La mujer poseída en un rapto de palabras
POIESIS / 33
Por Gerardo Ciancio
En el prólogo a Las musas inquietantes, un bello libro de Cristina Peri Rossi publicado en 1999, donde asistimos a una verdadera galería de arte “procesada” por la escritura poética, Pere Gimferrer escribe:
“La belleza de los textos es aquí, pues, turbadora ante todo. Tenemos, sí, la sensación de hallarnos ante alguien que relata vívidamente historias, como un narrador andariego o un juglar (por no decir como Scherezade); pero estas historias, aunque contengan belleza e ironía, no se proponen meramente resultar gratas o placenteras a veces. Van más allá: exploran y ahondan en regiones con las que habitualmente evitamos encararnos. Suyo es el territorio de las pulsiones últimas: el deseo, la posesión, el riesgo, el acoso, el centro esencial de nuestra soledad. Nos enfrentan a nuestra propia imagen; nos turban, en la medida en que nos obligan a saber qué o quiénes somos. También en la medida, muy particularmente propia del poema, en que impugnan la experiencia común.”
Parecería que estas palabras del poeta catalán alcanzan a toda la obra de la poeta uruguaya, es decir, ese fondo de belleza, ironía, deseo y erotismo, sensualidad y y riesgo, pasión como búsqueda del absoluto, de la trascendencia, y, en particular, ese mapa esbozado del “centro esencial de nuestra soledad”. Y siempre el amor (encuentro) y su contracara necesaria, el desamor (desencuentro).
Asistimos a una escritura transgresora de los paradigmas dominantes de género, pero también a un gesto de rebeldía política (con alcances ecológicos), a una obra poética que se asoma a la reflexión, la experiencia y los vaivenes del erotismo sin medir mayores riesgos; a una obra literaria que asume la libertad como el valor más raigal al que podamos aspirar.
Si bien predominan el verso libre, la deriva, muchas veces, narrativa del poema, una retórica que se acerca a lo conversacional, a lo coloquial, para saltar, muchas veces, al giro barroco, a la imagen insólita, al símil inesperado, el recurso del humor, el sarcasmo o la ironía, incluso el recurso, a veces, del ideograma o la traza culteranista, la poesía de Peri Rossi no se sujeta a ninguno de estos procedimientos, no se permite unas estrategias hegemónicas o fijas, dominantes en sus versos.
Las llaves para leer la poesía de Cristina Peri Rossi, o la clave maestra que empuñaremos a la hora de acercarnos a sus versos, quizás esté en Evohé, su primer libro poético. La misma poeta lo estableció en el Prólogo, escrito en el verano del año 2005, a una nueva edición de ese inaugural trabajo:
“Como poeta, siento que en Evohé está la clave de casi toda mi poesía: el enlazamiento de mi erotism, la metafísica del amor, el acceso a la trascendencia a través de la voluptuosidad y también la ironía, el sentido del humor, la pintura burlona que desdramatiza los efectos desgarradores de la pasión.”

