inespecífico que refleja una reducción global del contenido de aire del pulmón afectado“
En 2022, la revista The Lancet publicó un estudio de caso de un médico indio titulado literalmente “Las opacidades en vidrio deslustrado no siempre son COVID-19“.
Otro artículo, publicado por Health.com en mayo de 2022, subraya que:
“Las opacidades en vidrio deslustrado (OGC) no son específicas del COVID-19 […] pueden aparecer debido a otras afecciones e infecciones…“.
En resumen, las OGC son una presentación común de enfermedad o lesión pulmonar, y se asocian con neumonía, neumonitis, tuberculosis y muchas otras afecciones.
3. La pérdida del olfato y el gusto NO es exclusiva del “Covid”. Al igual que en el caso de las GGO, se ha informado ampliamente de que la pérdida del sentido del gusto y del olfato es el signo revelador del “Covid”, pero se trata de un síntoma conocido de muchas infecciones de las vías respiratorias superiores.
Según un artículo de 2001 publicado en el sitio web de la Facultad de Medicina de la Universidad de Connecticut:
“En adultos, las dos causas más comunes de problemas de olfato que vemos en nuestra Clínica son: (1) La pérdida de olfato debida a un proceso continuo en la nariz y/o los senos paranasales, como las alergias nasales, y (2) la pérdida de olfato debida a una lesión del tejido nervioso especializado de la parte superior de la nariz (o posiblemente de las vías olfativas superiores del cerebro) a causa de una infección vírica previa de las vías respiratorias superiores“
Se sabe que muchas afecciones médicas comunes causan daños agudos y crónicos en el sentido del olfato y el gusto, según el NHS del Reino Unido:
“Los cambios en el sentido del olfato suelen estar causados por un resfriado o gripe, sinusitis (infección de los senos paranasales) [o] alergias (como la fiebre del heno).“
PARTE II: DIAGNÓSTICO Y PRUEBAS PCR
4. No es posible diagnosticar clínicamente “Covid19”.
El diagnóstico clínico es la práctica de diagnosticar una enfermedad basándose en un único síntoma o conjunto de síntomas. Wiktionary lo define como:
“La identificación estimada de la enfermedad subyacente a las quejas de un paciente basada meramente en signos, síntomas e historia clínica del paciente en lugar de en exámenes de laboratorio o imágenes médicas.”
Dado que “Covid19” no tiene un perfil sintomático único[1], y dado que TODOS los síntomas principales de “Covid” pueden aplicarse potencialmente a literalmente cualquier infección respiratoria común, es imposible diagnosticar “Covid19” basándose en los síntomas.
5. Las pruebas de flujo lateral no son fiables. A lo largo de la “pandemia”, el “autotest” más utilizado para el “Covid” fueron las pruebas de flujo lateral (LFT). Estas pruebas son muy poco fiables y se sabe que dan resultados positivos con líquidos domésticos como zumos de fruta y refrescos.
En el Reino Unido, los niños a menudo falsificaban sus pruebas de flujo lateral con vinagre o coca-cola para obtener falsos positivos y faltar unos días al colegio.
En febrero de 2022, un “experto” declaró a The Guardian que las pruebas de función pulmonar podían dar falsos positivos en función de la dieta de la persona sometida a la prueba, o por “reacción cruzada” con un virus diferente.
En febrero de 2022, un equipo de “expertos” del Imperial College también informó de que las pruebas de función pulmonar pueden “pasar por alto” a personas infecciosas. En otras palabras, la posición oficial es que las pruebas de función pulmonar producen resultados falsos negativos Y falsos positivos.
Además, se reconoce -y es objeto de artículos explicativos– que los resultados de la LFT y la PCR a menudo se contradicen entre sí. Es decir, que uno puede dar positivo en uno, pero no en el otro.
En resumen, las pruebas de flujo lateral no tienen prácticamente ningún valor diagnóstico.
6. Las pruebas PCR no se diseñaron para diagnosticar enfermedades. La prueba de la reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR) se describe en los medios de comunicación como el “patrón oro” para el diagnóstico “Covid”.
Pero Kary Mullis, el inventor del proceso galardonado con el Premio Nobel, nunca pretendió que se utilizara como herramienta de diagnóstico y así lo dijo públicamente:
“La PCR es sólo un proceso que permite hacer un montón de algo a partir de algo. No te dice que estás enfermo, ni que lo que has obtenido te vaya a hacer daño, ni nada por el estilo“.
7. Las pruebas PCR tienen un historial de ser inexactas y poco fiables. Se sabe que las pruebas PCR, el “patrón oro” para “Covid”, producen muchos resultados falsos positivos, al reaccionar con material de ADN que no es específico de Sars-Cov-2.
Un estudio chino descubrió que el mismo paciente podía obtener dos resultados diferentes de la misma prueba el mismo día. En Alemania, se sabe que las pruebas han reaccionado a virus del resfriado común. En EE.UU., algunas pruebas reaccionaron incluso con la muestra de control negativa.
El difunto presidente de Tanzania, John Magufuli, sometió muestras de cabra, papaya y aceite de motor a pruebas de PCR, y todas dieron positivo para el virus.
Ya en febrero de 2020 los expertos admitían que la prueba no era fiable. El Dr. Wang Cheng, presidente de la Academia China de Ciencias Médicas, declaró a la televisión estatal china:
“La precisión de las pruebas es sólo del 30-50%“. El propio sitio web del gobierno australiano afirmaba: “Las pruebas disponibles para evaluar la precisión y la utilidad clínica de las pruebas COVID-19 disponibles son limitadas“. Y un tribunal portugués dictaminó que las pruebas PCR eran “poco fiables” y no debían utilizarse para el diagnóstico.
La falta de fiabilidad de las pruebas PCR tampoco es exclusiva de “Covid”. Un estudio de 2006 descubrió que las pruebas PCR para un virus también respondían a otros virus. En 2007, la confianza en las pruebas PCR dio lugar a un “brote” de tos ferina que en realidad nunca existió.
Puede leer análisis detallados de los fallos de las pruebas PCR aquí, aquí y aquí.
8. Los valores CT de las pruebas PCR son demasiado altos. Las pruebas PCR se ejecutan en ciclos, el número de ciclos que utiliza para obtener su resultado se conoce como su “umbral de ciclo” o valor CT. Kary Mullis dijo: “Si tienes que hacer más de 40 ciclos[…]hay algo seriamente mal en tu PCR“.
Las directrices de PCR del MIQE están de acuerdo: “[Los] valores de PCR superiores a 40 son sospechosos debido a la baja eficacia implícita y, por lo general, no deben notificarse“.
El propio Dr. Fauci llegó a admitir que cualquier valor superior a 35 ciclos casi nunca es cultivable.
La Dra. Juliet Morrison, viróloga de la Universidad de California en Riverside, declaró al New York Times: “Cualquier prueba con un umbral de ciclos superior a 35 es demasiado sensible… Me sorprende que la gente piense que 40 [ciclos] puedan representar un positivo… Un umbral más razonable sería de 30 a 35″.
En el mismo artículo, el Dr. Michael Mina, de la Escuela de Salud Pública de Harvard, afirmó que el límite debería ser 30, y el autor continúa señalando que la reducción del CT de 40 a 30 habría reducido los “casos de covirus” en algunos estados hasta en un 90%.
Los propios datos de los CDC sugieren que ninguna muestra de más de 33 ciclos podría cultivarse, y el Instituto Robert Koch de Alemania afirma que nada de más de 30 ciclos es susceptible de ser infeccioso.
