GLOBO
Esos asuntos menores que ocurren mientras uno se encuentra demasiado ocupado tratando de que el tapabocas le tape la nariz
Por Francis Daimo
1 El Dragón y el Oso.
¿Qué tienen en común dos regímenes gobernados por una lógica extraña a los valores democráticos occidentales, que muestra poca sensibilidad a los asuntos referidos al “cambio climático” (al menos con la versión oficial del fenómeno), que rechaza tajantemente una ideología que ha recibido múltiples denominaciones dependiendo de quien sea su crítico[1], y que a su vez no parecen estar especialmente entusiasmados con el abandono del modelo industrialista de producción por uno centralizado globalmente y fuera de su control.
Aparentemente nada.
La República Popular China (el Dragón, obviamente) no se ha ganado exactamente el premio de “país amigo del año” en este 2020 que acaba (pero no termina) de pasar. No parece estar haciendo mucho mérito en el 2021 para revertir esta situación tampoco. No le importa realmente. Ya es hora que aceptemos que esta unión global hermanadora, que tuvo por cometido el compromiso discursivo de las naciones de evitar horrores como los de la Segunda Guerra Mundial, no es sino otro más de los tantos cuentos de hadas con los que hemos crecido. Sin embargo, vale decir, ha servido como mecanismo para intervenir en las políticas internas de los Estados, reformulando el concepto tradicional de invasión por uno infinitamente más sutil y efectivo.
China no se ha hecho “amiga del mundo”, pero sospechosamente, “el mundo” (en general) se ha hecho muy amigo de China.
Quiero ser claro. Parece difícil festejar el sistema de control totalitario que ejerce el Partido Comunista Chino (PCC) con una pequeña parte de su población (aquella más “parecida” al occidental promedio, que con justas razones se horroriza de este hecho); pero tenemos que reconocer que esto no es en esencia novedoso frente a lo que el “pueblo chino” ha venido experimentando por los últimos tres o cuatro mil años. En definitiva, nada nuevo bajo el sol. Algunos nuevos juguetes que hacen la experiencia más “entretenida” y perversa, pero nada más. Occidente tiene sistemas análogos de seguimiento, control y rastreo que –si bien varían de país en país– no son aplicados con la misma virulencia por las consecuencias que pudieran generar con la población en general, más que por otra razón. Es importante señalar que muchos hoy aceptarían algo similar de buen agrado, y si esto lo puedes conectar con el drama sanitario de alguna forma, es que no estamos entendiendo.
Pero bien, me dirán, “China no es mala” pero… ¿qué hay sobre el virus?. Es difícil realmente creer que el PCC no tenía idea de que esto sucedería, pero es un paso muy grande el que debemos dar si queremos atribuirle total responsabilidad de lo sucedido a un partido político por más poderoso que este fuera sin dejar de reconocer las facciones dentro del mismo, y que están en desacuerdo en puntos realmente fundamentales, principalmente en cuestiones de geopolítica. Obviamente existen otros intereses operando en y desde China, que habiendo pactado condiciones específicas, pudieron salirse con la suya en esta oportunidad (por ahora al menos…). Por otro lado, no está demás pensar que si ya está bastante minada la credibilidad del relato oficial de la pandemia, cuánto más lo estaría si una pandemia (de cualquier tipo) no hubiera venido de China…
Por otro lado, el coloso polar (el Oso) se erige como el otro contendiente digno de respeto y algo de temor. La Federación Rusa, hemos visto, comparte varios intereses con la República Popular China. Más aún, comparten la misma clase de rechazo frente a la agenda global que se intenta imponer y que conocemos como The Grat Reset, cuyas caras visibles (y menos importantes) son Klaus Schwab (Foro Económico Mundial) y Christine Lagarde (Ex-Fondo Monetario Internacional y actual presidente del Banco Central Europeo). Esto quedó especialmente de manifiesto en las últimas intervenciones de Xi Jinping y Vladímir Putin en enero de este año en el Foro de Davos[2]. El primer mandatario chino hizo sendas alusiones a la necesidad de trabajar en conjunto, no solo para superar la pandemia sino también para estrechar lazos comerciales (haciendo énfasis en el respeto de los valores culturales de cada nación con la que se comercie). Por su parte Putin, teniendo menos enemigos dentro de su tierra, fue más directo cuando señala el fracaso del proyecto globalista, y que por lo tanto, es hora de sentarse a pactar las bases para una futura convivencia.[3]
