ECONOMÍA

 Motivación y Advertencia
• Cómo surge el dinero y su importancia para el desarrollo económico
• Los distintos tipos de banca
• ¿Cuál es la cantidad óptima de monedas?
• El sistema actual
• Propuesta de reforma monetaria
• Propuesta de reforma bancaria
• Conclusión

Por Jorge Borlandelli

Motivación y advertencia

Escuchaba un programa de radio durante el mes de octubre y al comentar lo que costaba para un trabajador el crédito al consumo en términos de tasa de interés el enojo del conductor fue subiendo hasta llegar tan alto como dicha tasa de interés. Lamentablemente, el enojado conductor no pudo avanzar más allá de la descripción del síntoma y apuntar a los prestamistas como los culpables de dicha situación. Bastó una sencilla búsqueda en internet para confirmar que las tasas de interés por préstamos sin garantía a más de un año y pagaderos en cuotas son exorbitantes. En los ejemplos que encontré variaban entre 28% y 115%. Si bien hay costos administrativos incluidos e IVA, el nivel de las tasas de interés sólo se explica por la mala calidad del dinero que se presta y las dudas que aún subsisten sobre su valor futuro. Vale la pena recordar que desde la creación del Banco Central del Uruguay en 1967 la inflación anual promedio ha sido casi 38% y la acumulada ha sido tal que hubo que quitarle seis ceros al signo monetario. Si bien los últimos años han sido de inflación menor al 10% anual, dado el contexto internacional, esas tasas hacen del peso uruguayo una moneda de muy mala calidad (entre las 30 peores del mundo) que sólo es aceptada por el curso forzoso y cuya área monetaria es muy poco más que el territorio uruguayo.

Sabiendo que los temas dinero y banca son muy poco comprendidos y que casi se toman como un dato de la realidad, resolví escribir sobre el asunto y aportar una propuesta de reforma que sea beneficiosa para todos los uruguayos, en especial los de menores ingresos que son quienes más sufren los efectos de una mala moneda y pobres servicios bancarios y financieros.

Para un libertario es muy difícil comentar el tema del dinero y la banca por la distancia que existe entre las instituciones de dinero y banca que quisiéramos y las que existen hoy en día. Los libertarios radicales creemos en una sociedad basada en la propiedad privada en la cual sus miembros cooperan voluntariamente sin necesidad de la intervención del estado. Resulta  la conclusión natural y lógica de aplicar el axioma de la no agresión a todos los ámbitos de la acción humana. Dicho esto, debo destacar que vivimos en el Siglo XXI que, por ahora, no es más que la continuación del Siglo XX más internet. El Siglo XX fue el siglo del estatismo, la banca central y la inflación, las guerras mundiales y la puesta en práctica y posterior fracaso del comunismo. No obstante su fracaso el llamado progresismo aún domina el paisaje ideológico y las prácticas de gobierno con unas pocas excepciones. La prédica del World Economic Forum (Davos) y la Agenda 2030 de las Naciones Unidas apuntan a una aceleración y profundización de las actuales tendencias. La ausencia en el debate de la posición libertaria genera unos límites muy estrechos para la reforma y debe entenderse  que sólo el agravamiento de las crisis en los países desarrollados, puede darle una oportunidad al único sistema que puede garantizar el progreso y la paz, el sistema de la libre cooperación entre individuos.

Para hacer unas reflexiones  sobre el dinero y la banca debemos tener claro cómo se origina el dinero y cómo se desarrolla la banca. Ambas instituciones tienen muchísimos siglos y sus características actuales han sido determinadas por cambios relativamente recientes que coinciden con el avance del estado nación en términos de tamaño y ámbito de acción. Si bien las malas instituciones monetarias arrancadas del ámbito privado y manejadas por el estado no son la causa del enorme crecimiento de este último, sí son una condición necesaria ya que eliminan uno de los obstáculos naturales a su crecimiento.

