PORTADA

PorAlma Bolón

1)

Cuando Santiago Amigorena se preguntaba  en abril de 2021 (1) qué atributo particular tenían los muertos con covid19 como para poner patas para arriba el mundo, silenciando o atropellando a los miles o millones de muertos habituales por enfermedades curables o evitables, algo de enigma irreductible quedaba flotando. Hoy, el final en clave de farsa de «la guerra» contra el coronavirus y el admirable racord de los planos del sarscovito y del moscovita terminaron con cualquier misterio. No era enigma, era incredulidad. 

Costaba creer que lo que estábamos viviendo  -el miedo azul a morir boqueando o entubados, la cuasi certeza de que el virus nos esperaba en la vereda de casa para atacarnos en cuanto saliéramos- formaba parte de una ficción, de un sueño inducido y dirigido a carcomer cualquier proporcionalidad congruente, cualquier contexto, cualquier antecedente. La fuerza absorbente de la ficción nos instaló en «el mundo», dentro de la totalidad del «pan» de la «pandemia», y poco importaba que regiones extensas del planeta fueran ajenas al virus o que, en el propio Uruguay y en la propia Montevideo, cientos de miles de personas pudieron o debieron o quisieron seguir viviendo (casi) como antes. La ficción borroneaba esa proporción mientras escamoteaba el porcentaje de letalidad del virus, haciendo de toda persona (amigo, familiar, vecino, colega, conductor del ómnibus, basurero o panadero) un «asintomático», y de todo asintomático un contagiador y de todo contagiado un muerto inminente. 

Esa ensoñación inducida desdibujó antecedentes, memorias, archivos ; reverendos oligarcas, como Bill Gates, como en un verdadero sueño, se confundieron con filántropos redomados. Laboratorios farmacéuticos, acusados y condenados por haber atentado contra la vida de las personas (2), recibían cuantiosas sumas de dinero para que produjeran una vacuna cuya garantía eran los ensayos clínicos que solo ellos habían llevado a cabo en las condiciones de control que solo ellos habían decidido, y en los que había que creer (95% de efectividad de la vacuna…) o morir la merecida muerte del terraplanista.

En esa ficción sólida estábamos todos en la misma trinchera luchando en la misma guerra contra el mismo virus que, en oleadas sucesivas, nos atacaba. La industria de la salud, los vendedores de servicios internéticos, los gobiernos, la televisión, la radio, la prensa escrita, las redes sociales, los organismos internacionales, los científicos pagos por el negocio del covid, los científicos que creían estar salvando la humanidad, los «prestadores de salud » (como los llaman) que se preservaban para el gran zafarrancho de combate. Cualquier objeción por la insalubridad de esa trinchera era inmediatamente catalogada de negacionismo, oscurantismo, terraplanismo, complicidad activa con el virus ; cualquier objeción era un «facilitador objetivo» del poder letal del sarscov2 y, como tal, pasible de condena, inclusive legal. El campo del bien era tan imperativamente luminoso que no admitía sombra alguna.

Esta ficción consoladora incluyó otras, como la del casi saturado Dr. Rieux de La peste, novela cuyo título en aquellos días parece haberle traído lectores numerosos y lecturas tal vez literales. En cambio, Monsieur Purgon y Monsieur Diafoirus, médicos en El enfermo imaginario, poco se hicieron notar entonces y recién ahora con los cuatrocientos años del bueno de Molière se advierte la actualidad de su técnica terapéutica (enemas en toda circunstancia). También sepultadas en los libros permanecieron las palabras de Louis-Sébastien Mercier sobre los médicos de su época, tales como las estampó en El año 2440. Sueño como ningún otro, viaje desde el París del siglo XVIII al París del año 2440. En este futuro, el viajero del pasado confía a sus anfitriones: «Me gustan los médicos de ustedes: dejaron de ser los charlatanes interesados y crueles, entregados a una rutina peligrosa o a experimentaciones bárbaras que prolongaban el suplicio del enfermo al que asesinaban sin remordimientos» ; y pregunta «hasta qué piso subían los médicos» en el año 2440, ya que en su época «los célebres no iban más allá del primer piso», es decir, de donde vivían los enfermos pudientes. En el sueño de la guerra que librábamos contra el covid, no había espacio para matasanos, cosa esta de otros tiempos.