2 Paradigmas enfrentados. De lo que no puede hablarse.
Tenemos dos cosmovisiones enfrentadas y a punto de entrar en una nueva Guerra Fría, que en poco tiempo podría convertirse en “caliente”. Por un lado tenemos los defensores del paradigma económico industrialista, representado en este momento por Xi Jinping y Putin en la primera línea, quienes se muestran enfrentados al modelo parasitario “liberal-banquero-financista”[4], representado por los organismos del buenismo internacional (ONU, OMS, FMI, etc.) con una Europa tomada casi en su totalidad, con Angela Merkel a la cabeza. Vale señalar que este equipo tiene además como flamante integrante al nuevo huésped de la Casa Blanca: Joseph Robinette Biden Jr., aunque sería muy arriesgado sostener que con su actual deterioro mental estuviera en condiciones de comprender su lugar estrategico en el escenario actual.
Cuáles son entonces los dos grandes bloques (mejor digamos paradigmas) que están enfrentándose hoy, conflicto que explica mejor que cualquier médico lo que se está viviendo en materia sanitaria a nivel global. Los modelos en pie de guerra son el industrialista, representado principalmente por China y Rusia (aunque no son los únicos sino los más fuertes, y por ende más visibles) frente al pulpo financiero de Wall Street (Bancos Centrales y Reserva Federal) con sus diversos tentáculos (complejo militar-industrial, medios masivos de desinformación, big tech, y los gobiernos que a estos responden, que son básicamente toda Europa, Estados Unidos[5], y algunos países periféricos totalmente consumidos por las deudas). Esta guerra no se prevé que sea “a muerte” como las de antaño (por más que Biden esté mandatado a desesperadamente buscar esto[6]), sin embargo debemos tener presente que un enfrentamiento bélico entre tales potencias armamentísticas podría en cuestión de horas convertirnos en nostálgicos del 2020. Al menos para quienes no posean búnkers y artículos de supervivencia para vivir algunos años.
3 ¿China globalista?
Vamos a ver. China es el país mayor industrializado del mundo, por algo es conocida hoy como “el taller del mundo”. Es a su vez el país con mayor población del planeta. China le tiene totalmente prohibida la entrada al cartel de Sillicon Valley (corresponde señalar que tiene el suyo propio), y rechaza absolutamente toda la ideología de género por considerarla una perversión a la que no están dispuestos a exponer (especialmente) a sus más jóvenes. Uno podría pensar de dónde viene el interés entonces de pactar con ciertos intereses marcadamente globalistas entonces. La respuesta no es tan difícil como pudiera parecer en una primera instancia. ¿No negociarías con el enemigo de tu enemigo en el marco de una batalla por la supremacía económica global? ¿No es una suerte de win-win situation cuando este nuevo “aliado” (los agentes globalistas) gracias a la ayuda del PCC, puede no solo implosionar a su competidor natural (el Occidente moderno liderado en las últimas décadas por Estados Unidos), sino que además se le retribuye el favor con una suerte de inmunidad moral total para toda política llevada adelante por el gobierno chino?[8]
China ha sido desde siempre un país de marcados rasgos ultra-nacionalistas, por no decir cuasi-chauvinistas. De hecho, lo más correcto sería tildarla de nacional-socialista, con un curioso híbrido entre su homónimo alemán por su especial afección por el componente étnico, con una fuerte inclinación hacia el pragmatismo propio del fascismo italiano. En este sentido, es difícil concebirla como una potencia imperial en el sentido británico (un imperio mayormente comercial y posteriormente cultural) o estadounidense (cuyo imperio militar fue el que vino de la mano del cultural). China es para China, y su cultura es para ellos. Nadie más la puede entender y nadie más merece entenderla.
Por último, otro factor que no podemos dejar de lado. La retribución del daño causado por “occidente” (representado por el Imperio Británico en esta ocasión) por las Guerras del Opio en el siglo XIX, y la introducción de este más allá de la muralla. China no ha olvidado esto y no debería ser tan difícil de aceptar el hecho de que gustosamente se hubiera prestado como socio para devolver este favor a Occidente al brindar un “centro de operaciones” desde el que se pueda introducir este nuevo opio. La plataforma económica globalista construye también una plataforma industrial que, a medida que se desmonta (especialmente) en los Estados Unidos, se erige en la Tierra del Sol Naciente (fenómeno que comienza ya en los años setenta). Como dije anteriormente… win-win situation.