Génesis Cuando el Señor apareció gigante, moviéndose serenamente entre todos los verdes, Adán le pidió por favor palabras con que nombrarla. Génesis II como no era un Dios mezquino le dio muchas para que pudiera entretenerse poniéndole nombres. Le dio tantas, que Adán regó con ellas la faz de la tierra, salpicó los mares, insufló los vientos, sembró la arena. Aún hoy – muchos siglos después- se encuentran hombres buscando los nombres por la tierra, algunos marineros y capitanes, con que nombrarla. Génesis III Entonces Adán la llamó le puso nombres dichoso le dijo paloma, pez, moabita mármol estatua que acaricio, la llamó frío y nostalgia, Adriana, pájaro, árbol y mi dicha, le dijo arcángel, adoradora, la llamó espuma de los mares, cardumen, Ifianasa, lumen, montaña, lámpara, le dijo forma de mí pero más que nada forma, ánfora, cortesía, dama amabilis, ósculo, pie de mi camino, le dijo doncella encerrada, alabaré tu amor más que los castillos, le dijo amistad y fragancia, la llamó voz de los valles, eco de collados, amiga mía, pero ella nada oyó, porque el Señor la había hecho sorda. (De Evohé, pp. 50-52) Abatir Vencimiento del buque, de la mujer, por defecto de un viento fuerte, la marea o la corriente. El buque cae a sotavento, la mujer de espaldas, cuyo abatimiento se mide en grados. Gran cantidad de público se congrega alrededor. El barco se inclina. La mujer gime y a veces goza. (Descripción de un naufragio, p. 155) Afrodita Y está triste como una silla abandonada en la mitad del patio azul Los pájaros la rodean Cae una aguja Las hojas resbalan sin tocarla. Y está triste en mitad del patio con la mirada baja los pechos alicaídos dos palomas tardas Y un collar sin perro en la mano Como una silla ya vacía. (Diáspora, p. 199) Si el lenguaje este modo austero de convocarse en medio de fríos rascacielos y ciudades europeas Fuera el modo de hacer el amor entre sonidos o el modo de meterme entre tu pelo. (Diáspora, p. 207) Los exiliados Persiguen por las calles sombras antiguas retratos de muertos voces balbuceadas hasta que alguien les dice que las sombras los pasos las voces son un truco del inconsciente. Entonces dudan miran con incertidumbre y de pronto echan a correr detrás de un rostro que les recuerda otro antiguo. No es diferente el origen de los fantasmas. (Estado de exilio, p. 305) Elogio de la lengua Me vendió un cartón de bingo y me preguntó de dónde era. “De Uruguay”, le dije. “Hablas el español más dulce del mundo”, me contestó mientras se iba blandiendo los cartones como abalorios de la suerte. A mí, esa noche, ya no me importó perder o ganar. Me di cuenta de que estaba enganchada a una lengua como a una madre, y que el salón de bingo era el útero materno. (Estado de exilio, p. 335) III Todo poeta sabe que se encuentra al final de una tradición y no al comienzo por lo cual cada palabra que usa revierte, como las aguas de un oceáno inacabable, a mares anteriores. - llenos de islas y de pelícanos, de plantas acuáticas y de corales - del mismo modo que un filamento delicado tejido por una araña reconstruye partes de una cosmogonía antigua y lanza hilos de seda hacia sistemas futuros, llenos de peces dorados y de arenas grises. (Lingüística general, p. 371) Dolce stil nuovo II Venía insinuada por una larga tradición oral que hablaba de ella. Venía precedida por las narraciones de los poetas en diversas lenguas. Venía en las holandas de las nubes y en mis sueños preferidos. De Homero a Octavio Paz la habían dicho toda -toda la habían dicho- No fue mi culpa si la creí Venía imantada por la historia Amada en las páginas de libros antiguos de solemne sabiduría donde Platón preguntó por Alcibíades y nosotros, humildemente, preguntamos por ella. (Lingüística general, pp. 426-427) Europa Espulgada de pájaros salvajes. (Ya no cruzarán en invierno los lagos blancos.) Fenecidas todas las luciérnagas. (Hijo mío: se parecían a esos puntos de luz que ves en la montaña e indican el camino.) Sin rocío. Arrasados los peces de los mares. Decrépitos los parques. Contaminadas las aguas y los canales. ¡Oh, inclina entonces tú también la frente ante el mármol ruinoso de los antepasados! (Europa después de la lluvia, p. 