ENSAYO

Por Andrea Grillo

La pandemia entró en escena de forma tan altisonante que al momento de su salida era esperable, al menos, un acorde mayor. Desafortunadamente, parece que habremos de conformarnos con la desagradable sensación de alerta que dejaría un final abierto en una película de terror. Las autoridades autoproclamadas en la materia han hecho mutis, desconcertando a millones. La prensa aprovecha y continuamente refuerza la incertidumbre general porque la pandemia terminó, pero tal vez no, y la vida nunca más será igual. Ante tanto sinsentido,  no son pocos los que se aferran a las costumbres adquiridas y continúan usando tapabocas en exteriores (muchas veces, dos superpuestos), incluyendo niños y adolescentes que manifiestan resistencia a dejarlos. Saludar con el puño sigue vigente y mantener la “sana distancia”, también. A nivel institucional, el protocolo para espectáculos al aire libre admite aforo completo sin necesidad de prueba vacunatoria, pero en interiores no está tan claro. Se continúa hisopando a cualquiera que quede ingresado en hospital o sanatorio, aislándolo si es positivo al PCR y si llegara a fallecer, contabilizando oficialmente la muerte por/con Covid. La endemia está instalada, pero no se trata de una enfermedad viral – nunca se trató – sino de las secuelas de dos años de políticas pandémicas anticientíficas, incongruentes y devastadoramente nefastas a las que nos adaptamos , porque el ser humano es un animal altamente adaptativo, aunque supusieran otros tipos de muertes.

Entre todas las medidas impuestas, la vacunación sigue su curso, actualizando sus calendarios y renovando su propaganda. Sin embargo, lo que se desprende de la “Hoja informativa para receptores y cuidadores” de la vacuna más promocionada del mundo, da por tierra unos cuantos constructos maravillosos de la Ortodoxia Covid.

En el documento que sigue, oficial y actualizado al 31 de enero de este año, el lector encontrará que: 

  1. Pfizer ofrece dos vacunas, una aprobada por la Food And Drug Administration (FDA), de nombre Comirnaty, y otra bajo autorización de uso de emergencia, que es la primera que sacó al mercado y que por alguna razón sigue utilizando aunque ya tenga otra debidamente aprobada (en el documento descrita como “Vacuna Covid-19 Pfizer-Biontech”). 
  2. En EEUU se autoriza una única dosis de refuerzo, tanto para personas que recibieron dos dosis de Pfizer como para quienes recibieron dos dosis de otra vacuna autorizada de emergencia. 
  3. Hay varias cosas que se deben mencionar al proveedor de vacunas antes de vacunarse, tales como si se está cursando un embarazo. 
  4. La miocarditis y la pericarditis tienen un párrafo aparte en el listado de reacciones adversas y fueron agregadas meses después de que comenzara la campaña de vacunación.
  5. Aún “pueden producirse efectos secundarios graves e inesperados”, desconocidos a la fecha porque todavía se están estudiando posibles efectos en ensayos clínicos.
  6. “Es posible que la vacuna no proteja a todos.” 

Y desmitificando la leyenda urbana de que “las vacunas no evitan contagiarse pero protegen de la enfermedad grave”, el único beneficio que el propio fabricante especifica en ocho páginas es:

  • “Se ha demostrado que la vacuna previene el COVID-19”

Usted, yo, 4.506.059.500 vacunados en todo el mundo y todos los demás, sabemos que es mentira. 

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