RAMÓN PARAVÍS / En las redes, y en esa proyección de las redes que es la realidad, se aprecia la exasperada existencia de agentes que desempeñan la policía del pensamiento, queriendo determinar cuándo, desde dónde, cómo, quiénes y a qué efectos pueden discutir sobre qué cosa+

Después de 75 años y a pesar de que el costo total en vidas humanas fue de unas 60.000.000 de personas, estos antisemitas se atreven a negar la existencia misma del holocausto, con sus 6.000.000 de víctimas. Por otra parte, no es el propósito de esta nota entrar en las motivaciones de esta estrategia asquerosa: sólo quiero mencionarla para compararla con la de lo que niegan, ciertamente por otros motivos menos bochornosos, la pandemia actual, que por suerte son una ínfima minoría en relación a los centenares de millones que sufrimos los efectos del virus.+

FERNANDO DE LUCCA / Lo que parece ser interesante es decir: no sé. Cuando uno dice “no sé” desde las tripas, algo interesante ocurre. Aparece una ruptura en la condición de “las cosas”. Esa ruptura es un vacío fértil donde ocurre lo que “ocurre” en los niños, Simple y sencillamente lo que aparece… +

FERNANDO DE LUCCA / Describir un fenómeno es algo sumamente difícil, pues sería no entrar en la tentación intelectual de expresar algo más acerca de lo que aparece ante mis ojos y oídos. Cuando uno hace esto, está interpretando, deduciendo algo en lugar de considerar el hecho en sí. +

ÓSCAR LARROCA / Hay un claro desplazamiento desde la “era de la información” hacia la “era de la reputación del famoso”, en la que la información, abandonada hoy por el sentido crítico del receptor, adquiere un nuevo valor —como secuela de ese abandono— si está comentada por un futbolista, un cocinero, una influencer de magro escote o un murguista. Desde este enfoque, la reputación (fomentada por los medios) se ha convertido en el cimiento central del razonamiento colectivo. Esto es responsabilidad de un igualitarismo mal entendido, y de ciudadanos inermes que creen que interpretar y pensar es una tarea inservible. +

ALMA BOLÓN / Así sucede como si, ante el silenciamiento de la milenaria discusión poética sobre el deseo, solo quedara el monólogo del deber ser de las cosas: monólogo del ventrílocuo en el que participan la barra de la corrección política y sus prescripciones y proscripciones eclesiástico-progresistas , y la barra lumpen, la que solo puede reaccionar a las prescripciones y las proscripciones ajenas, en permanente adaptación negativa al decir del ventrílocuo.
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