POIESIS / 62
Por Gerardo Ciancio
La escritura de Elbio Chítaro siempre dibuja una incisión en las carnes del lenguaje: no se permite la suave caricia de una prosodia “mesurada”, ni el gesto empático (demagogia del recurso y del efecto) para con el posible lector desprevenido. Clava. Hurga. Revuelve la herida que siempre yace dentro del poema. Y ahí nos mantiene (o acecha) en permanente estado de alerta. Una escritura que no se permite lugares comunes, cadencias tenues, usos cristalizados del lenguaje. Siempre corta ahí, siempre raja ahí. La expectación como estado de alerta; detrás de la página “penden los muñones” del poeta. Todo ocurre (al leer su obra) como si contemplármos el almiar de Monet o el cuervo de Poe, claro, pero inmersos en estados de conciencia alterada, ebrios o, a veces, dentro de una pesadilla. Voz quemada, voz herida: ese es el “ahí” por donde transcurre su enunciación poética. Como si siempre hubiese una carencia que no se ha satisfecho, un resto aún sin salir, un respirar constreñido que explota en medio del poema. “Látigo en la memoria de una cosa”. Toda su obra da cuenta, de alguna forma, de un mundo perturbado, a pérdida, “un mundo derretido”: allí donde la oración, el refugio en lo sacro o en el regocijo del lenguaje pueden salvarnos o darnos, al menos, un provisorio consuelo. Hay algo en esta escritura de “himno bagual” y de fractura: tajos inferidos al dispositivo de la lengua, caracoleos de la sintaxis, ritmos otros, respuestas poéticas radicales a un panorama expresivo que respira en medio de la ondulada penillanura. “Cuero abrazado por carne de capón”: ni el asado, ni el cuero, ni la carne, su escritura poética es el humo graso y refinado, dulce y pestilente, cargado de memorias personales y colectivas, el humo que inhalamos envueltos en una propuesta estética compleja dentro del panorama contemporáneo de nuestras letras.
18. Con menos trecho, tiempo, cada vez, dos puntos de dolor en el durar, punzantes, forman una línea de dolor, abrupta, terebrante. Y eso fustiga el sentido del durar, eso lo rasga. Una longitud sin anchura directo a un callejón sin salida. Derecho al aire que rodea al puente, a la casa del otro, pasaje entre dos sueños imposibles, en un almiar. ¿Qué queda después de la cosecha?, un campo cercado de sepulcros de hormigón. No recuerdo las cruces de salmuera. No recuerdo la cal, la arena zarandeada. Ningún cuerpo. La línea recorre un desfiladero de amargor. Huye a lo largo de la muerte, pero no es. La línea se cubre de cenizas de muerto. Luego tuerce a lo alto donde el viento derramó sus gemidos. La línea golpea los muros de la muerte. Como hueso que estalla contra otro. Quedamos solos en la mansión de la vida. Luz queda a la distancia de dos luces. Sombra es mitad. La línea baja junto a mí, se acurruca a mis pies. Envuelve todo el aire del almiar de Monet. Al fin, se quiebra, fractura, queda inanimada. Transpira. 22. Caído como piedras en el agua oscura; de absurdo odio en copas de oro. Como Ícaro, bajo la muda visión de padre. Aldeanos y marinos en los paisajes del viejo Brueghel. Caído el hijo como pájaro hipnótico, sediento. Con el mismo recelo de lobos y cuervos. Prisionero en isla oscura, su nítida armadura de pinar y álamo. Nos mueve perlas tu ajuar a la deriva. Semillas de granada en sendas perdidas. Lágrimas de sol de mediodía. Ojos de ámbar. Hilitos de voz quebrada. Tu voz quemada, queda. Tu voz herida, pálida como voz distante que inquiere la verdad, asbesto cruel. ABRASIÓN Aunque no hubiese bahía habría abrigo. Abrazo habría, Abrazo de bribones, abrasión. Abrasión: palabra de desgaste, de avería. Para que fuese abrasión Debiera haber abra antes, y mucho antes La flor difícil de mi hermano. Abra: la poiesis De mi hermano isabelino, ferroviario; Y antes antes, en la prehistoria, Los aciagos abriles de T. S., Las alpacas brillantes bajo el sol Peruano, el estómago hambriento y el abrevadero Donde íbamos. Abrasión como cuerpo presente De poema presente, de hendedura. (Espacio, espacio, alcohol). Abrasión como niño descalzo, Como tristeza, Como perros llagados en las patas, pájaros callados. Abrasión como mujer pidiendo. Pérdida del hemisferio izquierdo, Pérdida de trama, Clímax, componenda; Látigo en la memoria de una cosa