A pesar de ello, se sabe que casi todos los laboratorios de EE.UU. realizan sus pruebas con un mínimo de 37 ciclos y, en ocasiones, con un máximo de 45. El “procedimiento operativo estándar” del NHS para las pruebas PCR establece el límite en 40 ciclos.
Basándonos en lo que sabemos sobre los valores CT, la mayoría de los resultados de las pruebas PCR son, en el mejor de los casos, cuestionables.
9. La Organización Mundial de la Salud (dos veces) admitió que las pruebas PCR producen falsos positivos. En diciembre de 2020, la OMS publicó una nota informativa sobre el proceso de PCR en la que instruía a los laboratorios a tener cuidado con los valores altos de CT que causan resultados falsos positivos:
“cuando las muestras devuelven un valor Ct alto, significa que se necesitaron muchos ciclos para detectar el virus. En algunas circunstancias, es difícil distinguir entre el ruido de fondo y la presencia real del virus objetivo.”
Posteriormente, en enero de 2021, la OMS publicó otro memorando, esta vez advirtiendo de que las pruebas PCR positivas “asintomáticas” debían volver a analizarse porque podían ser falsos positivos:
“Cuando los resultados de las pruebas no se correspondan con la presentación clínica, debe tomarse una nueva muestra y volver a analizarse utilizando la misma tecnología NAT o una diferente.“
Estos anuncios coincidieron con el lanzamiento inicial de las “vacunas covid”.
10. La base científica de TODAS las pruebas “Covid” es cuestionable. El genoma del virus Sars-Cov-2 fue supuestamente secuenciado por científicos chinos en diciembre de 2019, y luego publicado el 10 de enero de 2020. Menos de dos semanas después, virólogos alemanes (Christian Drosten et al.) supuestamente habían utilizado el genoma para crear ensayos para pruebas PCR.
Escribieron un artículo, Detection of 2019 novel coronavirus (2019-nCoV) by real-time RT-PCR, que fue presentado para su publicación el 21 de enero de 2020, y luego aceptado el 22 de enero. Lo que significa que el artículo fue supuestamente “revisado por pares” en menos de 24 horas. Un proceso que normalmente lleva semanas.
Desde entonces, un consorcio de más de cuarenta científicos ha solicitado la retirada del artículo, redactando un extenso informe en el que se detallan 10 errores importantes en la metodología del artículo.
También han solicitado que se publique el informe de revisión por pares de la revista, para demostrar que el artículo realmente pasó por el proceso de revisión por pares. La revista aún no lo ha hecho.
Los ensayos Corman-Drosten son la base de todas las pruebas PCR “Covid” del mundo. Si el artículo es cuestionable, todas las pruebas PCR también lo son.
PARTE III: “CASOS” Y “MUERTES
11. Un gran número de “casos de Covid” son “asintomáticos”. Al principio de la “pandemia” se informó de que la mayoría de los “casos de Covid” nunca mostraron ningún síntoma. En marzo de 2020, estudios realizados en Italia sugerían que entre el 50% y el 75% de los Covid positivos no presentaban síntomas. Otro estudio realizado en el Reino Unido en agosto de 2020 reveló que el 86% de los “pacientes de Covid” no presentaban ningún síntoma vírico.
Un estudio chino de marzo de 2020 descubrió que más del 80% de los “casos asintomáticos” eran en realidad falsos positivos.
En resumen, la gran mayoría de los “casos” durante el primer año de la “pandemia” fueron personas que nunca enfermaron.
Tras una directiva de la OMS para volver a analizar los casos asintomáticos [9] en enero de 2021 -justo cuando las “vacunas” se lanzaron por primera vez- el porcentaje de “casos asintomáticos” ha sido supuestamente menor, aproximadamente del 40%.
12. Las cifras de “casos asintomáticos” carecen intrínsecamente de sentido. Desde el inicio de la “pandemia”, un “caso Covid” se ha definido en términos que garantizan inflar artificialmente las estadísticas.
La definición de “caso confirmado” de la Organización Mundial de la Salud es cualquiera que obtenga un resultado positivo de PCR, independientemente de los síntomas o los antecedentes personales. Además, se sabe que muchas agencias sanitarias de todo el mundo –incluidos los CDC estadounidenses– incluyen “casos probables” en sus estadísticas.
La OMS define un “caso probable” como cualquier persona que cumpla los “criterios clínicos” (es decir, que presente síntomas gripales) y haya estado en contacto con un “caso confirmado” O con otro “caso probable”:
“Caso probable: Un paciente que cumple los criterios clínicos Y es contacto de un caso probable o confirmado, o está vinculado a un cluster de COVID-19″.
Como se ha establecido anteriormente, las pruebas PCR no funcionan y producen falsos positivos. Las pruebas de flujo lateral también producen falsos positivos. Se sabe que estas pruebas pueden incluso dar resultados contradictorios para la misma persona al mismo tiempo. “Covid19” también carece de un perfil sintomático único, lo que descarta el diagnóstico clínico.
Si no se pueden realizar pruebas fiables de la enfermedad en un laboratorio ni identificarla mediante un perfil sintomático único, y muchos “casos” se reconocen como “asintomáticos”, entonces “Covid19” se convierte en una etiqueta sin significado.
En ausencia de cualquier tipo de método de diagnóstico fiable, las estadísticas de casos de cualquier enfermedad carecen intrínsecamente de sentido.
13. Las “muertes Covid” se crearon mediante manipulación estadística. Dado que las estadísticas de casos de “Covid” están infladas [12], se deduce naturalmente que las estadísticas de muertes por “Covid” tampoco son fiables. De hecho, desde el principio de la “pandemia” se observó que los recuentos de “muertes Covid” se estaban inflando artificialmente.
Según la Agencia de Estándares Sanitarios del Reino Unido, la OMS definió una “muerte Covid” en los siguientes términos:
“Una muerte por COVID-19 se define a efectos de vigilancia como una muerte resultante de una enfermedad clínicamente compatible en un caso probable o confirmado de COVID-19, a menos que exista una causa alternativa clara de muerte que no pueda relacionarse con la enfermedad por COVID-19 (por ejemplo, traumatismo).“
A lo largo de la “pandemia”, muchos países de todo el mundo fueron incluso más allá y definieron una “muerte por Covid” como una “muerte por cualquier causa en los 28/30/60 días siguientes a una prueba positiva“.
Funcionarios sanitarios de Dinamarca, Italia, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos, Irlanda del Norte y otros países han admitido esta práctica:
Los CDC de EE.UU. incluso registran muertes “probables” por Covid en sus estadísticas.
Si se elimina cualquier distinción entre morir de “Covid” y morir de otra cosa tras dar positivo en las pruebas de Covid, las cifras de “muertes por Covid” serán un concepto completamente sin sentido.
El patólogo británico Dr. John Lee ya advirtió de esta “sobreestimación sustancial“ en abril de 2020. Otras fuentes de grandes medios sistémicos también han informado de ello.
Teniendo en cuenta el enorme porcentaje de “infecciones asintomáticas por Covid” [11], la conocida prevalencia de comorbilidades graves [30] y el hecho de que todas las “pruebas Covid” son totalmente poco fiables [II], esto hace que las cifras de muertes por “Covid” sean una estadística completamente sin sentido.
PARTE IV: ENCIERROS
14. Los encierros no evitan la propagación de enfermedades. Hay poca o ninguna evidencia de que los encierros tengan algún impacto en limitar las “muertes Covid”. Si se comparan las regiones que cerraron con las que no lo hicieron, no se observa ningún patrón.
