Foto: Dra. en Economía Genevieve Briand, autora del estudio
CONTRARRELATO
En este informe firmado por Yanni Gu, se reporta una charla brindada por Genevieve Briand acerca de los resultados de su análisis de las cifras de muerte en Estados Unidos durante el período febrero-setiembre de 2020. Comparando esas cifras con las de períodos similares de los dos años anteriores, la autora del estudio concluye que: 1) No hay exceso de muerte alguno en Estados Unidos, incluido que tampoco hay exceso de muerte entre las personas mayores; 2) el aumento de las muertes atribuidas a Covid-19 durante 2020 corresponde, casi exactamente, con una estadísticamente inexplicable disminución de las muertes relacionadas a enfermedades cardíacas, enfermedades pulmonares, y gripe-neumonía este año. Las recién mencionadas son las tres causas principales de muerte todos los años. De ello, declara Briand, sólo puede concluirse que lo que ha pasado este año es que se ha recategorizado un porcentaje de las muertes que todos los años causan esas tres enfermedades, como “muertes por Covid-19”. El estudio fue censurado solo cinco días después de publicado, por autoridades superiores de la Universidad Johns Hopkins; su autora descalificada por no ser médica (aunque sí es doctorada, y experta en estadística, que es la materia en cuestión), y un copete agregado a la publicación “revisada” que intenta relativizar las conclusiones del estudio [*]. La Dra. Genevieve Briand es la Directora Adjunta del Programa de Maestría en Economía Aplicada de la Universidad Johns Hopkins.
Por Yanni Gu
Según los últimos datos, los EE.UU. actualmente [la nota se publicó el 22 de noviembre 2020] ocupan el primer lugar en el total de casos de COVID-19, así como en nuevos casos por día, y en muertes. Genevieve Briand, PhD, Directora Adjunta del Programa de Maestría en Economía Aplicada de Hopkins, ha analizado críticamente el efecto de COVID-19 sobre las muertes en los EE.UU. usando para ello datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en su seminario web titulado “Muertes por COVID-19″: Una mirada a los datos de EE.UU.”.
Desde mediados de marzo a mediados de septiembre, el total de muertes en EE.UU. ha alcanzado los 1,7 millones, de las cuales 200.000, o el 12% del total de muertes, están relacionadas con COVID-19. En lugar de mirar directamente a las muertes por COVID-19, Briand se centró en el total de muertes por grupo de edad y por causa de muerte en los EE.UU. y utilizó esta información para arrojar luz sobre los efectos de COVID-19.
Briand explica que la importancia o no de COVID-19 en las muertes de los EE.UU. sólo podrá entenderse plenamente a través de la comparación con el número total de muertes en los Estados Unidos.
Después de recuperar los datos en el sitio web de los CDC, Briand compiló un gráfico que representaba los porcentajes del total de muertes por categoría de edad, desde principios de febrero hasta principios de septiembre, que incluye el período desde antes de que se detectara COVID-19 en los Estados Unidos, hasta después de que se dispararan las tasas de infección.

En una conclusión en principio sorprendente, las muertes de personas mayores se han mantenido iguales antes y después de COVID-19. Dado que COVID-19 afecta principalmente a los ancianos, los expertos esperaban un aumento en el porcentaje de muertes en los grupos de edad avanzada. Sin embargo, este aumento no se observa en los datos de los CDC. De hecho, los porcentajes de muertes entre todos los grupos de edad siguen siendo relativamente iguales.
“La razón por la que tenemos un mayor número de muertes reportadas de COVID-19 entre individuos mayores que entre individuos más jóvenes es simplemente porque cada día en los Estados Unidos los individuos mayores mueren en números más altos que los individuos más jóvenes“, explica Briand.
Briand también señala que se observan entre 50.000 y 70.000 muertes tanto antes como después de COVID-19, lo que indica que este número de muertes era normal mucho antes de que surgiera COVID-19. Por lo tanto, según Briand, no sólo el COVID-19 no ha tenido ningún efecto en el porcentaje de muertes de personas mayores, sino que tampoco ha aumentado el número total de muertes.
Estos análisis de datos sugieren que, en contraste con las suposiciones de la mayoría de la gente, el número de muertes por COVID-19 no es alarmante. De hecho, no ha tenido relativamente ningún efecto sobre la cantidad de muertes en los Estados Unidos.
Esto es un shock para muchas personas. ¿Cómo es que los datos están tan lejos de nuestra percepción?
Para responder a esa pregunta, Briand decidió estudiar las muertes según su causa, en el período de 2014 a 2020. Hay un repentino aumento de las muertes en 2020 reportadas como debidas a COVID-19. Esto no es sorprendente porque COVID-19 apareció en los EE.UU. a principios de 2020, y por lo tanto las muertes declaradas como relacionadas con COVID-19 aumentan drásticamente después de esa fecha.
El análisis de las muertes por causa en 2018 revela que el patrón de aumento estacional del número total de muertes es el resultado del aumento de las muertes por todas las causas, siendo las tres principales las enfermedades cardíacas, las enfermedades respiratorias, y la gripe – neumonía.
“Esto es verdad todos los años. Cada año en los EE.UU. cuando observamos los altibajos estacionales, tenemos un aumento de muertes por todas las causas“, señaló Briand.
Cuando Briand observó los datos de 2020 durante ese período estacional, las muertes relacionadas con COVID-19 superaban a las muertes por enfermedades cardíacas. Esto es muy inusual ya que las enfermedades cardíacas siempre han prevalecido como la principal causa de muerte. Sin embargo, al mirar más de cerca las cifras de muertes, notó algo extraño. Cuando Briand comparó el número de muertes por causa durante ese período de 2018 a 2020, observó que en lugar del esperado aumento drástico en todas las causas, hay [en 2020] una disminución significativa de las muertes por enfermedades cardíacas. Aún más sorprendente, como se ve en el gráfico siguiente, esta repentina disminución de las muertes se observa para todas las demás causas.

