Por Néstor Perlongher
a Flores
Bajo las matas En la trilla de un tren que nunca se detiene En las redes de los pescadores En lo preciso de esta ausencia En las mangas acaloradas de la mujer del pasaporte que se arroja Precisamente ahí, y en esa richa Empero, en la lingüita de ese zapato que se lía disimuladamente, al En el tepado de la que se despelmaza, febrilmente, en la Se ven, se los despanza divisantes flotando en el pantano: En ese golpe bajo, en la bajez Está lleno: en los frasquitos de leche de chancho con que las Parece remanido: en la manea Ay, en el quejido de esa corista que vendía “estrellas federales” En la finura de la modistilla que atara cintas do un buraco hubiere Yes, en el estuche de alcanfor del precho de esa En eso que empuja Ya no se puede sostener: el mango En la mucosidad que se mamosa, además, en la gárgara; en la también En la conchita de las pendejas En el desierto de los consultorios En las canastas de mamá que alternativamente se llenan o vacían de En esas circunstancias, cuando la madre se Ya no se puede enumerar: en la pequeña “riela” de ceniza Cuando el caballo pisa Cuando los extranjeros, como crápulas, (“se les ha volado la Cuando el cansancio de una pistola, la flaccidez de un ano, Cuando la entierra levemente, y entusiasmado por el su- Verrufas, alforranas (de teflón), macarios muermos: cuando sin… En el país donde se yuga el molinero En la provincia donde no se dice la verdad Y se convierte inmediatamente en La Cautiva, Donde él la traicionó, donde la quiso convencer que ella Donde ella eyaculó, la bombachita toda blanda, como sobre El feto, criándose en un arroyuelo ratonil, La familia, hurgándolo en los repliegues de las sábanas La despeinada, cuyo rodete se ha raído La matrona casada, que le hizo el favor a la muchacho pasándole un La que hace años que no ve una pija Era ver contra toda evidencia Era: “No le digas que lo viste conmigo porque capaz que se dan Como una muletilla se le enchufaba en el pezcuello En el campo En el decaer de esta escritura Decir “en” no es una maravilla? Un área donde principales fosas? Hay Cadáveres Yo no te lo quería comentar, Fernando, pero esa vez que me mandaste Estamos hartas de esta reiteración, y llenas Ay, no le digas nada a doña Marta, ella le cuenta al nieto que es Féretros alegóricos! Ejercicios Yermos o Luengos – Todo esto no viene así nomás Saliste Sola Se entiende? Yo soy aquél que ayer nomás… ………………………………………. No hay nadie?, pregunta la mujer del Paraguay. |
de Alambres, publicado por Último Reino, 1987. © Herederos de Néstor Perlongher |