NUEVAS MUERTES ATRIBUIDAS A COVID 19 en FLORIDA Y CALIFORNIA
Nuevas muertes cada 100k, promedio móvil de 7 días

“Muertes Covid” en Florida (sin encierros) vs California (con encierros)
NUEVAS MUERTES ATRIBUIDAS A COVID 19 en REINO UNIDO Y SUECIA
Nuevas muertes cada 100k, promedio móvil de 7 días

“Muertes Covid” en Suecia (sin encierros) vs Reino Unido (con encierros)
Un metaanálisis previo a la publicación de la Universidad Johns Hopkins concluyó que los encierros no tenían prácticamente ningún efecto sobre la mortalidad por “Covid19”, mientras que otro documento sobre los “Determinantes de las muertes por COVID-19” publicado en abril de 2021 halló
“pocas pruebas de que los cierres redujeran las muertes”
15. Los encierros matan gente. Existen pruebas fehacientes de que los encierros -debido a los daños sociales, económicos y daños a la salud pública que causan- son más mortíferos que el supuesto “virus”.
El Dr. David Nabarro, enviado especial de la Organización Mundial de la Salud para Covid-19 describió los encierros como una “catástrofe global” en octubre de 2020:
“En la Organización Mundial de la Salud no abogamos por los encierros como principal medio de control del virus[…] parece que podríamos tener una duplicación de la pobreza mundial para el año que viene. Puede que tengamos al menos una duplicación de la desnutrición infantil […] Se trata de una catástrofe mundial terrible y espantosa”.
Un informe de la ONU de abril de 2020 advertía de la muerte de 100.000 niños por el impacto económico de los encierros, mientras decenas de millones más se enfrentan a una posible pobreza y hambruna.
El desempleo, la pobreza, el suicidio, el alcoholismo, el consumo de drogas y otras crisis sociales y de salud mental están aumentando en todo el mundo. Mientras que en muchos países del mundo ya se ha observado un aumento de la mortalidad por cardiopatías, cáncer y otras afecciones debido a cirugías y revisiones no realizadas o realizadas con retraso.
Un informe del Banco Mundial de junio de 2021 calculaba que cerca de 100 millones de personas se habían visto sumidas en la pobreza extrema por las denominadas “medidas contra el cólera”.
En enero de 2023, los servicios sanitarios de todo el mundo seguían experimentando retrasos caóticos en el tratamiento y el diagnóstico. Es probable que las repercusiones del bloqueo afecten a la salud pública durante años.
El impacto del bloqueo podría explicar cualquier aumento observado en el exceso de mortalidad[33].
16. Los bebés nacidos durante los encierros tienen un coeficiente intelectual más bajo. Un estudio realizado en la Universidad de Brown descubrió que los niños nacidos después de marzo de 2020 tenían, de media, un coeficiente intelectual 21 puntos más bajo que las generaciones anteriores, concluyendo:
“quedan interrogantes sobre el impacto del trabajo desde casa, el refugio en el lugar y otras políticas de salud pública que han limitado la interacción social y las experiencias típicas de la infancia en el neurodesarrollo infantil temprano.”
Esto refleja los informes de niños mayores (de 4 a 5 años) sobre el retraso en el desarrollo de las habilidades sociales y la incapacidad para leer las señales faciales.
17. Los hospitales nunca estuvieron inusualmente sobrecargados. El principal argumento utilizado para defender los cierres fue que “aplanar la curva” evitaría una rápida afluencia de casos y protegería a los sistemas sanitarios del colapso. Pero la mayoría de los sistemas sanitarios nunca estuvieron cerca del colapso en absoluto.
En marzo de 2020 se informó de que los hospitales de España e Italia estaban desbordados de pacientes, pero esto ocurre cada temporada de gripe. En 2017 los hospitales españoles estaban al 200% de su capacidad, y en 2015 hubo pacientes durmiendo en los pasillos. Un artículo de JAMA de marzo de 2020 descubrió que los hospitales italianos “suelen funcionar al 85-90% de su capacidad en los meses de invierno“.
En el Reino Unido, el Servicio Nacional de Salud suele estar al límite de su capacidad en invierno.
Como parte de su política Covid, el NHS anunció en la primavera de 2020 que iban a
“reorganizar la capacidad hospitalaria de nuevas formas para tratar a los pacientes Covid y no Covid por separado” y que “como resultado, los hospitales experimentarán presiones de capacidad con tasas de ocupación general más bajas de lo que habría sido el caso anteriormente.“
Esto significa que han eliminado miles de camas.
Sí, durante una supuesta pandemia mortal, de hecho redujeron la ocupación máxima de los hospitales.
A pesar de ello, el NHS nunca sintió presión más allá de la típica temporada de gripe, y en ocasiones llegó a tener 4 veces más camas vacías de lo normal.
Tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos se gastaron millones en hospitales de emergencia temporales que nunca se utilizaron.
Un artículo publicado en Health Policy en noviembre de 2021 descubrió que, en toda Europa Occidental, sólo se superó la “capacidad de sobrecarga” de camas de UCI durante un día: en Lombardía, el 3 de abril de 2020.
18. Se produjo un aumento masivo del uso de Órdenes de No Resucitar (DNR) “ilegales”. Los organismos de control y las agencias gubernamentales informaron de enormes aumentos en el uso de Órdenes de No Resucitar (DNR) en los años 2020-2021.
Ya en marzo de 2020, cuando la “pandemia” aún estaba en sus primeras fases, aparecieron artículos en las principales revistas que predecían el uso “unilateral” de las DNR, algo que “rara vez había tenido un papel antes de Covid“:
“los médicos de algunos entornos sanitarios pueden decidir unilateralmente redactar una orden de no reanimar. Este último enfoque no se acepta de manera uniforme y, antes de COVID-19, rara vez se empleaba. Sin embargo, durante esta pandemia, en situaciones extremas como la de un paciente con una enfermedad crónica grave subyacente e insuficiencia cardiopulmonar aguda que empeora a pesar de la terapia máxima, puede haber un papel para una DNR unilateral para reducir el riesgo de RCP médicamente inútil para los pacientes, las familias y los trabajadores sanitarios.“
En EE.UU., los hospitales consideraron la posibilidad de aplicar “DNR universales” a cualquier paciente que diera positivo en la prueba de Covid, y las enfermeras denunciantes han admitido que en Nueva York se abusó del sistema de DNR.
En el Reino Unido se produjo un aumento “sin precedentes” de las DNR “ilegales” para discapacitados, las consultas de medicina general enviaron cartas a pacientes no terminales recomendándoles que firmaran órdenes de DNR, mientras que otros médicos firmaron “DNR generalizadas“ para residencias de ancianos enteras.
Un estudio realizado por la Universidad de Sheffield descubrió que más de un tercio de todos los pacientes “sospechosos” de Covid tenían una DNR adjunta a su expediente en las 24 horas siguientes al ingreso hospitalario.
En un artículo publicado en la revista “Public Health Frontiers“ en mayo de 2021, se defendía “éticamente” el uso “unilateral” de las DNR en pacientes con Covid:
“Algunos países se vieron obligados a adoptar una política de DNR unilateral para determinados grupos de pacientes […] En la difícil situación actual… hay que tomar decisiones difíciles. Podrían prevalecer los beneficios sociales sobre los individuales.”
El uso generalizado de órdenes de no reanimar forzadas o ilegales podría explicar cualquier aumento de la mortalidad en 2020/21.[33]
PARTE V: VENTILACIÓN MECÁNICA
19. La ventilación NO es un tratamiento para las infecciones respiratorias. La ventilación mecánica no es, y nunca ha sido, un tratamiento recomendado para infecciones respiratorias de ningún tipo. En los primeros días de la pandemia, muchos médicos salieron a la palestra cuestionando el uso de ventiladores para tratar el “Covid”.