Sin embargo, un fantasma aún recorre nuestras mentes: el sistema de crédito social y la hipervigilancia a la que son sometidos los ciudadanos del régimen del PCC. Esta pesadilla orwelliana (con tímidos tintes del Mundo Feliz de Huxley[9]) genera pánico en los “despiertos” europeos y americanos. Pero este peligro no debe preocuparnos en razón del poder que pudiera ejercer el PCC, sino por aquellos que ya lo están haciendo (aunque de manera más sutil) a través de la “inclusión” obligatoria en el sistema financiero (que obliga prácticamente a tener una suerte de “ciudadanía bancaria” que es mucho más importante que la tradicional), el control de los múltiples chips que se llevan diariamente con uno (teléfono, cédula de identidad, pasaporte, tarjetas de crédito, etc.), y todo el espectro maravilloso que el cartel de Sillicon Valley nos ofrece para el deleite de grandes, chicos, y muy chicos.
El actual gobierno de China solo continúa una tradición que se puede rastrear desde la dinastía Xia hace 4000 años hasta ahora. Sus gobernantes y –más importante– la relación de estos para con su pueblo no ha cambiado en términos sustantivos, y no importa si estamos hablando de un Emperador, de Mao Tse-Tung, o del actual presidente de la República Popular. Lo mismo podría decirse de la novel Federación Rusa, que solo ha tenido zares y esa es la forma en que estos entienden la gobernanza, no importa si se llama Nicolás II, Iósif Stalin, o Putin. En todo caso, el avance tecnológico (en el caso chino) que fue consecuencia del desarrollo económico producido sostenidamente desde los años setenta, permitieron este tipo de cibercontrol que existiría con la misma ferocidad pero de formas algo más rústicas.
4 ¿Quiénes son mis amigos?
Eso depende. Si eres un trabajador, empresario pequeño, mediano, grande o muy grande, desempleado, aún-por-emplear debido a tu edad o por haber dedicado el cuerpo y parte del alma a la forja intelectual en alguna institución con propósitos educativos, realmente te encuentras con pocas posibilidades de elegir si es que no tienes una acendrada pulsión de muerte. Ahora bien, si eres miembro del complejo militar de las grandes potencias bélicas, te encuentras en algún lugar privilegiado de las múltiples pirámides de poder de la red de bancos centrales, trabajas como burócrata en algún organismo internacional -de preferencia en el ámbito financiero o moral[10]-, o eres parte de la clase política que facilita (tanto sancionando leyes como haciendo la vista al costado cuando sea necesario), entonces deberías estar festejando. O quizás aún no.
A modo de resumen, vale la pena refrescar las políticas que vienen de la mano del bloque “liberal-banquero-financista” con su ideología globalista, al menos sus aspectos más fundamentales: religión de los “derechos humanos”, calentología, ideología de género, cancel culture, renta básica universal, y reducción de la población en importantes porcentajes. Por otra parte, lejos estamos de suponer que este es un enfrentamiento entre super-héroes y super-villanos. El bloque industrialista tienen sus sombras y no solo debe ser entendido como un proyecto que busca una mejor calidad de vida del hombre por metro cuadrado contra la naturaleza. En este caso también, no estar a favor del régimen imperante se paga caro, aunque el tipo de castigo vieja-escuela sea uno al que ya la humanidad venía algo acostumbrada.
Si bien es cierto que ninguno de los escenarios se parece a la utopía con la podamos haber soñado en nuestra más tierna juventud, es justo decir que tampoco plantean un universo distópico como el presentado en los medios de comunicación tradicionales por lo general. Esta idea, mi muy estimado lector, no es para nada despreciable en razón del efecto psicológico que la misma puede ser capaz de generar.
Quisiera que tengas siempre presente que esta guerra se está peleando primero en nuestras mentes, aunque ahora se haya trasladado a nuestros brazos.[11] Es preciso que sepas también que una vez que has visto de qué se trata realmente todo esto, ya no hay vuelta atrás. El enemigo lo sabe y entiende que no tiene caso intentar convencerte de lo contrario. Su estrategia contigo consiste básicamente en la desmoralización, una técnica tan ancestral como efectiva.