Antes de ser distinta cosa. Reparo del desgaste en ciernes. Palabra de desgaste, Frustración de las piedras-país. Aunque nada es decir: el vano esmero, También luz como puente roto; Erección de la luz, Arte cualquiera, fuera de voz. Vano como dios desvanecido, En la sombreada luz al tiro De ballesta, dentro. Dentro de voz. A la descampada, supliciados. Súplica de ellos, bravíos orientales, Ellos mismos, feroces Cronistas del versículo En la perspectiva de la Historia. Coraza de la llama. Lenguas sierpes sin el corazón. Supliciados, hijos nuestros Aunque no hubiese lumbrera ante la ventisca, Tramontana hiciera enloquecer, Trastoque del seso. En la colina, coto del sol. Traición Luego de la noche triste. Traición de la frontera a poco del entierro. A poco de la palada santa sobre el pudridero. Estamos hablando de un mundo derretido, De la posibilidad De un mundo desmedido. No hay sombras, y, sin embargo Las hay, en la luz. Siempre habrá sombra foliada, siempre oración. Habrá la ocasión de andar sobre los rescoldos. a enrique bacci, in memorian DEL CUERVO HERIDO Cuervo herido asoma a los pies. ¿No hay bálsamo aquí? ¿chamán con tambor? ¿droga de olvido? - Hola, chacal. - Hola, compañero, responde, del lecho. Resurrecto, Sentido en el ala. Eleva el polvo sumerio su terciopelo palpitante. Lo suspende. Lo enajena. Lo lía a la impotencia del sufriente, de cuerpo en latencia. No hay hilos. Cuervo del poema asombra La miel de tus ojos apagados, la opresión del pecho. - Hola, madre. Vengo acompañado. - Hola, m’hijo. Hola, pajarraco, maldice mordaz. Nada está tan lejos de uno Que no se divinice como resto. Es carencia. Es merma. Vacío de marras. Ido al paladar de la carroña. Cuerpo en sentido lato. Latencia, lactancia, lastre del cajón. Retroceso de aguas. Brazos al costado. Hora de Cristo para las cenizas. Cuervo truhán empollando trozos de tu putrefacción. - No puede ser. - No puedes ser, digo abatido. Nuncamás al no-lugar que construiste. Nuncamás el bien de tus Dedos mochados en la tierra. Nuncamás El apego y la aversión. LAMENTO POR BLANCA Quedo aquí, Temblando las palabras que pusiste en mis labios. Mientras me quiebras A lo largo y ancho de todo el horizonte. Estoy cansado de morir. Harto de los perfumes Con aroma a muerte y desperanzamiento. Estoy cansado de no tenerte. Cansado de hablarte Despacito. De hacer memoria de los últimos momentos Cuando reposaron tus despojos En la piedra de la muerte .Hace un momento hablé con un amigo Porque sólo quería recordar tu peculiaridad. Mi amigo tiene casi los años Que tenías cuando nos dejaste. Hablé con Él, del cansancio de la vida. Hablé del amor y del mañana. Mi amigo es poeta Y alguna vez cantó al futuro. De alguna manera tú estás presente En lo que soy ahora. Tus ojos de miel, Tu piel, Durazno y tu lágrima están presentes. Escucho tu voz que llora Tras la piedra del destino. ¿Destino digo? Estoy cansado de morirme donde estás. A propósito, ¿Dónde estás? ¿Dónde me encuentras, piel? (pares, nones) ¿Qué sabe tu padre, tu madre, tu hermano, del poder de la Historia? ¿Saben que es aproximación por acierto y error? ¿Qué sabe tu hijo de tus versiones del ayer? ¿Qué parte de lo oscuro contemplas en el punto de quiebre? ¿Por qué te alejas? ¿Ves el derrumbe que suma ruina sobre ruina? ¿Por qué crees que puedes despertar los muertos y recomponer la huella? Desastre es sinónimo de no estar bajo el sol. Menos aún, las estrellas del firmamento sobre la azotea. ¿Qué saben de los sentimientos del que tiene ojos en la espalda? ¿Qué saben de la verdad? ¿Qué de las mentiras verdaderas? ¿Qué de las mentiras solamente? ¿Saben que estuviste a los pies de las patas del caballo? ¿a los pies de la cama, a los pies de Jasón, a los pies de Medea con las manos ardiendo? ¿Qué sabe tu vecino del eco, tu llanto en la cocina? ¿Sabe que estuviste un día frente al viento, a la lluvia temblando? ¿Qué sabe de ti el artesano? ¿Qué sabe de ti bajo el velo rasgado? ¿Qué de las alas que no vuelan bajo el sol? ¿Qué de tus manos? ¿Qué de tus manos? (poesía y experiencia) Mientras pasaba lo eléctrico por el cuerpo: Era una niña extraña Con corte de pelo a la garçon, Medias de lana gris abrigando sus piernas regordetas, Moña azul desatada, desteñida, arrugada; y la túnica blanca A medio