Escribiendo en The Spectator, el Dr. Matt Strauss declaraba:
“Los respiradores no curan ninguna enfermedad. Pueden llenar los pulmones de aire cuando uno es incapaz de hacerlo por sí mismo. En la conciencia del público se asocian a las enfermedades pulmonares, pero en realidad ésta no es su aplicación más común ni la más adecuada.”
En palabras del neumólogo alemán Dr. Thomas Voshaar, presidente de la Asociación de Clínicas Neumatológicas:
“Cuando leímos los primeros estudios e informes de China e Italia, nos preguntamos inmediatamente por qué la intubación era tan frecuente allí. Esto contradecía nuestra experiencia clínica con la neumonía vírica.”
A pesar de ello, la OMS, los CDC, el ECDC y el NHS “recomendaron” ventilar a los pacientes con Covid en lugar de utilizar métodos no invasivos.
Esto no era una política médica diseñada para tratar mejor a los pacientes, sino para reducir la hipotética propagación del Covid evitando que los pacientes exhalaran gotitas de aerosol, esto se dejó claro en las directrices publicadas oficialmente.
20. Los respiradores matan a la gente. Poner un respirador a alguien que padece gripe, neumonía, enfermedad pulmonar obstructiva crónica o cualquier otra afección que restrinja la respiración o afecte a los pulmones no aliviará ninguno de esos síntomas. De hecho, es casi seguro que los empeorará y matará a muchos de ellos.
Los tubos de intubación son una fuente potencial de una infección conocida como “neumonía asociada al ventilador”, que, según los estudios, afecta hasta al 28% de todas las personas conectadas a ventiladores y mata al 20-55% de los infectados.
La ventilación mecánica también daña la estructura física de los pulmones, provocando “lesiones pulmonares inducidas por la ventilación“, que pueden afectar gravemente a la calidad de vida e incluso causar la muerte.
Los expertos estiman que entre el 40 y el 50% de los pacientes ventilados mueren, independientemente de su enfermedad. En todo el mundo, entre el 66% y el 86% de todos los “pacientes Covid” conectados a respiradores murieron.
Según esta enfermera, en Nueva York los respiradores se utilizaban de forma tan inadecuada que destruían los pulmones de los pacientes:
Esta política fue una negligencia en el mejor de los casos y un asesinato potencialmente deliberado en el peor. Este mal uso de los respiradores podría explicar cualquier aumento de la mortalidad en 2020/21 [33].
PARTE VI: MÁSCARAS
21. Las mascarillas no funcionan. Al menos una docena de estudios científicos han demostrado que las mascarillas no hacen nada para detener la propagación de los virus respiratorios.
Un metaanálisis publicado por los CDC en mayo de 2020 no encontró “ninguna reducción significativa en la transmisión de la gripe con el uso de mascarillas“.
Una revisión canadiense de julio de 2020 encontró “pruebas limitadas de que el uso de mascarillas podría reducir el riesgo de infecciones respiratorias virales“.
Otro estudio con más de 8000 sujetos encontró que las mascarillas “no parecían ser eficaces contra las infecciones respiratorias virales confirmadas en laboratorio ni contra la infección respiratoria clínica.”
Hay literalmente demasiados para citarlos todos, pero puede leerlos: [1][2][3][4][5][6][7][8][9][10] O leer un resumen de SPR aquí.
Aunque se han realizado algunos estudios que afirman demostrar que la mascarilla funciona para Covid, todos tienen graves defectos. Uno de ellos se basaba en encuestas autoinformadas. Otro estaba tan mal diseñado que un grupo de expertos exigió su retirada. Un tercero se retiró después de que sus predicciones resultaran totalmente incorrectas.
La OMS encargó su propio metaanálisis en la revista The Lancet, pero ese estudio sólo analizaba las mascarillas N95 y sólo en hospitales. [Para un resumen completo de los datos erróneos de este estudio, haga clic aquí].
Aparte de las pruebas científicas, hay muchas pruebas en el mundo real de que las mascarillas no sirven para detener la propagación de enfermedades.
Por ejemplo, Dakota del Norte y Dakota del Sur tuvieron cifras de “casos” casi idénticas, a pesar de que una de ellas tenía la obligación de utilizar mascarillas y la otra no:
CASOS CADA 100k EN NORTH DAKOTA Y SOUTH DAKOTA

En Kansas, los condados sin mandatos de máscaras en realidad tuvieron menos “casos” de Covid que los condados con mandatos de máscaras. Y a pesar de que las máscaras son muy comunes en Japón, tuvieron su peor brote de gripe en décadas en 2019.
Las mascarillas no solo no funcionan, sino que era ampliamente conocido que no funcionaban antes de 2020.
Una revisión de la literatura de 2016 publicada en el Journal of Oral Health encontró:
“no hay datos científicos convincentes que respalden la eficacia de las mascarillas para la protección respiratoria.”
(Este estudio se eliminó silenciosamente del sitio web de la revista en junio de 2020, porque “ya no era relevante en el clima actual“).
Otro estudio, publicado en 2020 pero realizado en 2019, encontró:
“ningún efecto significativo de las mascarillas en la transmisión de la gripe confirmada en laboratorio.”
En su revisión de 2020, “Masks Don’t Work“, el Dr. Denis Rancourt cita estudios de 2009, 2010, 2012, 2016, 2017 y 2019… ninguno de los cuales encontró ningún beneficio significativo en absoluto de usar una máscara.
Y, lo que es más revelador, en su propio informe sobre la gripe de 2019, la propia OMS señaló que:
“no hay pruebas de que [las mascarillas sean] eficaces para reducir la transmisión”
22. Las mascarillas son malas para su salud. Usar una máscara durante largos períodos, usar la misma máscara más de una vez y otros aspectos de las máscaras de tela puede ser malo para su salud. La revista International Journal of Environmental Research and Public Health publicó recientemente un largo estudio sobre los efectos perjudiciales del uso de mascarillas.
El Dr. James Meehan informó en agosto de 2020 que estaba observando aumentos de neumonía bacteriana, infecciones fúngicas y erupciones faciales.
También se sabe que las mascarillas contienen microfibras de plástico, que dañan los pulmones cuando se inhalan y pueden ser potencialmente cancerígenas.
Los niños que llevan mascarillas respiran por la boca, lo que provoca deformidades faciales.
Personas de todo el mundo se han desmayado por intoxicación de CO2 mientras llevaban puestas las mascarillas, y algunos niños en China incluso sufrieron un paro cardiaco repentino.
Además, las máscaras en realidad pueden aumentar la probabilidad de enfermedades respiratorias, un ensayo de máscaras de tela de 2015 encontró que:
“La retención de humedad, la reutilización de máscaras de tela y la filtración deficiente pueden resultar en un mayor riesgo de infección.”
Mientras que un nuevo estudio publicado en julio de 2022 encontró que las máscaras, especialmente las usadas más de una vez, eran caldo de cultivo tanto para bacterias como para microbios fúngicos.
Otro trabajo revisado por expertos sobre la eficacia de las mascarillas, de abril de 2022, halló:
“Aunque no se pudieron inferir conclusiones de causa-efecto a partir de este análisis observacional, la falta de correlaciones negativas entre el uso de mascarillas y los casos y muertes por COVID-19 sugiere que el uso generalizado de mascarillas […] no fue capaz de reducir la transmisión de COVID-19. Además, la correlación positiva moderada entre el uso de mascarillas y las muertes en Europa Occidental también sugiere que el uso universal de mascarillas puede haber tenido consecuencias no deseadas perjudiciales.”