Hoy que ese sueño tonto y cruel se apagó -quedó sin imagen y sin sonido- y que el tendal de muertos no parece tener quién (3) lo analice e identifique responsabilidades, deshecho el sueño como el agua en el agua (así lo dice Borges), otro sueño, otra ficción, se aposentó.

2)

Ahora, en esta nueva ficción, sucedieron y suceden cosas extraordinarias. Si sabemos que, por lo menos desde Aristófanes, la comedia es cosa seria y si supusimos que el paso exitoso que dio Ronald Reagan (de Hollywood a la Casa Blanca), le debió bastante a su ajetreada vida previa en el Far West, nunca habíamos asistido a algo como esta rosa púrpura de Kiev  protagonizada por su actual presidente-expresidente de una presidencia televisiva. 

En los años 2010, pudo haber sido la rosa púrpura de Copenhague, cuando la actriz Sidse Babett Knudsen  que desempeñaba el papel de primera ministra danesa en la famosa serie Borgen (El castillo) era instada por su teleaudiencia a que se presentara a las elecciones nacionales, que seguramente ganaría, dadas las pruebas que semanalmente brindaba de su sensantez política. Aunque en realidad era superfluo que Sidse Babett Knudsen se presentase, dado que para los televidentes/electores, esta artista ya era la primera ministra: «A pesar de las precauciones, la confusión es inevitable, de tanta celebridad que ya tiene la serie en Dinamarca. “A veces, bromea la actriz, las personas se confunden y dicen: «Pero si la Primera Ministra dijo eso», cuando en realidad ¡lo dijo el personaje de la serie!“» (4). 

En verdad, ¿cómo podría no entreverarse el televidente-elector, si la propia actriz ya había decidido actuar el entrevero? Véase si no : «Pienso que tengo un mínimo de responsabilidades desde que fui primera ministra. No podría desempeñar el papel de la esposa de un primer ministro que dijera “le hacés falta a tu hijo, deberías estar más a menudo en casa”. No puedo decir eso, no puedo ser ese cliché, significaría traicionar todo.» (5).

Con mayor nitidez que la actriz Sidse Babett Knudsen, quien como vimos decidió retirarse de la política y solo actuar como ex primera ministra, o como corresponde que actúe alguien que actuó como primera ministra, el actor ucraniano Zelenski luego de actuar de outsider de la política (profesor de Historia) que es elegido primer ministro, fue elegido primer ministro, confiados los electores en su experiencia de gobierno acumulada, semana a semana, en los estudios de grabación de la televisión ucraniana (6). 

Porque, en esta ficción en la que ahora estamos, si bien también hay guerra, no es la del género humano (sacando a los terraplanistas) contra un virus, sino la de rusos contra ucranianos. 

3)

En el teatro de esta guerra, el comienzo del espectáculo fue el 24 de febrero último, si bien en otras versiones más largas (más vanguardistas), los episodios bélicos remontan en el tiempo, algunos hasta 2014. En aquel momento, el casting obligó a una caracterización fulminante de un personaje, la señora Natalie Jaresko, salida de Harvard y de la universidad de Chicago, quien en el correr de un día recibió la ciudadanía ucraniana (7) y dejó el papel de funcionaria estadounidense del departamento de Estado en Estados Unidos y de jefa de la sección económica de la embajada estadounidense en Ucrania y de funcionaria de un fondo de inversión en Ucrania del Congreso de EEUU, para pasar a desempeñar el papel de ministra ucraniana de Finanzas de Ucrania. De ciudadana y funcionaria estadounidense en la embajada estadounidense en Ucrania, a ministra ucraniana en Ucrania, en un día, en fulminante caracterización del personaje, utilería (pasaporte flamante y esas cosas) incluida (8). 