Esta tendencia es completamente contraria al patrón observado en todos los años anteriores. Curiosamente, como se muestra en el cuadro siguiente, la disminución total de las muertes por otras causas es casi exactamente igual al aumento de las muertes por COVID-19. Esto sugiere, según Briand, que el número de muertes de COVID-19 es engañoso. Briand cree que [este año] las muertes por enfermedades cardíacas, respiratorias, influenza y neumonía pueden haber sido recategorizadas como debidas a COVID-19.

El CDC clasificó este año todas las muertes relacionadas con COVID-19 simplemente como muertes por COVID-19. Incluso los pacientes que mueren por otras enfermedades subyacentes pero están infectados con COVID-19 cuentan como muertes por COVID-19. Esta es probablemente la principal explicación de por qué las muertes por COVID-19 aumentaron drásticamente, mientras que las muertes por todas las demás enfermedades experimentaron una disminución significativa.
“Todo esto no indica ninguna evidencia de que COVID-19 haya creado un exceso de muertes. El número total de muertes no está por encima de las cifras normales. No encontramos evidencia de lo contrario”, concluyó Briand.
En una entrevista con The News-Letter, Briand abordó la cuestión de si está bien calificar las muertes por COVID-19 como engañosas, puesto que podría ser que la infección haya exacerbado, e incluso provocado, muertes por otras enfermedades subyacentes.
“Si [el número de muertes por COVID-19] no fuese engañoso, lo que deberíamos haber observado entonces es un aumento en el número de ataques cardíacos, sumado a un aumento en el número de COVID-19. Pero una disminución del número de ataques cardíacos y de todas las demás causas de muerte no nos da más opción que señalar que ha habido algún tipo de clasificación errónea“, respondió Briand.
En otras palabras, el efecto de COVID-19 en las muertes en los EE.UU. se consideraría problemático sólo si aumentase el número total de muertes, o la carga real de muerte en una cantidad significativa, sumada a las muertes esperadas por otras causas. Eso no ha ocurrido. Dado que el número bruto de muertes totales por todas las causas antes y después de COVID-19 se ha mantenido igual, difícilmente se puede decir, en opinión de Briand, que las muertes por COVID-19 sean preocupantes.
Briand también mencionó que se necesitan más investigaciones y datos para descifrar realmente el efecto de COVID-19 en las muertes en los Estados Unidos.
A lo largo de la charla, Briand subrayó constantemente que, aunque COVID-19 es un grave problema nacional y mundial, también hizo hincapié en que la sociedad nunca debe perder de vista el panorama general: la muerte en general.
La muerte de un ser querido, ya sea por COVID-19 o por otras causas, es siempre trágica, explicó Briand. Cada vida es igualmente importante y debemos recordar que incluso durante una pandemia mundial no debemos olvidar la trágica pérdida de vidas por otras causas.
Según Briand, la exageración de la cifra de muertes por COVID-19 puede deberse al constante énfasis en las muertes relacionadas con COVID-19, y al olvido de las muertes por otras causas naturales en la sociedad.
[*] Este artículo, en la versión original que aquí ofrecemos, fue publicado por Yanni Gu como reporte del estudio independiente de Genevieve Briand, del que dio cuenta en una de las publicaciones de la universidad Johns Hopkins. A los pocos días Briand y Gu fueron “disciplinados”, porque el estudio de Briand no confirmaba, sino que desmentía, la postura oficial sobre covid 19 en el punto clave del supuesto exceso de muerte este año, no confirmado por los datos.
El estudio fue entonces retirado (aunque se dejó un link a una versión pdf original) y se insertó un disclaimer. Esta que traducimos es la versión original del informe de Yanni Gu luego retirado. Esa versión original sigue archivada aquí: