* Lea al final como el New York Times mintió descaradamente diciendo que había habido 900.000 niños hospitalizados por Covid, y luego debió retractarse y admitir que en realidad eran 63.000 (cifra que desde luego también ES falsa: son niños internados por cualquier cosa con, además, un PCR positivo).

Se está iniciando una nueva campaña de marketing, de alguna manera directa o indirecta paga por quienes tienen interés en dar un nuevo paso en este fiasco criminal de la “pandemia de Covid 19”, para inocular a los niños entre 5 y 11 años.

CONTRARRELATO

Por Salvador Gómez

Esa campaña se desarrolla en distintos planos, y tuvo un hito importante a nivel periodístico con la publicación, en el diario El País del sábado 23 de octubre de 2021, de una nota firmada por el periodista Tomer Urwicz. 

Esa nota tiene el siguiente argumento: se ha detectado un aumento de contagios de niños en escuelas públicas. Debido a ello, se hace intervenir a una “experta” (otra política de túnica) la Dra. María Catalina Pírez, que ordena: “Los niños tendrían que estar vacunados, sí o sí, antes del comienzo del próximo año lectivo”. 

En refuerzo de la tesis de esta catedrática de Pediatría y Presidenta de la Liga Antituberculosa, sale el Dr. Álvaro Galiana, Director del Hospital Pereira Rossell. No se juega a que sea necesario hoy vacunar a los niños, e incluso admite abiertamente: “esta sigue siendo una enfermedad leve en la mayoría de los niños y eso ejerce menos presión para la autorización de la vacunación en menores de 12 años”. Pero luego, en un giro inexplicable, agrega…  “aunque es muy probable que los niños vayan a estar dentro de la población vacunable antes de marzo”.

Ese “aunque” es la clave del absurdo de toda esta campaña. 

Los niños no enferman de covid grave en cantidades estadísticamente significativas. Además, en el mundo se sabe perfectamente que los niños no contagian significativamente a los adultos. Un estudio en Israel publicado en la prestigiosa Journal of American Medical Association (JAMA), insospechable, supongo, de “terraplanismo”, no solo confirma lo que dice la primera parte de la frase de Galiana, sino que destruye la segunda parte de su frase, que carece de cualquier lógica. Dice el estudio de JAMA: “Los niños pequeños no sólo tienen un bajo riesgo de desarrollar el COVID-19, sino que tampoco desempeñan un papel significativo en la propagación del SARS-CoV-2 mientras asisten a la escuela, según un estudio publicado recientementeTrusted Source en el Journal of American Medical Association (JAMA)”. En cambio, Galiana admite que los niños no sufren de Covid grave, pero afirma que son vectores 

La primera parte de la frase de Galiana es admitir la realidad. La segunda, que viene después de un “aunque” leyendo el cual a uno se le tranca irremediablemente el razonamiento, es parte de la campaña de marketing.

No le atribuyo al Dr. Galiana ni a Pírez ni a Urwicz ninguna intencionalidad ni digo que nadie les pague, porque no lo sé. Digo, sí, que se repite ahora en Uruguay un guión que es igual en todo el mundo, y que ese guión terminará justificando, de aquí a unos meses, la inoculación innecesaria de niños con una sustancia experimental que ya ha demostrado muy ampliamente que tiene consecuencias terribles para un porcentaje de quienes se la inoculan. Esta verdad y las causas biomédicas de ella pueden consultarse en la impecable nota de tapa de este número, y en muchas declaraciones científicas y en innumerables y ya inocultables estadísticas de muerte por vacuna, y también en casos testigo del uso de Pfizer masivamente y sus consecuencias, como es Israel.

La campaña que Pírez, Galiana, Gualberto González (catedrático de Inmunología) y Tomer Urwicz han relanzado el 23 de octubre tiene y tendrá otros episodios, quizá con otros actores también. ¿Cómo lo sabemos? Porque en todo el mundo se hace igual. 

Aquí lo hace ANEP y lo replican los colegios, como muestra el mensaje de texto que adjunto, cuya fuente es la dirección de un colegio privado de Montevideo, y que exhibe el tipo de “guión” que ahora se está bajando a los padres.

Según él, por ejemplo, se aumenta la alarma al implementar políticas absurdas de “cuarentenas” injustificadas -es injustificada una cuarentena aplicada a niños porque han estado en contacto con un “Caso PCR positivo”, incluso “asintomático” (es decir, un falso positivo). 