23. Las mascarillas son malas para el planeta. Desde hace más de un año se utilizan millones y millones de mascarillas desechables al mes. Según un informe de la ONU, es probable que la pandemia de Covid19 haga que los residuos plásticos aumenten más del doble en los próximos años, y la gran mayoría son mascarillas.
El informe advierte de que estas mascarillas (y otros residuos médicos) obstruirán los sistemas de alcantarillado y riego, lo que repercutirá en la salud pública, el riego y la agricultura.
Un estudio de la Universidad de Swansea descubrió que “se liberaban metales pesados y fibras de plástico al sumergir las mascarillas de usar y tirar en el agua“. Estos materiales son tóxicos tanto para las personas como para la fauna.
Otro estudio, publicado en 2022, descubrió que
“las mascarillas desechables y los guantes de plástico podrían suponer un riesgo continuo para la fauna salvaje durante decenas, si no cientos de años.”
PARTE VII: VACUNAS
24. Las “vacunas” contra el Covid no tienen precedentes. Antes de 2020 nunca se había desarrollado con éxito una vacuna contra un coronavirus humano.
Tras la aparición de “Covid”, supuestamente se fabricaron más de 20 en 18 meses.
Los científicos llevan años intentando desarrollar una vacuna contra el SRAS y el MERS con escaso éxito. Algunas de las vacunas contra el SRAS que fracasaron provocaron de hecho hipersensibilidad al virus del SRAS. Esto significa que los ratones vacunados podrían contraer la enfermedad de forma más grave que los no vacunados. Otro intento causó daños hepáticos en hurones.
Mientras que la teoría en la que se basan las vacunas tradicionales es que la exposición del cuerpo a una cepa debilitada de un microorganismo desencadenará una respuesta inmunitaria, muchas de estas nuevas “vacunas” Covid son vacunas de ARNm.
En teoría, las vacunas de ARNm (ácido ribonucleico mensajero) funcionan inyectando ARNm viral en el cuerpo, donde se replica dentro de las células y anima al organismo a reconocer y producir antígenos para las “proteínas pico” del virus.
Las vacunas de ARNm han sido objeto de investigación desde la década de 1990, pero antes de 2020 ninguna vacuna de ARNm había sido aprobada para su uso en humanos.
Sin embargo, tras la aparición de Covid, dos empresas diferentes fabricaron dos vacunas de ARNm supuestamente “seguras y eficaces” con semanas de diferencia.
25. Las “vacunas Covid” no confieren inmunidad ni previenen la transmisión. Se admite fácilmente que las “vacunas” Covid no confieren inmunidad frente a la infección y no evitan que se transmita la enfermedad a otras personas. De hecho, un artículo del British Medical Journal destacaba que los ensayos de la vacuna ni siquiera se diseñaron para intentar evaluar si las “vacunas” limitaban la transmisión.
Los propios fabricantes de vacunas, al lanzar las terapias genéticas de ARNm no probadas, dejaron muy claro que la “eficacia” de sus productos se basaba en la “reducción de la gravedad de los síntomas“.
En octubre de 2022, Janine Small, ejecutiva de Pfizer, testificó ante el parlamento de la UE y admitió que Pfizer ni siquiera probó si su vacuna prevenía la transmisión del “Covid” antes de su lanzamiento al público.
26. Las vacunas se lanzaron precipitadamente y tienen efectos desconocidos a largo plazo. El desarrollo de vacunas es un proceso lento y laborioso. Normalmente, desde su desarrollo hasta su aprobación para el uso público, pasando por las pruebas, transcurren muchos años. Las distintas vacunas contra el Covid se desarrollaron y aprobaron en menos de un año.
El propio sitio web de Moderna admite que “normalmente se tarda entre 10 y 15 años en desarrollar una vacuna“, pero presume de haber producido su SpikeVax “en 2 meses“.
Obviamente, no puede haber datos de seguridad a largo plazo sobre productos químicos que tienen menos de un año.
Pfizer incluso admite que esto es cierto en el contrato de suministro filtrado entre el gigante farmacéutico y el gobierno de Albania:
“los efectos a largo plazo y la eficacia de la Vacuna no se conocen actualmente y que puede haber efectos adversos de la Vacuna que no se conocen actualmente”.
Además, ninguna de las vacunas ha sido sometida a ensayos adecuados. Muchas de ellas se saltaron por completo los ensayos de las primeras fases, y los ensayos en humanos de las últimas fases o bien no han sido revisados por expertos, o bien no han publicado sus datos, o no terminarán hasta 2023 o fueron abandonados tras “graves efectos adversos”.
27. A los fabricantes de vacunas se les ha concedido una indemnización legal en caso de que causen daños. La Ley de Preparación Pública y Preparación para Emergencias (PREP) de EE.UU. concede inmunidad hasta al menos 2024.
La ley de licencias de productos de la UE hace lo mismo, y hay informes de cláusulas de responsabilidad confidencial en los contratos que la UE firmó con los fabricantes de vacunas.
El Reino Unido fue incluso más lejos, concediendo una indemnización legal permanente al gobierno, y a cualquier empleado del mismo, por cualquier daño causado cuando un paciente está siendo tratado por Covid19 o “sospecha de Covid19”.
De nuevo, el contrato albanés filtrado sugiere que Pfizer, al menos, hizo de esta indemnización una exigencia estándar del suministro de vacunas Covid:
“Por la presente, el comprador acepta indemnizar, defender y eximir de responsabilidad a Pfizer […] frente a cualesquiera demandas, reclamaciones, acciones, demandas, pérdidas, daños, responsabilidades, acuerdos, sanciones, multas, costes y gastos…”.
28. Las “vacunas” Covid conllevan un riesgo significativo de efectos secundarios adversos. Las vacunas experimentales Covid han causado potencialmente docenas de afecciones graves en millones de personas. Entre ellas se incluyen miocarditis (especialmente en niños pequeños), coágulos sanguíneos, reacciones alérgicas, afecciones cutáneas, parálisis de Bell, irregularidades menstruales y más. [Para un desglose detallado de estas afecciones, haga clic aquí].
El Sistema de Notificación de Reacciones Adversas a las Vacunas (VAERS) de los CDC de EE.UU. ha recibido el doble de notificaciones desde la introducción de la vacuna contra la Covid que todos los años anteriores juntos.
TODOS LOS REPORTES A VAERS POR AÑO

PARTE VIII: DATOS SOBRE MORTALIDAD
29. La tasa de supervivencia de “Covid” es superior al 99%. Los expertos médicos del gobierno se esforzaron en subrayar, desde el principio de la pandemia, que la inmensa mayoría de la población no corre ningún peligro a causa del “Covid”.
Una nueva revisión global de los datos de Covid, publicada en octubre de 2022 por el epidemiólogo de Stanford John Ioannidis (et al), halló una tasa media de letalidad de sólo el 0,07% en personas menores de 70 años.
Casi todos los estudios de anticuerpos sobre la relación infección-fatalidad (IFR) del Covid han arrojado resultados entre el 0,04% y el 0,5%. Lo que significa que, suponiendo por un momento que el “covid” haya existido alguna vez como enfermedad diferenciada, su tasa de supervivencia era de al menos el 99,5%.
30. La gran mayoría de las muertes por “covid” tienen comorbilidades graves. En marzo de 2020, el gobierno italiano publicó estadísticas que mostraban que el 99,2% de sus “muertes por Covid” tenían al menos una comorbilidad grave.