La moneda y la banca son instituciones fundamentales para el desarrollo de una sociedad moderna con alto grado de especialización, división del trabajo y complejas cadenas logísticas en el comercio internacional. A continuación, describiremos el origen del dinero y la banca, el sistema actual y propondremos una reforma monetaria y bancaria que funcionaría para Uruguay sin importar si el mundo continúa o no con las actuales instituciones monetarias y bancarias. 

Cómo surge el dinero, y su importancia para el desarrollo económico

Robinson Crusoe en la isla no necesita un medio de cambio mientras no se encuentre con Friday. A partir del encuentro con Friday y luego muchos Fridays la sociedad progresará gracias a la especialización y el intercambio, pero dicho intercambio está sujeto a la doble coincidencia de necesidades. Es decir, para que Robinson pueda obtener, por ejemplo, los pescados que Friday pescó, no sólo le tienen que apetecer más que las frutas que le piensa entregar a cambio, sino que Friday tiene que apreciar la fruta ofrecida más que los pescados (de lo contrario no se llegará a un acuerdo de intercambio). Para superar este problema y otros problemas del intercambio directo (como la divisibilidad y la falta de cálculo económico) que impide el avance de la especialización se desarrolló la práctica del intercambio indirecto. Robinson le ofrece a Friday huevos, que eran más aceptados por los habitantes de la isla, y Friday los acepta aunque no los quiera para consumir. Friday luego cambia los huevos por las cañas y redes que necesita. Con el avance de la práctica del intercambio indirecto algunos bienes son más aceptados que otros. Cuando uno de esos bienes es generalmente aceptado en una sociedad ese bien ha alcanzado la categoría de dinero. La aparición del dinero hace máxima la cantidad de intercambios y con ello el grado de especialización y desarrollo del capital humano. Este proceso de capitalización ha sido descripto en mi anterior artículo publicado en eXtramuros.

Un dinero de calidad es aquél que es elegido libremente en un mercado competitivo y que por lo tanto nadie puede manipular o falsificar. Un dinero de mala calidad (cualquiera de los dineros emitidos en forma monopólica por los bancos centrales actuales  que gozan de leyes de curso forzoso) atenta contra el proceso de acumulación de capital y crecimiento. Un dinero de mala calidad disminuirá el ahorro y reducirá el potencial de desarrollo del mercado de capitales. Anecdóticamente, cuando había dinero de buena calidad en Uruguay el número de empresas que cotizaban en bolsa era decenas de veces superior al actual. Un dinero de mala calidad tiene un efecto similar al de una sociedad que tiene un lenguaje de mala calidad o múltiples lenguajes y por no poder comunicarse no logrará coordinar sus acciones en forma productiva. Un dinero de mala calidad convierte a los contratos basados en ese dinero en letra muerta al poco tiempo de haber sido firmados. Esto requiere una constante renegociación de contratos o establecer complicadas fórmulas que compensen la mala calidad del dinero. En los países donde el dinero no es tan malo, por ejemplo, los contratos de negociación salarial se revisan cada tres o cuatro años y no cada seis meses como en Uruguay.

Los distintos tipos de banca

La actividad que conocemos como banca tiene dos orígenes que hoy en las instituciones financieras no se distinguen. Uno de los orígenes es la actividad de los mercaderes en los mercados de bienes que ofrecían crédito a sus compradores. En aquellos mercados donde se realizaban transacciones de comercio internacional que solían ser de mayor volumen, varios mercaderes se juntaban para financiar las operaciones y de ese modo reducir los riesgos. Otro de los orígenes está vinculado con la búsqueda de mayor seguridad de las tenencias personales de dinero mediante el depósito en las instalaciones de profesionales que tenían mejores condiciones de seguridad. El primer tipo de institución es la banca de crédito y el segundo la banca de depósito que debería mejor llamarse simplemente custodia de dinero. Es importante esta distinción porque estará en el centro de nuestra propuesta de reforma.