Es injustificada y creadora de alarma la cuarentena aplicada a hermanos de personas que estuvieron en contacto con un “caso positivo”, debido a la escasa incidencia del contagio a esas edades, a lo leve de la supuesta enfermedad. Todo esto es deliberada creación de caos y pánico en la educación, por la simple razón de que los “casos positivos” no son casos de niños enfermos, sino casos de personas con PCR positivo. Estos casos se crean meramente aplicando el test PCR a un número de ciclos técnicamente inaceptable, y aplicándolo masivamente. Es el mismo mecanismo que se viene usando desde el comienzo. Esto da un “aumento de positivos” que se traslada, en la población, como sensación de miedo, y estímulo para destruir la ya muy frágil asistencia y cumplimiento de las tareas en la educación.

Con el tiempo, cuando un niño muera por cualquier causa con, además, un test PCR positivo, esta campaña incluirá la alarma pública por “niño muerto de Covid”, y eso dará el empujón final a los padres que, sin la suficiente información y con confianza en las autoridades y el sistema, darán el paso de inocular a sus hijos. 

Disculpe usted, ciudadano que se considera informado y de bien. No hay más tiempo para su berrinche interno. Usted no consigue coherencia, porque le ocurre lo siguiente: por un lado quizá vea hechos, datos, personas, que le hacen dudar de la narrativa oficial. Muchos puede encontrarlos, de las fuentes más confiables y desinteresadas del mundo, en esta revista, si revisa hacia atrás usando la lupa arriba a la derecha como buscador. Otros son sus vecinos, sus conocidos, enfermos “de covid” luego de haberse vacunado, con secuelas luego de haberse vacunado, y muertos o gravemente dañados luego de haberse vacunado, cuando antes tenían una vida sana y sin complicaciones crónicas que repentinamente aparecen.

Por el otro, usted no puede creer que existan niveles generalizados de frialdad, desdén por el prójimo, y miedo, junto a deseo rapaz de ganancia, privilegio indebido y poder, en el corazón mismo del sistema en el que usted vivió, en el que usted creyó, y que usted siempre ha defendido de buena fe dentro de lo posible.

Usted no puede creer que vivamos en un mundo que está dispuesto a usar a su hijo como conejillo de Indias, o a sacrificarlo directamente para aumentar poder, influencia, y dinero de un conjunto de personas e intereses repartidos por el mundo.

Sin embargo, créalo: Se está iniciando una nueva campaña de marketing, de alguna manera directa o indirecta paga por quienes tienen interés en dar un nuevo paso en este fiasco criminal de la “pandemia de Covid 19”, para inocular a los niños entre 5 y 11 años. Y si usted vacuna a su hijo y éste contrae miocarditis, o tiene alguna secuela grave con el tiempo en su capacidad reproductiva o en cualquier otro aspecto de su potencial de llevar una vida sana, usted será el responsable, por haber escuchado y haberse dejado convencer por los criminales de nivel genocida que dirigen en este momento la narrativa global. 

Su única garantía de que lo que dicen estos “expertos” locales es cierto, es que los respaldan las mismas empresas que fabrican y lucran con la vacuna que se va a aplicar ahora a su hijo. Las mismas empresas que hicieron aprobar fraudulentamente y de modo corrupto sus vacunas por la FDA y el CDC en tiempo récord: en lugar de 12 años, les llevó unos 6 meses, sin completar todas las fases, habiendo eliminado el grupo de control vacunándolo “por razones humanitarias”, y manipulando luego la prensa que usted lee para ocultar todos los abrumadores efectos secundarios, los miles de muertes y los millones de efectos secundarios directamente ambos ligados a la vacunación con esa y otras plataformas.

Esta campaña repite lo que se está haciendo en el primer mundo. Uruguay no es más que una república bananera en materia médica y sanitaria, con profesionales cuya única palabra es “haremos lo que haga la FDA”, la “prestigiosa agencia de regulación“, como la califica Urwicz en la nota. Es decir: nuestra capacidad de examinar la información y decidir por nosotros mismos la hemos entregado a leer el diario y enterarnos de lo que hace la terminalmente corrupta FDA norteamericana, a la que además le hacemos el favor de calificar de prestigiosa. 