En clave menos farsesca pero habitual en estos días, el Teatro de Marioupol fue y es objeto de versiones opuestas en cuanto a la cantidad de víctimas que produjo su bombardeo. De entrada presentado como un nuevo y cruento ejemplo de la criminalidad rusa, que ataca los lugares en los que la población civil busca refugio, el paso de los días no permitió a la prensa dar un número, bajo o alto, de personas asesinadas por el bombardeo. El sistema de checknews del diario francés Libération, constantemente insospechable de una milésima de miligramo prorruso, hasta hoy (24 de marzo), sigue manteniendo el título correspondiente al día 18 de marzo sobre el bombardeo ocurrido el 16 de marzo : « dos días después del bombardeo del teatro de Marioupol sigue borroso el saldo humano », y sigue citando la AFP que cita a Zelenski: «Se pudo salvar a más de 130 personas. Pero centenas de habitantes de Marioupol siguen bajo los escombros». Esta cifra circulaba, dice el checknews, desde el 16 de marzo mismo, como también circulaban otras muchas sobre la cantidad de personas dentro del edificio. Una foto satelital tomada días antes del bombardeo muestra dos enormes letreros laterales que avisaban: «NIÑOS». 

Para la ONG Human Rights Watch había dentro del edificio «al menos 500 civiles»; «centenas» para el presidente ucraniano Zelenski; «más de un millar» según la alcaldía de  Marioupol, o «1200 mujeres y niños» según el ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, ante el Parlemento europeo. El viernes 18, la comisaria de los derechos humanos en el Parlamento ucraniano, Lyudmila Denisova, seguía dando una cifra cercana a las 1300 personas todavía bloqueadas.  Ese mismo viernes 18, un mensaje Telegram del consejo municipal de Marioupol señalaba, en traducción de la

AFP: «según el consejo municipal de Marioupol, el bombardeo hizo al menos un herido grave, pero ningún muerto» y, en traducción del checknews de Libération: «según informaciones provisorias, no se señalaron personas fallecidas. Sin embargo, al menos una persona estaría gravemente herida».(9)

En resumen, la noticia es la historia de la noticia que, pudiendo haber sido la de una horrible tragedia -miles de mujeres y niños ucranianos muertos por el bombardeo ruso del teatro en el que habían buscado refugio- devino en la historia de las cifras que, con soltura, se manejaron.

Colándose en esta historia de la noticia que tal vez sea la historia de la noticia que no era la noticia que decía ser, el checknews de Libération refiere que antes del bombardeo, el 10 de marzo, un grupo Telegram del regimiento Azov difundió imágenes y entrevistas a personas que se encontraban en ese refugio (10).

En este teatro de sombras, también se agitan las falsas banderas, y las acciones bajo falsa bandera constituyen no solo el último grado de la felonía bélica, sino el punto más extremo y revelador de su fuerza ficcional. 

Así como la «verificación» del número de víctimas en el bombardeo del teatro de Marioupol funciona sobre el principio de que la ausencia verificada de víctimas (ni cadáveres, ni heridos, ni familiares o amigos que denuncien a los periodistas la desaparición bajo los escombros de seres queridos, solo estimaciones de autoridades) no permite concluir que no hubo víctimas, la «verificación» de la media vuelta, que no pegó, el avión del canciller ruso Labrov no obliga a suspender el adverbio «brutalmente» en el título de la checknews de Libération: «¿el avión de Serguei Lavrov brutalmente pegó media vuelta en pleno vuelo cuando viajaba hacia Pekín?». (11) 

La respuesta, luego de la «verificación» de checknews es «no»: el avión de Lavrov no dio media vuelta luego de haber despegado de Moscú rumbo a Pekín; sin embargo esta constatación no es lo suficientemente importante como para quitar del titular «brutalmente», adverbio tan asombroso que puede caracterizar la manera en que sucedió una acción que no sucedió.

Esto que no sucedió -pegar media vuelta el avión de Labrov- hubiera sido una buena noticia para Libération y el campo de la Otan, ya que hubiera supuesto una rencilla, no por aérea, etérea, sino brutalísima, entre rusos y chinos. Tanto es así que el checknews pasa lista a todos los que difundieron el bolazo: el diario alemán Bild, por ejemplo, que explicó cómo había sucedido eso que no sucedió, y que concluyó afirmando que «el mundo entero se pregunta si Pekín no quiso recibir al ministro de Relaciones Exteriores de Putin (sic, de Putin) o si Putin lo había llamado (en pleno vuelo) porque en Moscú la cosa estaba que ardía». Fox News y Polish News también retomaron la información citando el Bild. El Guardian también escribió haber retomado la noticia del Bild, pero agregó haber obtenido una confirmación del incidente en una fuente estadounidense. 