La banca de crédito financia su activo, compuesto por préstamos a distintos plazos y con diversos niveles de riesgo y garantía, con el capital de los dueños y con préstamos a distintos plazos que recibe de acreedores. Sus ganancias derivan de restar, a lo que recibe como interés de sus préstamos, el interés que paga a quienes le prestaron al banco, y cualquier pérdida por préstamos que no se pueden cobrar.

La banca de depósito tiene en su activo el edificio y sus instalaciones, que se financia con el capital del dueño. El dinero que recibe en depósito no debería figurar en su activo, y por lo tanto debería ser contabilizado como cuentas de orden. Por mantener el dinero guardado, la banca de depósito cobrará una comisión en función de sus costos, incluyendo los seguros que deberá contratar. Por supuesto que el dinero estará siempre disponible para ser retirado por los depositantes. La única diferencia con el negocio de depósito de cualquier otro tipo de bien es que el dinero es fungible, y por lo tanto la banca de depósito no tiene necesidad de identificar el dinero que le corresponde a cada cliente siempre y cuando devuelva dinero de la misma calidad. 

¿Cuál es la cantidad óptima de monedas?

La cantidad óptima de monedas es una. Todos los habitantes del planeta estaríamos mejor si existiera una moneda universal. Si bien no hay personas vivas hoy que lo hayan experimentado, durante casi un siglo el mundo civilizado tuvo una sola moneda. Desde aproximadamente 1820 hasta 1914 la moneda universal era el oro y el sistema internacional se conocía como el patrón oro. La moneda de cada país era el oro y lo único que cada país definía era la cantidad de oro de su unidad de cuenta. Las distintas unidades de cuenta, como en cualquier sistema de medida, tenían relaciones fijas en virtud de la cantidad de oro que las definía. Se dio la curiosidad que durante un cierto período el peso uruguayo valía más que el dólar y se cambiaba por US$ 1,0342.

En el sistema de patrón oro los sistemas bancarios de cada país funcionaban, en general, en un marco de libre competencia. Los bancos comerciales actuaban como bancos de depósito y de crédito, si alguno de ellos sufría una crisis de liquidez los competidores intervenían dándole la liquidez necesaria a tasas punitivas y si la crisis era de solvencia alguno de los competidores solía absorber los activos y pasivos del banco fallido para evitar una crisis del sistema. Lamentablemente, las prácticas bancarias comerciales, luego de un largo debate en Inglaterra durante los 1830s (cuando ciertas decisiones judiciales consideraron al depósito de dinero en cuenta corriente como un pasivo del banco) y tras la Ley Bancaria de Peel, pasaron a considerar como práctica normal el otorgamiento de crédito en cuenta corriente sin financiamiento genuino (crédito fiduciario). Este error técnico (la Ley Bancaria de Peel prohibió la emisión de billetes sin respaldo en reservas de dinero pero no la creación de créditos en cuenta corriente sin respaldo) se podría llamar el pecado financiero original. El objetivo de eliminar los ciclos financieros de boom y recesión se frustró al permitir a los bancos esta práctica que en tiempos remotos hubiera sido considerada fraudulenta.

Bajo el sistema de patrón oro se daba un mecanismo de ajuste automático, que se conoce como Hume’s Specie-Flow Mechanism o Ajuste Automático de la Balanza de Pagos, por el cual si el sistema financiero de un país expandía el crédito fiduciario (sin respaldo genuino de ahorro) los precios aumentarían en el país generando un desequilibrio de la balanza comercial al encarecerse las exportaciones y hacerse más baratas las importaciones. La eventual pérdida de reservas de oro por parte del sistema financiero hacía que el crédito tuviera que contraerse y de esa manera se ajustaba automáticamente el desequilibrio inicial. Esta característica del sistema le ponía un freno a la falta de disciplina fiscal o financiera.