Entre ellas, cáncer, cardiopatías, demencia, Alzheimer, insuficiencia renal y diabetes (entre otras). Más del 50% tenían tres o más enfermedades graves preexistentes.
Este patrón se ha mantenido en todos los demás países a lo largo de la “pandemia”. Una solicitud FOIA de octubre de 2020 a la ONS del Reino Unido reveló que menos del 10% del recuento oficial de “muertes por Covid” en ese momento tenía Covid como única causa de muerte.
En resumen, la gran mayoría de “muertes por Covid” eran personas muy frágiles.
Esto fue interpretado por la prensa como que la vejez o la enfermedad eran “factores de riesgo” de “Covid”. Sin embargo, podría decirse con más exactitud que el factor de riesgo número uno para “morir de Covid” era ya morir de otra cosa.
31. La edad media de la muerte por “Covid” es superior a la esperanza media de vida. La edad media de una “muerte por Covid” en el Reino Unido es de 82,5 años. En Italia, es de 86. En Alemania, 83. En Suiza, 86. Canadá, 86. Estados Unidos, 78. Australia, 82.
En casi todos los casos, la edad media de una “muerte por Covid” es superior a la esperanza de vida nacional.
La investigación de marzo de 2021 descubrió que, en los ocho países estudiados, más del 64% de todas las “muertes por Covid” se produjeron en personas que superaban la esperanza de vida nacional.
Por tanto, en la mayor parte del mundo, la “pandemia” tuvo un impacto mínimo o nulo en la esperanza de vida. Esto contrasta con la gripe española, que provocó un descenso del 28% de la esperanza de vida en Estados Unidos en poco más de un año. [fuente]
32. La mortalidad por Covid refleja exactamente la curva de mortalidad natural. Estudios estadísticos del Reino Unido y la India han demostrado que la curva de la “muerte Covid” sigue casi exactamente la curva de la mortalidad esperada:

Probabilidad de fallecer de COVID versus riesgo normal anual

El riesgo de muerte “por Covid” sigue, casi exactamente, su riesgo de fondo de muerte en general.
El pequeño aumento para algunos de los grupos de mayor edad puede explicarse por otros factores[15][18][20][28].
33. NO ha habido un exceso de mortalidad inusual. El número global de víctimas mortales de “Covid”, incluso con estadísticas exageradas [13], nunca fue lo suficientemente alto como para justificar las respuestas draconianas que vimos por parte de la mayoría de los gobiernos del mundo.
En tres años de “Covid”, se han producido aproximadamente 6,8 millones de “muertes Covid”, o 2,3 millones al año. Eso es el 0,03% de la población mundial. A modo de comparación, la gripe española de 1918 mató entre 25 y 100 millones de personas en dos años, o entre el 0,7 y el 2,8% de la población mundial al año.
La prensa ha calificado 2020 como el “año más mortífero para el Reino Unido desde la Segunda Guerra Mundial“, pero esto es engañoso porque ignora el aumento masivo de la población desde entonces. Una medida estadística más razonable de la mortalidad es la Tasa de Mortalidad Estandarizada por Edad (TMEE):
Según esta medida, 2020 ni siquiera es el peor año para la mortalidad desde 2000. De hecho, desde 1943 sólo 9 años han sido mejores que 2020.
Del mismo modo, en EE.UU. la ASMR para 2020 sólo se sitúa en los niveles de 2004:

Suecia, que no se encerró, vio cómo la mortalidad por todas las causas alcanzaba niveles nunca vistos en 2012:

El conjunto de datos de mortalidad del Banco Mundial estima que en 2020 la tasa bruta de mortalidad mundial aumentó de ~7,6 a 8, es decir, volvió al nivel observado entre 2006 y 2011.
A partir de mayo de 2021, la Organización Mundial de la Salud empezó a hablar del “verdadero coste de la pandemia”, promoviendo esfuerzos para inflar aún más el número de muertes de la pandemia atribuyendo todo el exceso de muertes desde 2020 a Covid. Sin embargo, dado que cualquier aumento de la mortalidad podría atribuirse a causas ajenas al Covid [hechos 15, 18, 20 y 28], eso es irracional o un engaño intencionado.
Además, hay pruebas fehacientes de que el exceso de muertes no tiene nada que ver con “Covid”, ya que el exceso de muertes ha seguido aumentando a pesar de que los casos de Covid han disminuido. Como se informó en el Spectator en noviembre de 2022:
“¿Por qué el exceso de muertes es mayor ahora que durante Covid?”
Tampoco es sólo en el Reino Unido, como escribieron Toby Green y Thomas Fazi para Unherd el 30 de enero:
“…a pesar de unas tasas de mortalidad Covid relativamente bajas, el exceso de muertes en todos los grupos de edad en Europa en 2022 fue tan alto como en 2020 y más alto que en 2021, incluso en las cohortes de más edad. Fuera de Europa, la situación es muy parecida…”
El hecho de que el exceso de muertes haya seguido aumentando a pesar de la supuesta ralentización de la “pandemia” es una prueba de que cualquier exceso de mortalidad puede no haber sido causado nunca por el “Covid”, sino que en realidad se debió a otros factores (por ejemplo, las consecuencias económicas y sociales de las políticas de bloqueo y, potencialmente, la distribución de “vacunas” no probadas e innecesarias).
PARTE IX: PLANIFICACIÓN Y ENGAÑO
34. La UE estaba preparando “pasaportes de vacunas” al menos un AÑO antes de que comenzara la pandemia. Las contramedidas COVID propuestas, presentadas al público como medidas de emergencia improvisadas, han existido desde antes de la aparición de la enfermedad.
Dos documentos de la UE publicados en 2018, el “Estado de confianza en las vacunas 2018“ y un informe técnico titulado “Diseño e implementación de un sistema de información de inmunización“, discutieron la plausibilidad de un sistema de monitoreo de vacunación en toda la UE.
Estos documentos se combinaron en la “Hoja de ruta de vacunación” de 2019, que (entre otras cosas) estableció un “estudio de viabilidad” sobre pasaportes de vacunas para comenzar en 2019 y finalizar en 2021:

Las conclusiones finales de este informe se hicieron públicas en septiembre de 2019, justo un mes antes del Evento 201 (abajo).
De hecho, los programas de vacunación e inmunización han sido reconocidos como “un punto de entrada para la identidad digital” desde al menos 2018.
Fundada en 2016, ID2020 es una “alianza” corporativa-gubernamental dedicada a “proporcionar identidad digital a todos”. En marzo de 2018, la ID2020 publicó un artículo titulado “Inmunización: un punto de entrada para la identidad digital“, en el que el autor argumenta:
“La inmunización plantea una enorme oportunidad para escalar la identidad digital”
ID2020 fue fundada conjuntamente por Microsoft, la Fundación Rockefeller y GAVI the Vaccine Alliance. Entre sus “socios” figuran Facebook y la ONU.
35. Un “ejercicio de entrenamiento” predijo la pandemia pocas semanas antes de que comenzara. En octubre de 2019, el Foro Económico Mundial y la Universidad Johns Hopkins celebraron el Evento 201. Se trataba de un ejercicio de entrenamiento basado en un coronavirus zoonótico que iniciaba una pandemia mundial. El ejercicio fue patrocinado por la Fundación Bill y Melinda Gates y GAVI la alianza de vacunas.
El ejercicio publicó sus conclusiones y recomendaciones en noviembre de 2019 como una “llamada a la acción“. Un mes después, China registró su primer caso de “Covid”.
36. Líderes mundiales escépticos de Covid “murieron repentinamente”. Múltiples líderes políticos que se oponían a las políticas Covid de la Organización Mundial de la Salud murieron inesperadamente, solo para ver cómo sus sucesores revocaban inmediatamente sus políticas Covid contrarias a la OMS.
