CARTAS de los LECTORES
30 de noviembre de 2021
El eje de todo cambio son siempre las personas que no se quedan con lo pactado (y muchas veces impuesto), la versión oficial o lo comúnmente aceptado por la mayoría. Son, por el contrario, gente que piensa mas allá, lo cuestiona todo y no se conforma con las reglas, normas y leyes establecidas hasta el momento.
Herejes por definición y marginados por un periodo, suelen convertirse en mártires cuando el tiempo no les juega a su favor y en héroes si el tiempo de vida les da para probar su genial logro. Siempre incomprendidos al principio, luchando contra viento y marea, suelen ser discriminados, llamados locos, rebeldes, antisolidarios y otras tantas versiones peyorativas del mismo sentimiento tan juzgante como la paradoja misma de la justicia muchas veces tan injusta.
Hoy, con el tema CORONAVIRUS, los no vacunados somos herejes y solo el tiempo dirá si somos locos o cuerdos, rebeldes con o sin causa… Ojalá el tiempo esté de nuestro lado y podamos vivir para ser redimidos de esta inquisición del siglo XXI. Lo que pasa es que acá estamos, en el medio de esta locura, dentro de esta sociedad cada vez mas expuesta a la verborragia de lo desconocido, opinólogos por doquier y cobardes que posan por valientes, protegidos por la anonimidad y la tan intensa e insensible separación que tienen los medios en la fría e indiferente internet.
No es como antes, y como tantas cosas buenas que se han perdido, ha desaparecido el debate, la honrada y respetuosa sana discusión, la consideración por otra mirada y el decoro a la hora de expresar nuestra diferente visión, no importa cual sea la causa, motivo o fuente del discrepante sujeto de la contienda. Hoy todo se torna en reyerta, una lucha desigual donde los medios oficiales son mas poderosos y el ciberespacio controla lo que existe y lo que no, censurando de forma descarada, protegiendo al que paga mas, el que mas fuerza tiene o al que le nutre de energía; Esa fuente de vida que necesitan todos los robots (humanos o de metal, con o sin chip) y las computadoras que todo lo monitorean, literalmente, desde nuestras primeras mitosis y meiosis dentro del útero materno.
Mi única esperanza es que las nuevas generaciones de humanos y sus descendientes (tanto de carne y hueso como las máquinas que estos creen) vean mas allá de la historia oficial, haya mas transparencia en las transacciones y planificaciones que afectan al mundo entero y puedan tener empatía y suficiente visión para estar abiertos a los herejes del futuro que nos van a salvar de la extinción auto impuesta aunque la aniquilación seria un justo final para esta especie tan injusta con el prójimo, el medioambiente y los inocentes animales a quienes eliminamos como daño colateral año tras año… Y esos serán justamente los futuros habitantes de este planeta porque los animales que sobrevivan evolucionaran de mejor manera que nosotros y nos verán como aquella primitiva egocéntrica raza que se ahogó en su propio veneno, dejando finalmente paso a una variedad tan considerada como divina, abierta, evolucionada y, siempre hereje, junto a sus fieles robots.
Pedro Graseras