Libération y su checknews concluyen: «varios elementos recogidos por CheckNews indican que la información es errónea» (12). Aunque, como se nota, no lo suficientemente errónea como para modificar la pregunta inicial y su metafísico adverbio -«brutalmente»- que califica el modo en que sucedió algo que se declara que no sucedió. 

No importa que en el título nos digan de qué manera -de la manera que corresponde al ruso legendario, pre y post guerra fría: «brutalmente»- se produjo lo que no se produjo; no importa porque se da por supuesto que en este sueño, como en cualquier sueño, estamos entregados, inertes y ocupados por las imágenes y las palabras que nos atraviesan. 

Tampoco importa que Libération, en su checknews, muestre que los colores amarillo y azul del traje espacial de los cosmonautas rusos no son un homenaje a la bandera ucraniana, no importa que quienes visten estos trajes desmientan explícitamente que se trate de un homenaje a Ucrania, porque de todos modos la formulación de la pregunta presupone lo que la respuesta luego niega: «¿por qué cosmonautas rusos usan en el ISS trajes con colores de la bandera ucraniana?» (13)  Estrictamente, «objetivamente», los colores de los trajes de los cosmonautas son los de la bandera ucraniana, y también los de la bandera sueca y los de un vestido de una vecina. El titular del checknews produce la fake que se supone que investiga y disipa, porque está claro: Occidente cuenta con astronautas, mientras que Rusia tiene cosmonautas de apellidos raros y palabra siempre dudosa (14). 

Así sucede, como lo autorizan el sueño y la ficción, distinciones antojadizas y confusiones interminables: quiproquo, quid pro quo, una cosa/una palabra por otra, resorte fundamental de cualquier sueño o de cualquier comedia. Un multimillonario explotador de hombres y de recursos, si es de apellido «occidental» (como Bill Gates, Jeff Bezos, Elon Musk, George Soros), es un filántropo; un multimillonario explotador de hombres y de recursos, si es de apellido eslavo, es un oligarca. 

Lo que leemos, vemos y oímos en los grandes medios de comunicación de «occidente» (por ejemplo, las inexistentes armas prohibidas de Sadam Hussein en Iraq o la inexistente brutal media vuelta aérea de Labrov) son noticias e informaciones; en cambio, lo que dice «no occidente» es propaganda del régimen y adoctrinamiento, porque está claro que «Occidente» informa y «no Occidente» solo se hace propaganda a sí misma. Por eso, también está claro que Macron es un dirigente francés (occidental) y Putin es el amo del Kremlin.   

Otra distinción tan clara como confusa se encuentra entre los vulgares mercenarios y los voluntarios que responden al llamado de «Occidente» en Ucrania. Una semana después del comienzo de la guerra, el ministerio de Relaciones Exteriores de Senegal dijo haberse «enterado con asombro de la publicación, ese 3 de marzo en la página Facebook de la embajada de Ucrania en Dakar, de un llamado a los ciudadanos extranjeros a acudir en ayuda» de Ucrania. Aunque esta distinción entre combatiente voluntario por los valores de Occidente o combatiente mercenario por un estipendio sea bien clara, la invitación ucraniana dirigida a los ciudadanos senegaleses ocasionó la «firme» condena, por parte de Dakar, de «esa práctica que constituye una violación de la obligación de respeto de las leyes y reglamentos del Estado acreditante». El gobierno recordó también que el alistamiento de voluntarios, mercenarios y combatientes extranjeros en el territorio senegalés es ilegal (15).

En el mismo rubro, cuando está en juego el futuro de «occidente» amenazado por «el amo del Kremlin» (16), ¿cuál profesión corresponde atribuir al muchacho canadiense Wali? ¿«sniper», término inglés difundido en lengua francesa a partir del sitio de Sarajevo y su Sniper Alley en la que murieron cientos de civiles, o «tirador de élite», expresión obviamente cargada de selecta precisión?  El checknews de Libération no se decide y alterna las dos denominaciones, porque en realidad lo que le interesa es verificar si el muchacho canadiense Wali, de experiencia en la guerra contra los talibanes en Afganistán y contra Daech en Siria e Iraq, está vivo en Ucrania o murió. El verificador de noticias de Libération afirma que, contrariamente a lo que dijeron los rusos, Wali no murió, sino que sigue desplegando su pericia que le permite matar a un enemigo situado a más de 3 kmts de distancia o desarrollar promedios de cuarenta muertos diarios, cuando el promedio normal son siete por día (scores que el involucrado con modestia rechaza) (17).