El 3 de mayo de 2020, el presidente de Burundi, Pierre Nkurunzia, tachó Covid de “engaño”. Tres días después, el Consejo de Relaciones Exteriores advirtió de “tendencias peligrosas en la democracia de Burundi“.
El 14 de mayo de 2020, Nkurunzia expulsó formalmente de Burundi a los representantes de la OMS. Menos de un mes después, murió “de una enfermedad repentina”. Su sucesor calificó a Covid de “nuestro mayor enemigo”, e invitó a la OMS a regresar.
Se produjo una situación casi idéntica en Tanzania, donde el presidente John Magufuli, escéptico ante Covid, cuestionó la exactitud de las pruebas PCR y prohibió el uso de vacunas Covid en su país.
En marzo de 2021, Magufuli desapareció de la escena pública durante semanas. De nuevo, el Council on Foreign Relations publicó un artículo pidiendo su destitución, y de nuevo se informó de que había muerto repentinamente.
Su sucesor dio marcha atrás de inmediato con respecto al Covid, imponiendo cuarentenas, distanciamiento social y uso de máscaras, además de inscribir a Tanzania en el programa de vacunas de la OMS y vacunar a 10 millones de sus ciudadanos.
37. Durante la “pandemia” de Covid, la Gripe “desapareció” casi por completo. En Estados Unidos, desde febrero de 2020, los casos de gripe se han reducido supuestamente en más de un 98%.

En septiembre de 2020, los CDC estadounidenses informaron de que la actividad de la gripe había disminuido notablemente en Estados Unidos, Australia, Sudáfrica y Chile.
En abril de 2021, Scientific American publicó un artículo titulado:
“La gripe ha desaparecido durante más de un año”
La explicación dada es que las medidas anti-Covid – por ejemplo, máscaras y cierres – detuvieron la propagación de la gripe. Pero hemos comprobado que las mascarillas y los encierros no detienen la propagación de las enfermedades respiratorias[14][21].
En resumen, globalmente, la gripe desapareció casi por completo a lo largo de 2020 y 2021, y eso no puede explicarse por las medidas anti-Covid.
Mientras tanto, una nueva enfermedad llamada “Covid”, que tiene síntomas idénticos [1] y una tasa de mortalidad similar [29] a la gripe, estaba afectando aparentemente a todas las personas normalmente afectadas por la gripe.
PARTE X: BENEFICIOS Y MOTIVOS
38. La pandemia de Covid hizo avanzar una agenda política preexistente. Desde sus primeros días, el Covid se utilizó como excusa para impulsar reformas de los sistemas alimentario, de identidad y monetario, así como para promover agendas “verdes” que centralizaran el poder mundial y nacional.
Ya en marzo de 2020, el ex primer ministro británico Gordon Brown pedía un “gobierno global” para hacer frente a la pandemia.
La pandemia también fue testigo de un aumento de los poderes de censura y vigilancia, tanto en China como en Occidente.
En septiembre de 2018, el importante papel de la “identidad digital” en el futuro “contrato social” fue uno de los principales temas de conversación en Davos. En diciembre de 2020, The Economist informó de que “Covid-19 espolea los planes nacionales para dar a los ciudadanos identidades digitales“.
En enero de 2019, se informó de que el Banco de Pagos Internacionales y 70 bancos centrales de todo el mundo participaban en investigaciones sobre monedas digitales de bancos centrales (CBDC). En julio de 2021, FinTech times informó de que la pandemia había “acelerado el desarrollo de las monedas digitales de los bancos centrales hasta en cinco años“.
A lo largo de 2019, artículos y documentos reclamaban una “transformación radical” del sistema alimentario mundial. Para 2021, Deloitte informaba de que “Covid” había “acelerado la transformación alimentaria“.
El Instituto Grantham del Imperial College de Londres publicó un artículo en el que afirmaba que Covid había permitido a la opinión de expertos “poner un pie en la puerta” para que pudieran “abogar firmemente por una recuperación de “emisiones netas cero y un futuro resiliente“.
Por último, la pandemia abrió la puerta a cambios globalistas radicales en las políticas de salud pública en forma de la propuesta de “Tratado de Pandemia“.
39. Las corporaciones vieron beneficios MASIVOS debido a Covid. Empresas de múltiples sectores vieron enormes beneficios debido a la “pandemia”, la mayoría de los cuales surgieron de aumentos en el gasto gubernamental poniendo dinero público en manos privadas.
El mercado mundial de mascarillas, por ejemplo, se expandió más de un 15000%, pasando de 1.400 millones de dólares en 2019 a 225.000 millones en 2020. Y eso es solo mascarillas, no otras formas de equipos de protección personal (EPP) que todos vieron aumentos masivos en el gasto tanto personal como gubernamental.
Sólo en el Reino Unido, el coste del simple almacenamiento de estos EPI se elevó a más de 1.000 millones de libras, con otros 4.000 millones de libras en EPI no utilizados simplemente tirados a la basura, y otras amortizaciones por un total de casi 10.000 millones de libras.
Los guantes de goma y los desinfectantes de manos también experimentaron un enorme repunte en el mercado gracias al gasto público. Gran parte de este dinero se desperdició por completo al caducar los productos.
Amazon vio duplicados sus beneficios gracias a la covacha, y las plataformas de streaming sumaron millones de nuevos usuarios gracias a los bloqueos
Sin embargo, los mayores beneficios se vieron en el sector de las vacunas. Desde el lanzamiento de la vacuna, las compañías farmacéuticas han ganado aproximadamente 1000 dólares por segundo.
A finales de 2019, los ingresos de Pfizer eran los más bajos desde 2010, dos años después habían aumentado un 150% y eran los más altos de su historia.
A los pocos meses del lanzamiento de la vacuna, 9 fabricantes de vacunas se habían convertido en multimillonarios. En mayo de 2022, esa cifra había aumentado a 40.
40. La élite ha amasado fortunas durante la pandemia. No solo las empresas farmacéuticas se han beneficiado de Covid, desde el inicio del bloqueo las personas más ricas se han enriquecido significativamente.
En octubre de 2020, Business Insider informó de que “los multimillonarios vieron aumentar su patrimonio neto en medio billón de dólares” solo en los seis primeros meses de la pandemia.
En abril de 2021, Forbes informaba de que se habían creado 40 nuevos multimillonarios “luchando contra el coronavirus“.
El proceso no ha hecho más que acelerarse.
En mayo de 2022, el número de nuevos multimillonarios creados por la pandemia ascendía a 543. O aproximadamente uno cada 30 horas en los dos años anteriores. Eso incluye 40 nuevos multimillonarios sólo en el sector farmacéutico.
Mientras tanto, la proporción de la riqueza mundial en manos de multimillonarios ha aumentado del 10% en 2019 al 14% en 2022, un incremento mayor que el de los 16 años anteriores juntos.
En total, las personas más ricas del mundo aumentaron su riqueza colectiva en más de cinco billones de dólares en los últimos tres años, todo gracias a Covid.
CONCLUSIÓN
En la introducción de este artículo he dicho que se actualizaba no sólo en cuanto a los hechos, sino también en cuanto al enfoque. Ahora lo aclaro.
Cuando se publicó la primera edición de esta lista, “Covid” seguía siendo un ejercicio de fuego real. Una guerra propagandística en expansión, donde los hechos eran munición y las líneas de suministro estaban tensas. Tenía que ser lo que era: breve, directa y de fácil acceso.