desabotonar sobre la espalda. Esa niña estaba en el pasado, Estaba en los recreos del pasado, En los pastizales de la Escuela 145 de Villa Colón. Peleando de igual a igual con los varones, Como una loca, a puñetazos y mordiscos, Haciendo ruidos metálicos con el pecho y las pupilas porque sí. Mientras pasaba el concepto a través de los ojos; Y se repetía como la palabra yo en las palabras vos y yo. Como la palabra siempre en las palabras te quiero pero tú no lo sabes. Hundiéndose el viento sobre sí, entre nube y nube, Como una expedición de niños pieles rojas Sobre la llanura. La escuela pública fue una creadora de conceptos, Y, por ende, uno de los momentos ubérrimos de la vida, En lo que se refiere a la poesía y la experiencia. El viento nos acompañó durante todo ese tiempo, Como una ventosa que absorbía los vacíos Hacia la inercia de hoy. Mientras corría la bestia como bestia en el aire. A la espera de la orden de descarga Sobre el cuerpo de los otros. Mientras se cortaba la transmisión de Carlitos Solé. Mientras chirriaban los frenos de un coche. Y se agolpaba el silencio en la base de la nuca Mientras se hacía la noche y llovía como loco Sobre la penillanura. ansia mata ahí, madre blanca sabía, miel en el sabiá: nombre, pájaro de vientre bermejo, bajo los azahares; pero ansia mata, añuda, álvea vía en nupcias, inmolar los cantos aún escaldados por dar tiempo al tiempo, ir pie en el lecho hundido, nunca desahogarse al tope del ahogo entrañas se pueblan de polen, hojas abatidas y exuvias, peces sedientos, rastros y pisadas; ansia mata laberintos, trampa para ojo en el confín, lindura tu faz; penden los muñones, lo que queda luego de la humillación, nacer bajo cuerda, ampolla no el humo, restos en suma del ardor, llama que extinguiste tu boca llorando porque nos dieron la espalda, porque el viento acarició las soledades, porque la lluvia no terminó de lavar la piel, porque no recuerdo la caricia, porque no recuerdo el corazón que galopaba, porque sí recuerdo las mentiras, porque el miedo pisó el cielo de los dos y si había que ir al cementerio, íbamos los dos; si había que andar por el balasto o recorrer la cañada, lo hacíamos solitos; era una cuestión de sangres: en la historia, vinchas blancas de Manuel Oribe contra vinchas coloradas de Don Frutos, y los caballos del patrón, y las venas partiendo el cuerpo de los peones, y la impureza de las gurisas por primera vez; un grito se sentía en todo el rancherío, un quejido también era un asunto de sangres negras: como camalote de arroyo, como luto de las lloronas, como pasto carbonizado por el sol; gargueros quemados de caña brasilera, jedor a naco fumado, cuero abrazado por carne de capón; el viento era el que traía la ignorancia; tú reverdecías por los ojos, tú me empujabas a sonreír, yo era tu sonrisa morochita BAJO UN ALA DE SOMBRA: déficit en el lenguaje o lo que queda de él palabras resecas, sarmentosas duras como matrioskas de tilo sin nada adentro, como golems de arcilla del vltava sin mandamientos en la frente; con ausencia en el corazón, muerte o como se llame esa carencia

ELBIO CHÍTARO (Uruguay, Durazno, 1961). Vive en la ciudad de Mercedes, Soriano, desde el 2004.
Dos veces 1er. Premio Nacional de Literatura, 2010 y 2013, por Versión de Medea e Idealidad de cántaro, respectivamente. Dos veces 2do. Premio Nacional, 2018 y 2021, por Aguantaraz y Preferiría no decirlo, respectivamente; así como Menciones en 2013, 2015 y 2018. 1er. Premio en el Concurso de Poesía de los Fondos Concursables para el Fomento Artístico y Cultural por Palabras rotas, 2010.
En el 2014 fue invitado al 24º FIP en Medellín, Colombia; y en 2017 al 12º FIP en Buenos Aires y 7º FIP en San Nicolás de los Arroyos, Argentina. Ha participado en innumerables festivales, encuentros y lecturas en Uruguay. Incluido en la Muestra “Un país imaginario, Escrituras y transtextos: 1960-1979” (2014), a cargo de Maurizio Medo, Mario Arteca y Benito del Pliego.
Publicaciones: otra piedra, otro corazón (2022); Extracción de la piedra de la locura según el Método Moskalenko (2021); Preferiría no decirlo (2019), Aguantaraz (2016); Idealidad de cántaro (2014); La impureza (2013); Palabras rotas (2010); Versión de Medea (2008) y La tristeza de
la madre del caballo (2002).-