Desde ese entonces todos los sistemas monetarios que han existido incluido el actual son inferiores ya que generan altísimos costos de transacciones, distorsiones al comercio internacional, desequilibrios permanentes de balanza comercial, inflación generalizada, ciclos económicos recurrentes, exceso de importancia del sector financiero (financialización de la economía), destrucción del ahorro, en especial de las clases menos favorecidas, efectos distributivos regresivos y, por si todos esto fuera poco, un crecimiento del estado sin límite aparente.

El sistema actual

El sistema actual se caracteriza por la existencia de unas pocas monedas de reserva: el dólar, el euro, el yen, la libra esterlina, el franco suizo, emitidas por los respectivos bancos centrales que son utilizadas universalmente para tener acceso a los mercados de capitales de dichos países y poder invertir en los valores emitidos por las grandes empresas, gobiernos y entidades supranacionales en dichos mercados. En forma de satélites existe un gran número de monedas asociadas con algunas de estas monedas de reserva (ejemplos son los países que han adoptado alguna de ellas como su moneda – Ecuador y Panamá han adoptado el dólar – o los países que tienen cajas de conversión con una relación fija y estable por muchos años con alguna de ellas). Existe además otro gran número de países que tienen monedas propias y que no tienen una relación directa con las monedas de reserva. No obstante, muchos de esos países están en el área monetaria de alguna de esas monedas de reserva por razones históricas o culturales. Vale la pena mencionar que estas últimas monedas tienen áreas monetarias propias muy pequeñas que rara vez exceden su territorio y sus ciudadanos usan otras monedas para ciertas transacciones.

Otra característica saliente del sistema actual es la existencia generalizada de bancos centrales con la única excepción de los países que usan la moneda emitida por otro país y los países que tienen cajas de conversión. El papel de los bancos centrales es no sólo el de emisor de las monedas nacionales sino además regulador y supervisor del sistema bancario y prestamista de última instancia. Su rol de prestamista de última instancia permite a los bancos comerciales expandir el crédito sin necesidad de obtener primero los ahorros del público a sabiendas que cuando la cartera de crédito se deteriore el banco central saldrá al rescate.

El sistema de bancos comerciales supervisados por un banco central ha generado un fenómeno nuevo que es la regularidad de los ciclos de expansión y recesión. Las políticas monetarias de los bancos centrales que apuntan al manejo de la tasa de interés llevan a un crecimiento del crédito fiduciario que genera una expansión en la economía, pero al mismo tiempo una distorsión en la asignación de recursos. Ante la señal de una tasa de interés más baja (que si no fuera artificial estaría indicando una abundancia de ahorros), los empresarios llevarán adelante los proyectos de largo plazo que ahora resultan más atractivos al evaluarse con una tasa menor de costo de capital. Como no existen los ahorros para financiar esos proyectos no todos podrán terminarse y cuando los bancos comienzan a percibir estos problemas de sus deudores restringirán el crédito y así dará comienzo la fase recesiva del ciclo. Si la fase recesiva terminara su curso varias empresas quebrarían y sus recursos humanos y de capital quedarían desempleados hasta que con nuevos precios otros empresarios consideren potencialmente lucrativa su utilización en otro proyecto. Sin embargo, los bancos centrales no suelen dejar que esto suceda o si comienza tratan de interrumpir la recesión y para solucionar el exceso de crédito y la correspondiente mala asignación de recursos proponen una nueva expansión del crédito financiada por una expansión del balance del banco central. El objetivo de esta medida es evitar un colapso del sistema financiero cuyo balance consolidado se habría deteriorado con las quiebras. La repetición de esta política sólo puede terminar con la destrucción de los correspondientes signos monetarios y cuando los niveles de deuda pública se vuelvan imposibles de pagar algún tipo de ajuste será necesario: default de las obligaciones crediticias, inflación con represión de la tasa de interés o una combinación de ambas.