Hoy en día, el frente pandémico es un lugar más tranquilo. Una ruina fangosa de un campo de batalla, salpicada de cadáveres y estandartes flácidos sobre pentagramas rotos. Abandonado a los carroñeros, mientras ambos bandos se preparan para la próxima gran ofensiva.
La “covid” está siendo suavemente atenuada en favor de las conversaciones sobre Ucrania, el cambio climático e incluso “la próxima pandemia“.
Nuestro mundo no ha vuelto a la “normalidad” -y probablemente nunca lo hará-, pero mientras la transformación sigue en marcha, el agente de ese cambio inicial está siendo lentamente apartado por nuevos frentes en la guerra del Gran Reseteo por el control del mundo.
Ahora nos encontramos con que hay espacio -y tiempo- para revisar la narrativa del “Covid” en su totalidad, y contar la verdadera historia de la “pandemia” que puso el mundo patas arriba, con el fin de vaciar mejor sus bolsillos.
La edición anterior de esta lista se dejó intencionadamente libre de cualquier interpretación por parte del autor. Se dejó que los hechos hablaran por sí mismos, y así fue. De hecho, lo siguen haciendo.
Pero, sin embargo, a modo de alegato final ante el jurado mundial, quiero resumir la historia que estos hechos nos narran.
* A lo largo de 2017, 18 y 19, diversos organismos internacionales y mundiales pusieron en marcha planes -o debatieron la posibilidad de hacerlo- de campañas mundiales de vacunación, incluida la forma en que podrían utilizarse para facilitar la introducción de pasaportes digitales vinculados a historiales médicos.
* A finales de 2019, se celebró un ejercicio internacional centrado en un hipotético coronavirus zoonótico causante de una pandemia mundial y en la planificación de una posible respuesta.
* Apenas dos meses después, se afirmó que un supuesto coronavirus zoonótico real había empezado a infectar a personas. La “nueva enfermedad” presentaba síntomas típicos de la gripe y una tasa de mortalidad muy similar a la de las enfermedades gripales estacionales. Casualmente, en este periodo los casos de gripe se redujeron prácticamente a cero.
* Las pruebas de este “nuevo virus” se realizaron de forma precipitada, saltándose el proceso habitual de revisión por pares.
* Se realizaron pruebas masivas en personas asintomáticas para crear “casos de covid”, y pruebas masivas en personas que ya estaban muriendo en el hospital para crear “muertes por covid”.
* Como “respuesta” a la “pandemia”, se introdujeron cierres patronales que paralizaron la economía y provocaron un aumento masivo de la pobreza, la desnutrición, el abuso de drogas y alcohol y los problemas de salud mental. Al tiempo que se aseguraba que las personas que sufrían verdaderos problemas de salud evitaran los hospitales por miedo.
* Mientras tanto, en los hospitales, las “directrices covid” dieron lugar a un abuso asesino de las órdenes de no reanimar y la ventilación mecánica.
* Estas medidas mataron a personas y contribuyeron al aumento de la mortalidad excesiva, que oficialmente se achacó a “Covid”, pero que no ha disminuido a pesar de la reducción del número de “casos Covid”.
* Las máscaras y el distanciamiento social se impusieron al público -a pesar de que sus propias investigaciones demostraron que eran ineficaces- para aumentar el miedo de la población y actuaron literalmente como la única prueba visual de que algo estaba ocurriendo.
* Bajo el disfraz de esta falsa “pandemia”, se produjo el mayor intercambio de dinero público a manos privadas de todos los tiempos.
* La “pandemia” también permitió una centralización masiva del poder, tanto a nivel nacional como mundial. Los líderes de casi todas las naciones de la Tierra se hicieron con más poder siguiéndoles el juego, y los que se negaron fueron asesinados.
* Por último, y lo que es más importante, “Covid” permitió una rápida aceleración de una agenda política que aspira a remodelar el mundo para convertirlo en un espectáculo de terror distópico. La vigilancia digital, los procedimientos médicos obligatorios, los toques de queda, la brutalidad policial y la censura se normalizaron aún más bajo el pretexto de “proteger la salud pública”. Mientras que programas como la moneda digital, la “reforma alimentaria” y las políticas de “nuevo pacto verde” experimentaron un notable aumento en la velocidad de su desarrollo.
Estos son los hechos vitales de la pandemia, y sólo cuentan una historia. “Covid” fue un diseño. Una enfermedad falsa, creada para vender una agenda muy real. Esta es la única explicación racional de todas las pruebas que tenemos.
La “historia oficial” no se sostiene. Si el Covid fuera una enfermedad real y una pandemia real, no necesitaría prácticas de pruebas corruptas y prestidigitación estadística para propagarse. Si fuera realmente mortal, no necesitarían recurrir a la manipulación estadística para crear “muertes por Covid”. Si los poderes fuesen honestos, nunca habrían introducido medidas de “salud pública” que, según sus propias investigaciones, no funcionan.
La idea de que todo fue una bola de nieve de errores -una tormenta perfecta de pánico público, incompetencia gubernamental y avaricia corporativa- se queda igualmente corta como explicación global, ya que no da cuenta de los muchos actos de deshonestidad prolífica y deliberada, y de nuevo nos pide que creamos que el Evento 201 fue una mera coincidencia.
La teoría de la “fuga de laboratorio” o del “arma biológica” -que el “Covid” es una enfermedad real liberada accidental o deliberadamente al público- tampoco encaja, ni factual ni lógicamente. Desde el punto de vista fáctico, como ocurre con la versión oficial, un virus real no necesitaría estadísticas falsas para propagarse. Lógicamente, existe el problema del control.
Como Mike Yeadon dijo en su reciente artículo:
“el efecto de un nuevo patógeno liberado no podría predecirse con exactitud. Podría extinguirse rápidamente. O podría resultar ser mucho más letal de lo esperado, demoliendo civilizaciones avanzadas”
No, la única historia que se sostiene es que “covid” fue una operación psicológica a escala global. La mayor y más amplia campaña de propaganda de todos los tiempos, con el singular objetivo de romper el mundo en pedazos, y rehacerlo con una nueva imagen globalista.
De hecho, no dejaron de repetirnos que así era. Un “gran reseteo” para “reconstruir mejor” hacia una “nueva normalidad”. No ocultaban su intención:
“Covid” era -y es- un medio engañoso para un fin maligno. Tenemos que verlo, entenderlo y recordarlo. Porque a menos que diseccionemos y comprendamos adecuadamente la escala y la metodología de esta propaganda, seremos igualmente vulnerables a los mismos métodos la próxima vez que se desplieguen.
Aunque se retiren los medios, el fin siempre permanecerá.
Su nuevo mundo ya existe, a nuestro alrededor. Pero sólo está a medio construir, y el objetivo claro y final de todo lo que hagan y digan en el futuro será trabajar para completarlo.
Ese es el lado positivo de “Covid”, si es que quieres encontrar uno. A falta de una analogía mejor, la máscara se ha caído. Hemos vislumbrado el muro de ladrillos de Zappa. Ahora sabemos lo que realmente quieren.
Quieren controlarlo todo y a todos. Quieren reducirnos: reducir nuestro intelecto, nuestros medios, nuestra salud y nuestros derechos. Quieren acelerar nuestro lento avance hacia la tiranía y construir un campo de trabajo global rodeado de males imaginarios que hipnoticen a los internos haciéndoles creer que el alambre de espino es por su propio bien… porque mantiene alejados a los monstruos.
En pocas palabras, quieren acabar lo que “Covid” empezó. Pero mientras los estemos viendo y comprendamos lo que quieren, nunca podrán hacerlo.
Publicado originalmente aquí