463) Palimpsesto Los cristales de un cielo gris vuelven visible lo invisible (en el palimpsesto de los edificios hoy descubrimos pájaros ocultos) El hollín se derrite y bajo su superficie otra ciudad aparece irreal y transparente como un palacio sumergido (detrás de la tela hay otra tela pintada) Sabemos – oscuramente- presentimos una vida diferente bajo la pátina del orín a la que no tuvimos acceso por impotencia o cobardía (Europa después de la lluvia, p. 483) Babel, la curiosidad La extranjera es curiosa. Sus manos palpan mi cuerpo como los pasos de un ciego. Palmo a palmo me dejo recorrer - vibra el élitro zahorí-. Lame mis entrañas prueba el agua de las fuentes, mide mis caminos, descubre los túneles secretos los desfiladeros entre montañas. No sabe si el territorio nuevo la complacerá; en todo caso, su deber es auscultarlo, como corresponde a una recién llegada, a la exploradora a la cruel conquistadora. (Babel bárbara, p. 531) Babel, la ambigüedad Muy antigua con pálidas reminiscencias romanas en el pelo y ecos etruscos en el cuerpo (diosa púber en las ruinas del Tirreno dios imberbe en las necrópolis egeas) y muy moderna (contemporánea de los altos rascacielos y del pánico a la bomba - soledad del único pendiente en el lóbulo androginio-) las palabras que te convocan primigenias en la lengua antigua y materna se vuelven obscenas en la segunda piel del uso, la cultura ancha geografía arca venerable tradición traicionada en medio de la cual también Te amo. (Babel bárbara, p. 538) Condición de mujer Soy la advenediza la que llegó al banquete cuando los invitados comían los postres Se preguntaron quién osaba interrumpirlos de dónde era cómo me atrevía a emplear su lengua Si era hombre o mujer qué atributos poseía se preguntaron por mi estirpe “Vengo de un pasado ignoto – dije- de un futuro lejano todavía Pero en mis profecías hay verdad Elocuencia en mis palabras ¿Iba a ser la elocuencia atributo sólo de los hombres? Hablo la lengua de los conquistadores es verdad, aunque digo lo opuesto de lo que ellos dicen” Soy la advenediza la perturbadora la desordenadora de los sexos la transgresora Hablo la lengua de los conquistadores pero digo lo opuesto de lo que ellos dicen. (Otra vez Eros, p. 599) Contra la filosofía Dicen los filósofos que sólo lo inmediato es verdadero Si no escribo este poema nadie sabrá en el futuro que una noche nos amamos con intensidad en un tren -de San Sebastián a Barcelona - Si no escribo este poema no lo sabrá tu hijo Si no escribo este poema no lo sabrá tu marido Si no escribo este poema no lo sabrás tú no lo sabré yo Sólo lo inmediato es verdadero Salvo para la poesía. (Otra vez Eros, p. 609) Tu memoria Tu memoria procede por holocaustos: quema arrasa arranca extermina a los vencidos Napalm sobre los orgasmos encadenados Fósforo sobre los cuerpos amados Cal encendida sobre las pieles brillantes Tu memoria convierte el lecho en nicho ¡Gloria a las luces malas a los fantasmas de los desaparecidos! (Otra vez Eros, p. 629) Tango La ciudad no eras vos No era su confusión de lenguas ni de sexos No era el cerezo que florecía – blanco- detrás del muro como un mensaje de Oriente No era tu casa de múltiples amantes y frágiles cerraduras La ciudad era esta incertidumbre la eterna pregunta -quién soy- dicho de otro modo: quién sos. (Otra vez Eros, p. 649) Bibliografía Oh viejo, antiquísimo Freud: (no eres mi padre, ni mi hermano, ni mi amante: simplemente un antepasado): cuánto le debe faltar a la vida para que yo siga escribiendo. (Y para que todavía, haya gente que lee.) (Aquella noche, p. 669) Contra Flaubert En efecto, detesto a Flaubert. Sólo un macho francés esnob pagado de sí mismo puede burlarse hasta ese punto de los sueños de una mujer. Un macho, es decir, alguien que no sueña. (Los hombres siempre han estado celosos de los sueños de las mujeres porque no pueden controlarlos.) Flaubert soñó a Emma Bovary, pero puede decirse, con toda certeza, que Emma Bovary jamás soñó a Flaubert (Al final de sus días, Flaubert estaba harto de la fama de Madame Bovary. Era más célebre que él.) (Aquella noche, p. 691) Mensajes Se escribe como se lanza la botella al mar: soñando con una playa un