Propuesta de reforma monetaria

Para mejorar las opciones que tienen los ciudadanos uruguayos basta una sencilla reforma monetaria. El BCU debería dejar de emitir pesos uruguayos y se debería eliminar el curso forzoso. A partir de ese entonces los ciudadanos uruguayos elegirían la moneda que mejor se adapte a su necesidad para realizar contratos, transacciones cotidianas, llevar su contabilidad, pagar impuestos, etc.

Una reforma de esta naturaleza requiere que se eliminen del cálculo de las rentas de empresas y personas las “ganancias” puramente inflacionarias. Una solución parcial es que las declaraciones de impuestos se realizan en la moneda que el contribuyente quiera. Sin embargo, como todas las monedas actuales sufren la pérdida progresiva de su poder adquisitivo, este es un problema residual que la reforma no puede resolver. El oro también debe ser considerado dinero y las personas podrán llevar su contabilidad en oro u otros metales monetarios. Esta parte de la reforma le pondrá un freno a lo que se conoce como “bracket creep” que consiste en pasar a pagar tasas de impuestos más altas por el simple hecho de que el salario o las rentas nominales son más altas por la pérdida de poder adquisitivo de la moneda en que se expresan.

Propuesta de reforma bancaria

El banco central, que dejaría sus funciones de emisor de moneda y consiguientemente de prestamista de última instancia, en su función de supervisor del sistema financiero debería cambiar las actuales licencias bancarias por dos nuevas: la de banco de depósito y la de banco de préstamos. Si bien un mismo grupo económico podría tener las dos licencias, cada licencia requerirá una persona jurídica diferente que operará con independencia. El banco de depósito ofrecerá el servicio de custodia de dinero y sistemas de pago para acceder a dicho dinero en forma eficiente cobrando comisiones. Auditores independientes u otro tipo similar de empresas certificarán en todo momento que el dinero en custodia está efectivamente en sus instalaciones físicas. El banco de crédito se dedicará a prestar dinero a diversas actividades y a distintos plazos y podrá recibir préstamos de individuos y empresas a corto, mediano y largo plazo para financiarse además de las formas tradicionales, notas, bonos y acciones. Los bancos de préstamos no estarán garantizados por ninguna entidad pública. Los bancos podrán contratar seguros que garanticen el cobro de sus créditos. El sector privado se encargará de la evaluación crediticia de los bancos de préstamos.

Conclusión

Todas las formas actuales de dinero son inferiores al dinero que la humanidad tenía hace poco más de un siglo. Cumplen su función de medio de cambio, pero no cumplen con la función de reserva de valor. Mientras continúe este proceso universal de inflación la mejor opción es dejar que cada persona elija la moneda que prefiera y que lleve la contabilidad de sus actividades en esa moneda. Para dar esta mayor soberanía a los ciudadanos uruguayos es necesaria una reforma del sistema bancario que elimine el papel del banco central como emisor y como prestamista de última instancia. El dinero estará protegido en los bancos de depósito y las personas que quieran invertir deberán hacerlo a su riesgo. Este sistema estará a salvo de procesos de expansión y recesión ya que el crédito estará financiado exclusivamente con ahorros genuinos.

En este sistema la competencia entre empresas financieras llevará las tasas de cada moneda a los niveles que muestran en sus respectivos mercados domésticos ajustados por el mayor o menor riesgo del deudor uruguayo y la mayor o menor facilidad con que los acreedores puedan ejecutar los préstamos vencidos.  Quizás esto satisfaga al conductor radial que inspiró este artículo.


Notas

Para profundizar sobre estos temas le recomiendo al lector “The Mistery of Banking” de Murray N. Rothbard https://cdn.mises.org/El%20misterio%20de%20la%20banca.pdf o “Dinero, Crédito Bancario y Ciclos Económicos” de Jesús Huerta de Soto https://cdn.mises.org/Dinero%20cr%C3%A9dito%20bancario%20y%20ciclos%20econ%C3%B3micos.pdf