Y ahí queda flotando, más allá del pretendido o verdadero embuste ruso, con presencia sólida, el sueño o el mito del súper héroe, con su score de dos muertos por hora, suponiendo que duerma cuatro horas seguidas por día, y suponiendo que se alimente en su lugar de trabajo. 

4)

«Occidente» tiene razón al creer que, sacando esta palabra de ahí y poniéndola allí, repitiendo esta otra cien veces y olvidando las demás, insistiendo con esas imágenes y distrayéndose de las otras, va a cambiar el presente. De hecho, «Occidente» ya cambió el pasado, cambió el pasado ya hecho, cambió lo que fue el pasado para millones de personas por algo que no fue pasado para nadie, pero que ahora sí lo es para muchos.

Véase. Desde mayo de 1945 y periódicamente, Ifop, el instituto de encuestas más antiguo de Francia, sondea la opinión pública preguntando cuál es la nación que más contribuyó con la derrota de Alemania. En el momento de la capitulación alemana, 57% de los franceses pensaba que la derrota de Alemania antes que nada era el fruto del esfuerzo soviético. Solo 20% se inclinaba por Estados Unidos y 12% por los británicos. En mayo de 2015, la perspectiva se invirtió: 54% de los franceses da la preeminencia a Estados Unidos y solo 23% a los soviéticos y 18% a los británicos (18).

El viejo sueño borgesiano de modificación del pasado ya sucedió en esta redistribución retrospectiva de protagonismo heroico que hicieron Hollywood y la Guerra Fría. Ahora en este remake, es llamativa la volatilidad de la palabra «nazi», de constante empleo multidireccional, ya casi vacía de sentido o de memoria, pero omnipresente, con prefijo «neo» o a la vieja usanza.

Imagine usted, lector, cuál fue el producto más vendido en Amazon, en este mes de marzo, en el rubro «camisetas». Le doy una pista: puede servir para salir a matar comunistas, gitanos, negros, judíos, eslavos, etc. o puede servir para salir disfrazado de nazi o de neonazi o de patriota ucraniano o de defensor de la democracia occidental. Adivinó: la camiseta con la efigie nazi del regimiento ucraniano neonazi Azov, y que conste que lo de «nazi» y «neonazi» corre por cuenta del verificador de noticias de Libération, y esta vez creo que hay que creerle (19).