lector, una lectora Pero cuando por azar de los vientos y la conjunción errática de las mareas la botella navegante llega a la orilla y alguien la recoge -lee le mensaje- hay que confesar: quien envió el mensaje está ya en otra cosa. (Inmovilidad de los barcos, p. 705) Clasificación de residuos El Ayuntamiento ha colocado contenedores para la basura: en los verdes el vidrio, en los azules el cartón, en los amarillos el plástico Cada mañana los ciudadanos de esta urbe -obedientes- se despojan de su mierda Detritus del vivir y consumir En el agujero del verde los amores podridos en la boca del azul las traiciones y en los amarillos las esperanzas frustradas Sólo somos higiénicos con los plásticos. (Inmovilidad de los barcos, p. 749) Estrategias del deseo Las palabras no pueden decir la verdad la verdad no es decible la verdad no es lenguaje hablado la verdad no es un dicho la verdad no es un relato en el diván del psicoanalista o en las páginas de un libro. Considera, pues, todo lo que hamos hablado tú y yo en noches de vela en apasionadas tardes de café -London, Astoria, Arlequín- sólo como seducción en el mismo lugar que las medias negras y el liguero de encaje: estrategias del deseo. (Estrategias del deseo, p. 771) Deseo Amaneció lloviendo en Barcelona - ciudad de aguas escasas - Hilos transparentes agujas de araña se descolgaban lentamente. Sostuve el cielo con las manos con los sueños con el pensamiento. Una oración una pequeña súplica una demanda: que las aguas no se detuvieran hasta tu llegada para flotar contigo en el diluvio. (Estrategias del deseo, p. 783) La sádica Como las felinas que persiguen a las gacelas regresa de la cacería con las fauces ensangrentadas y restos de carne entre los dientes. Ha comido ha gozado. Entonces, cansada de la cacería y de la digestión bosteza y se echa pesadamente a roncar entre la hierba o entre las almohadas. (Estrategias del deseo, p. 834) El grito (El grito, Edvard Munch) El niño que fuimos grita solo en el puente despavorido aúlla un paso atrás de la conciencia de los cielo rojos inflamados de gritar. (Las musas inquietantes, p. 87) Leyes físicas Si el peso del cuerpo se mide por el espacio que desplaza este hueco en mi costado este vacío que nada puede llenar esta de- sol-ación sin remedio es la ausencia de tu peso molecular de los matices de tu voz del espacio que desplazan tus senos cuando crecen orondos en mis manos es en fin una ley de la física que convencionalmente llamamos amor. (La noche y su artificio, p. 28) Espejos circulares Qué cruel trabajo qué tarea agotadora qué condena agobiante volver a ser yo luego de haber sido juntas túyo yotú el cordón umbilical del amor espejo. (La noche y su artificio, p. 28) Nota: La mayoría de los poemas están citados del libro Poesía reunida (Barcelona: Lumen, 2005); “El grito” fue tomado de Las musas inquietantes (Barcelona: Lumen, 1999), así como “Leyes físicas” y “Espejos circulares” copiados aquí de la edición uruguaya del libro La noche y su artificio (Montevideo, civiles iletrados, Colección ojo de rueda, 2016).
Cristina Peri Rossi (Montevideo, 12 de noviembre de 1941), que se exilió en España en 1972 y reside en Barcelona, acaba deber distinguida con el Premio Cervantes de Literatura 2021.
En poesía, ha publicado los siguientes títulos: Evohé: poemas eróticos, Montevideo: Girón, 1971; Descripción de un naufragio, Barcelona: Lumen, 1974; Diáspora, Barcelona: Lumen, 1976; Lingüística general, Valencia: Prometeo, 1979; Europa después de la lluvia, Madrid: Fundación Banco Exterior, 1987; Babel bárbara, Caracas: Angria, 1991; Otra vez Eros, Barcelona: Lumen, 1994; Aquella noche, Barcelona: Lumen, 1996; Inmovilidad de los barcos, Vitoria-Gasteiz: Bassarai, 1997; Poemas de amor y desamor, Barcelona: Plaza & Janés, 1998; Las musas inquietantes, Barcelona: Lumen, 1999; Estado de exilio, Madrid: Visor, 2003; Estrategias del deseo, Barcelona, 2004; Poesía reunida, Barcelona: Lumen, 2005; Mi casa es la escritura, Montevideo: Linardi y Risso, 2006; Habitación de hotel, Barcelona: Plaza & Janés, 2007; Playstation, Madrid: Visor, 2009; La noche y su artificio, Palencia: Cálamo, 2014; Las replicantes, Palencia: Cálamo, 2016.