5 Conclusiones
El propósito de haber elegido abordar este tema es intentar desterrar esta idea tan nociva de que el mal siempre truinfa. Nada está decidido y las fichas se mueven tanto mientras escribo estas líneas, tanto mientras las estás leyendo. Charles Baudelaire tenía razón cuando dijo que el mayor truco del diablo es hacernos creer que no existe. Debes saber entonces que su segundo mejor truco, una vez que lo descubriste, es hacerte creer que es invencible. Si algo nos dejó el 2020 es que para buena parte de la población mundial (los suficientes) el diablo existe (indiferentemente de su rostro). En el 2021 necesito que me creas y compruebes de que este no es invencible. Si de eso te ha convencido, lamento informarte que estás aún peor que cuando tenías la cabeza hundida en la arena. Creeme cuando te digo que esto que ha pasado (y está pasando) es la oportunidad de tu vida. Si aún quieres volver al 2019 es que realmente no has entendido nada. Si esperas que entregando tu brazo sin hacer demasiadas preguntas te van a devolver tu vida por “buen comportamiento”, piénsalo de nuevo. Pocas posibilidades hay que eso suceda y de hecho ya lo sabes en tu fuero íntimo, aunque sea duro reconocerlo concientemente. Aún así, vengo a decirte que no está todo perdido, y la tarea de informarte de esta situación tan alejada pero tan cerca a su vez, es simplemente para mantener viva esa llama de esperanza. El Dragón y el Oso quizás no te vayan a devorar, pero cuidado con creer que ellos serán tus salvadores, esa responsabilidad solo reside en tí.
Bibliografía
- Allen, Kerry. “China: la cruzada del gobierno para educar a los niños para que sean “más varoniles””. BBC Mundo. 16 de febrero de 2021.
- Boudelaire, Charles. Les Fleurs du mal. 1857.
- Estulin, Daniel. La trastienda de Trump. ¿Quién está detrás de Donald Trump?. 2018.
- Estulin, Daniel. Metapolítica. Transformación global y guerra de potencias. 2020.
- Huxley, Aldous. Brave New World. 1932.
- Ministerio de Salud Pública. Preguntas frecuentes vacunación COVID-19.
- Orwell, George. Nineteen Eighty-Four: A Novel. 1948.
- Qin, Amy. “En China, las mujeres son presionadas para volver al hogar y dedicarse a la maternidad”. The New York Times. 21 de julio de 2019.
- Sun Tzu. El arte de la guerra. Siglo V a .C.
- Troianovski, Anton. “Russia Erupts in Fury Over Biden’s Calling Putin a Killer”. The New York Times. 18 de marzo de 2021. Disponible en:
- World Economic Forum. Special Address by Vladimir Putin, President of the Russian Federation | DAVOS AGENDA 2021. 27 de enero de 2021.
- World Economic Forum. Special Address by Xi Jinping, President of the People’s Republic of China | DAVOS AGENDA 2021. 25 de enero de 2021.
Notas
1Neomarxista, progresista, globalista (especialmente), Nuevo Orden Munial, e incluso satanista…
2Valdría la pena mencionar en el texto principal la actuación también de Australia y Canadá, si del primero alguien conociera a alguno de sus mandatarios, y en el caso del segundo, si pudiera reunir mérito propio suficiente como para ser citado en algún texto.
3Disponible en: https://www.nytimes.com/2021/03/18/world/europe/russia-biden-putin-killer.html.
4Entre varias acciones del gobierno chino, señalo especialmente la última, que apunta a la intención de educar de manera “más varonil” a niños. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-55942570. También, la promoción por parte del PCC para que las mujeres “vuelvan al hogar a dedicarse a la maternidad”. Disponible en: https://www.nytimes.com/es/2019/07/21/espanol/china-discriminacion-genero-mujeres.html.
5En este momento es legítimo preguntarse porqué China cuenta con “carta blanca” para operar como le plazca sin recibir ni el más mínimo reproche por parte de los medios masivos de comunicación, algún organismo de “derechos humanos” o la máquina propagandística Hollywoodense. Su rechazo visceral a la ideología de género, y su negativa a participar de la “religión verde”, le valdrían la excomunión planetaria a cualquier otro país del mundo.
6Exactamente lo contrario de cómo el control es ejercido en el resto del mundo medianamente tecnificado. En este contexto, la norma es el Mundo Feliz, y cuando este deja de ser feliz y uno muestra su descontento por esto, comienzan a operar los Ministerios de Oceania de Orwell (solo para indicar quién está al mando).
7Por “moral” me refiero a los organismos de “derechos humanos”, cuya legitimación moral de lo que realizan (o vayan a realizar) los organismos financieros es crítica. Por otra parte, estos suelen operar conjuntamente.
8En este punto, y sin querer de ninguna forma validar ningún tipo de experimentación con seres humanos que no cuente con el libre consentimiento del voluntario, señalo la interesante coincidencia entre el tipo de tecnología ofrecida tanto por la vacuna de Sinovac como por la Sputnik V. Disponible en: https://www.gub.uy/ministerio-salud-publica/comunicacion/publicaciones/preguntas-frecuentes-vacunacion-covid-19/sobre-vacunas/composicion.