Otra mentira del New York Times que hace parte de esta sucia campaña

Algunos lectores quizá no queden convencidos de que se trata de una campaña de marketing basada en mentiras, y que procede igual en todas partes. Agregamos pues la siguiente nota, traducida de aquí:

Por John Nolte

El New York Times publicó un informe que, entre otras falsedades, afirmaba que unos 900.000 niños han sido hospitalizados por el coronavirus.

La cifra real es de 63.000.

El Times se vio obligado a publicar una corrección.

La supuesta reportera responsable de este irresponsable error es una mujer llamada Apoorva Mandavilli. Esta cerril e incívica “woketard” [mezcla de “iluminada” y “retardada”. N. del T.] había utilizado una vez su cuenta verificada de Twitter para declarar “racista” la teoría de la filtración del laboratorio de Wuhan. Pero, por supuesto, ahora sabemos que la teoría de la fuga del laboratorio es la explicación más probable de la propagación del coronavirus, y lo sabemos a pesar de los llamados reporteros, como Mandavilli, que ponen el sentirse iluminados y su narrativa por encima de la verdad, la realidad, el sentido común y la curiosidad periodística.

Traducimos ambos tweets; Glenn Greenwald dice “Puede alguien explicarme por qué es racista preguntarse si un virus escapó de un laboratorio chino, pero no es racista insistir en que infectó a humanos debido a los mercados chinos? Si acaso, ¿no es más racista esto último?
Además, la pregunta relevante ¿no es ‘qué pasó’?

El twit original de APOORVA MANDAVILLI decía:
Algún día dejaremos de hablar sobre la teoría de la fuga de laboratorio y tal vez incluso admitiremos sus raíces racistas. Pero bueno, ese día aun no ha llegado”.

El artículo del Times en cuestión, “Una nueva estrategia de vacunación para los niños: Sólo una dosis, por ahora“, se publicó el miércoles y decía a sus crédulos lectores que “casi 900.000 niños han sido hospitalizados con Covid-19 desde que comenzó la pandemia, y unos 520 han muerto“.

El Times tardó un día entero en corregir su imperdonable error. El artículo dice ahora: “63.000 niños fueron hospitalizados con Covid-19 desde agosto de 2020 hasta octubre de 2021, y al menos 520 han muerto.”

Eso es precisamente 837.000 menos.

También se añadió una corrección al final del artículo, y no sólo para la cifra de 900.000. Los lectores del crédulo Times recibieron pues un total de tres correcciones:

[1] Una versión anterior de este artículo describía incorrectamente las medidas adoptadas por los organismos reguladores de Suecia y Dinamarca. Han suspendido el uso de la vacuna Moderna en niños; no han empezado a ofrecer dosis únicas. [2] El artículo también indicaba erróneamente el número de hospitalizaciones por Covid en niños estadounidenses. Son más de 63.000 desde agosto de 2020 hasta octubre de 2021, no 900.000 desde el comienzo de la pandemia. [3] Además, el artículo se equivocó en la fecha de una reunión de la F.D.A. sobre la autorización de la vacuna de Pfizer-BioNTech para niños. Es a finales de este mes, no la próxima semana.

El Times no explica en ninguna parte de dónde salió esa ridícula cifra de 900.000.

¿Se han dado cuenta de que estos “errores” sólo ocurren en un sentido, y es en la dirección de promover la narrativa de la izquierda?

Así es como sabemos que no son errores honestos o simples descuidos. Si fueran errores genuinos y simples oopsies, de vez en cuando, los medios de comunicación falsos informarían de un error que va en contra de la causa de la izquierda.

También falta, y sigue faltando en este artículo del New York Times, algo de contexto. A pesar de mis mejores esfuerzos, no pude encontrar las cifras, pero antes de lanzar lo que será una política muy divisiva de vacunar a los niños, me gustaría saber cómo se comparan las tasas de mortalidad y hospitalización por coronavirus para los menores de 12 años con la gripe común. Esto es periodismo 101, que ya no se practica, especialmente en el New York Times.

También vale la pena mencionar que, en febrero, el Times despidió a su anterior reportero sobre el coronavirus, Donald McNeil, un veterano de 45 años. ¿Su pecado? Hace dos años enteros, y de forma académica para responder a la pregunta de un estudiante, pronunció la palabra N.

Que yo sepa, la cobertura de McNeil sobre la gripe china nunca requirió una corrección, y mucho menos tres correcciones. Pero los woketards no son contratados por sus méritos. Se les contrata porque ponen la causa fascista e izquierdista por encima de la verdad, la precisión y la curiosidad intelectual.