Notas 

  1. (1) Santiago Amigorena, https://extramurosrevista.com/vivir-y-dejar-morir/
  2. (2) François Graña, https://brecha.com.uy/de-la-ciencia-biomedica-al-marketing-decalogo-de-una-metamorfosis/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=de-la-ciencia-biomedica-al-marketing-decalogo-de-una-metamorfosis; https://brecha.com.uy/absolutamente-relativa/
  3. (3) Conozco solamente una aproximación al tema, la del profesor Didier Raoult en sus videos, cuando muestra cómo el virus sarscov2 aceleró la ya pronunciada caída de la esperanza de vida en Estados Unidos, hoy menor que en Cuba, precisa Raoult. Y atribuye los estragos producidos por el virus en Estados Unidos a las previas epidemia de obesidad y epidemia de los opiáceos, producida esta última por la propia industria farmacéutica y por el eslogan político y médico de « no pain » instaurado en tiempos de Obama. ¿Para qué soportar una gota de dolor si el médico y el laboratorio nos ofrecen canilla abierta de fármacos opiáceos que lo evitan?
  4. (4) https://www.20minutes.fr/television/1047428-20121121-serie-borgen-vue-actrice-premier-ministre
  5. (5) https://www.lemonde.fr/festival/article/2016/09/12/sidse-babett-knudsen-je-prefere-etre-contestee-que-de-me-sentir-en-securite_4996266_4415198.html
  6. (6) https://www.youtube.com/watch?v=-9smD823aE0
  7. (7) La periodista Anne-Laure Bonnel, entre el minuto 13 :00 y el 13 :50 en   https://www.youtube.com/watch?v=0qL7QusWJMU, se refiere al caso.  
  8. (8) https://fr.wikipedia.org/wiki/Natalie_Jaresko; https://www.lefigaro.fr/flash-actu/2014/12/02/97001-20141202FILWWW00462-une-americaine-au-gouvernement-ukrainien.php; https://www.lemonde.fr/europe/article/2014/12/02/l-ukraine-appelle-des-etrangers-a-la-rescousse-pour-former-son-gouvernement_4533094_3214.html
  9. (9) https://www.liberation.fr/checknews/deux-jours-apres-le-bombardement-du-theatre-de-marioupol-le-flou-demeure-sur-le-bilan-humain-
  10. (10) Idem.
  11. (11) https://www.liberation.fr/checknews/lavion-de-serguei-lavrov-a-t-il-fait-brutalement-demi-tour-en-plein-vol-vers-moscou-alors-quil-voyageait-vers-pekin-20220319_OHK4X6M4E5HQPJQAO64RWXNM2U/?xtor=EREC-21-%5BNL_CheckNews__21-03-2022%5D-&actId=ebwp0YMB8s1_OGEGSsDRkNUcvuQDVN7a57ET3fWtrS9A2HlqHTVwbbRgg-0kxZE9&actCampaignType=CAMPAIGN_MAIL&actSource=515357
  1. (12) Idem.
  2. (13) https://www.liberation.fr/checknews/pourquoi-des-cosmonautes-russes-ont-ils-porte-dans-liss-des-combinaisons-aux-couleurs-du-drapeau-ukrainien-20220321_FKLS24QQKZASJIITDHPFC4WXVU/?xtor=EREC-21-%5BNL_CheckNews__22-03-2022%5D-&actId=ebwp0YMB8s1_OGEGSsDRkNUcvuQDVN7a57ET3fWtrS9A2HlqHTVwbbRgg-0kxZE9&actCampaignType=CAMPAIGN_MAIL&actSource=515374
  3. (14) Idem.
  4. (15) https://www.lemonde.fr/afrique/article/2022/03/04/guerre-en-ukraine-dakar-proteste-aupres-de-kiev-et-l-appelle-a-cesser-de-recruter-au-senegal_6116103_3212.html
  5. (16) Por ejemplo : «”No tomamos consciencia del riesgo que se instalaba en Rusia”. La historiadora y periodista estadounidense Anne Applebaum ne cree que las sanciones alcancen para detener a Putin. En una entrevista con Le Monde, subraya que el combate de los ucranianos es tanto para defender su nación como por la democracia». https://www.lemonde.fr/idees/article/2022/03/23/anne-applebaum-face-au-courage-des-ukrainiens-nous-devons-faire-preuve-d-une-plus-grande-imagination-contre-les-russes_6118705_3232.html Y también: «Ucrania: ¿Francia se encuentra amenazada?» https://www.lemonde.fr/international/article/2022/02/26/ukraine-la-france-est-elle-menacee-peut-on-parler-de-troisieme-guerre-mondiale-les-reponses-a-vos-questions-les-plus-frequentes_6115374_3210.html; https://www.youtube.com/watch?v=7_OxlAZddFU
  6. (17) https://www.liberation.fr/checknews/le-sniper-canadien-wali-a-t-il-ete-tue-par-larmee-russe-a-marioupol-20220319_JIE3JB6IENGQNEAO3LWYV5BY2I/?xtor=EREC-21-%5BNL_CheckNews__21-03-2022%5D-&actId=ebwp0YMB8s1_OGEGSsDRkNUcvuQDVN7a57ET3fWtrS9A2HlqHTVwbbRgg-0kxZE9&actCampaignType=CAMPAIGN_MAIL&actSource=515357

(18)https://www.herodote.net/Resultats_de_notre_sondage_juin_2019_-synthese-2566-165.php

(19) https://www.liberation.fr/checknews/un-t-shirt-a-leffigie-du-regiment-azov-est-il-le-produit-le-plus-vendu-actuellement-sur-amazon-20220317_QSXIKTXQ5NAZTPZEW7BMZ7RNBQ/?xtor=EREC-21-%5BNL_CheckNews__18-03-2022%5D-&actId=ebwp0YMB8s1_OGEGSsDRkNUcvuQDVN7a57ET3fWtrS9A2HlqHTVwbbRgg-0kxZE9&actCampaignType=CAMPAIGN_MAIL&actSource=515318