Neil Young, Joni Mitchell y David Crosby pidiendo que se censure a un periodista en Spotify

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Por Santiago Tavella

Desde hace bastante tiempo se vienen dando situaciones de cancelación de artistas de diferente valor, no por su obra sino por cuestiones de actos privados, opiniones, hasta el caso de probados delitos. Frente a estos hechos mi postura siempre fue y sigue siendo que debemos separar la obra de la vida del artista dado que en el caso de a los artistas de real valía la obra trasciende su vida personal, que vale tanto como la de cualquier otra persona. Pero nunca había llegado a un caso como este que me toca en lo personal de manera especial, dado que son artistas que tienen canciones que me han marcado, que me han emocionado, en fin, todo lo que hace una buena canción, bien escaso, aunque no lo parezca. Hay casos que cité en algunas ocasiones, Louis-Ferdinand Céline, un escritor francés cuya obra es considerada fundamental y que fue colaboracionista activo de la ocupación Nazi en Francia, pero la verdad es que no leí a Céline y podría defender su obra sólo hipotéticamente. Otro caso en el que si conozco y me gusta mucho su obra es la de Woody Allen, acusado de un episodio de abuso a su hija Dylan, entra en el mundo de las habladurías, dado que fue absuelto por la justicia. Alguien puede argumentar que siempre queda la duda, pero yo podría perfectamente dudar si ese “alguien” no es un abusador, o sea, entramos de nuevo en el terreno hipotético. No voy a extenderme más sobre otros casos, sobretodo aquellos que afectan a artistas que no considero importantes, pero que mantengo mi postura de que debemos seguir separando la obra de la vida.

En el caso que hoy nos ocupa me encuentro con dos artistas cuyas obras como ya dije me parecen de gran importancia, más la de Mitchell y Crosby que la de Young, que toman una acción que va en contra de todos mis principios. El planteo es que Joe Rogan, un periodista centrado en las entrevistas, de gran popularidad, divulgó información falsa sobre aspectos de la supuesta pandemia en la que estamos embarcados. La divulgación se habría dado en dos entrevistas, una al Dr. Robert Malone y otra al Dr. Peter A. McCullogh, ambos científicos de extensa trayectoria que los habilita a jugar en el intercambio y debate de hipótesis y teorías propio de un campo de las ciencias en buen estado de salud, en donde nunca hay verdades absolutas sino que se van confrontando ideas, y a partir de ahí el conocimiento científico avanza y se profundiza. La postura de ambos es crítica con respecto al relato hegemónico referido a la pandemia. Sin entrar en detalles tratar de censurar la opinión de científicos calificados me parece lo más parecido a una mala idea si pensamos en el bienestar de todos, en el entendido de que la ciencia es algo beneficioso para la humanidad. Un detalle no menor es que Young a comienzos de 2021 vendió el 50% de su catálogo a Hipgnosis Songs Fund Limited, asociada desde octubre de 2021 a The Blackstone Group, quien contaba como Senior Adviser (consejero principal) a Jeffrey B. Kindler, ex CEO de Pfizer desde agosto de 2020. Sobre Joni Mitchell no tengo idea si había algo turbio como esto último, tal vez sea solo una forma de apoyar a un viejo compañero de ruta, como David Crosby, quien también se sumó al “Rogan o yo en Spotify” (en realidad Crosby y Young estaban muy peleados por lo que se). Pero bueno, así están planteadas las cosas, y creo que ejercer presiones para censurar es algo que está en las antípodas de mi filosofía de vida.

El asunto es que hoy sería muy de recibo que yo saliera a decir “no voy a escuchar más a Neil Young, Joni Mitchell o David Crosby”. Pero no. Digamos que es algo que ni se me pasó por la cabeza, porque sus actos públicos pseudomilitantes carecen de la trascendencia necesaria para siquiera opacar el eco estético de sus obras, que los trasciende, independientemente de su voluntarismo egocéntrico, las grandes canciones que crearon fueron hechas en los momentos en los que pudieron hacer a un lado su ego y dejar que salga algo verdadero que tenían para decir. Todo lo contrario a estos berrinches en los que el protagonista es el ego en el mejor de los casos, y acaso algunas cosas más turbias en el peor.