UCRANIA
* Como cambia la narrativa oficial de EEUU, que ahora está apartándose de la derrota ucraniana
* El New York Times que hablaba de “Russian debacle in Ukraine” hace pocos días, ahora habla de cualquier otra cosa
* El Washington Post publica una nota en donde básicamente acusa a los ucranianos de no haber dicho la verdad sobre la guerra
Por Salvador Gómez
Quienes aun se informan con la narrativa única que caracteriza a los medios principales de Occidente desde, al menos, 2016, vivieron los últimos cuatro meses siguiendo lo que pasaba en Ucrania con confiaza y exitismo. Estos ciudadanos estuvieron convencidos desde el primer día de que Rusia estaba fracasando. Lo creyeron aceptando al menos las siguientes nociones:
1- que la guerra debía haber terminado en una semana, que el intento de Rusia había sido tomar Kiev, y se había tenido que retirar humillada. Y que, en general, había una “debacle” rusa en Ucrania (el término fue empleado literalmente por muchos “expertos” hasta hace un par de semanas, cuando dejaron de usarlo)

2- que las sanciones estaban destruyendo la economía rusa; que la guerra iba a derribar a Putin y causar un “cambio de régimen” en Rusia;
3- que no había neonazis en Ucrania -o, si los había, eran un puñadito irrelevante
También creyó que
4- se preparaba una inminente “contraofensiva” ucraniana;
5- que algunas naciones europeas como Alemania o Polonia estaban proporcionando armas a Ucrania en cantidad y capacidad tal como para “hacer una diferencia” a favor de Ucrania
6- que el paquete de “ayuda a Ucrania” aprobado por la administración Biden, de 40 mil millones de dólares, iba finalmente a llegar al frente en Ucrania, y “hacer esa diferencia”
7- que los rusos (no los ucranianos) estaban bombardeando civiles;
8- que los ucranianos “evacuaron” por voluntad propia Mariupol, luego de “defender durante un heroico mes a un contingente de civiles atrapado en la acería Azovstal”
9- que el mundo unipolar de siempre iba a obtener una nueva victoria “para defender la democracia” y el “orden internacional basado en reglas” dictadas por Estados Unidos.
Creyó, finalmente, que
10- las principales naciones de Europa Occidental no iban a aceptar ninguna condición puesta por Rusia en relación con la energía (incluyendo que no iban a pagarlo en rublos);
11- que la decisión de “eliminar el petróleo ruso de Europa” iba a ser una posibilidad real
12- que la escasez de alimentos que se prevé en el mundo para estos próximos meses era culpa de Putin
13- que los rusos se estaban robando la cosecha 2022 de granos de Ucrania
eXtramuros fue el único medio publicado en Uruguay que, en base a la información que buscamos en fuentes confiables -que no coinciden con lo que el discurso único considera confiable- contradijo cada uno de esos puntos. Quien firma publicó un informe donde explicaba las causas de la guerra -que tienden a confirmar que Rusia y Putin, lejos de incurrir en una agresión injustificada, actuaron defendiéndose justamente de décadas de agresión deliberada por parte de Estados Unidos y la OTAN.
En particular, dijimos hace tres meses (el 25 de marzo) lo siguiente:
1- que la idea de que iba a tratarse de una guerra “de una semana” nunca fue otra cosa que una parte de la propaganda occidental -pues establecida esa idea, cualquier cosa de más de una semana podía ser vendida como un “fracaso ruso”. Fue lo que se hizo, pero nadie serio puede creer que se puede cumplir los objetivos declarados por Moscú en un país del tamaño de Francia en una semana, ni en un mes.
Además, se hizo creer que Rusia había intentado tomar Kiev. Según analistas competentes del campo occidental como el Coronel Douglas MacGregor o Scott Ritter, eso no ocurrió, sino que el comando ruso había elegido, al comienzo del conflicto, desplegar tropas en los alrededores de la capital para distraer efectivos fundamentales de la defensa ucraniana, mientras se instalaba y avanzaba en donde siempre dijo que le interesaba hacerlo, que es el sur y este del país. Esto tiene sentido y coincide con las declaraciones constantes y consistentes del Ministerio de Defensa ruso: su objetivo fue liberar a la población civil del Donbass que está siendo masacrada hace ocho años, desmilitarizar Ucrania, y eliminar a los neonazis que han crecido dentro de ese país y son una amenaza para Rusia. Todo esto se concentraba en el Donbass, donde las principales unidades neonazis, integradas al ejército de línea ucraniano, estaban operando.
2- que la economía rusa, aunque golpeada por las sanciones, resistiría y, al contrario, se fortalecería. Hoy está claro que Rusia no solo no se puso de rodillas con las sanciones, sino que está haciendo cantidades extraordinarias de dinero con sus ventas de energía, fortaleció el rublo (aunque esto en algunos aspectos es un problema para las exportaciones rusas y Moscú está buscando frenar esa suba), controló la inflación a nivel doméstico, subió el salario mínimo y las jubilaciones 10%, y ha dado pasos en pos de una mayor independencia de su economía, volcándose al Este y profundizando lazos con China, India e Irán, entre otros. Dijimos también que este -la suerte económica de Rusia luego de las sanciones- era el factor decisivo para determinar la suerte del conflicto. Y que las sanciones operarían más contra Occidente que contra Rusia -efecto boomerang. Hoy en Europa y USA la inflación alcanza niveles nunca vistos, hay carestía y se anuncia escasez, debido, en parte, y precisamente, a las sanciones que impusieron a Rusia.
3- La información y las imágenes que llegan del conflicto muestran un extraordinario protagonismo de las unidades neonazis. La derrota ucraniana en Mariupol ha enseñado a los medios occidentales -que no tuvieron más remedio que cubrirla, intentando ocultar una rendición incondicional como si hubiese sido una “evacuación” poco menos que voluntaria- que -declarado oficialmente por Zelenski- sólo en Azovstal eran 2500 neonazis del Regimiento Azov los que se rindieron. Lo mismo ocurre en el resto del frente actualmente. Las unidades y batallones neonazis, incorporados ya al ejército de línea ucraniano, son el núcleo duro de la resistencia contra la invasión en el Donbass, y junto a Estados Unidos del otro lado, ejercen una presión en pinza sobre Zelenski y su entourage para que no negocien, pese a la opinión en contrario del ejército profesional ucraniano. Esto solo ha propiciado la creciente destrucción de Ucrania y la pérdida incesante de vidas y de territorio -que pasa a Rusia sin perspectivas de devolución.
4- No hubo ninguna contraofensiva ucraniana significativa. Hubo algunos intentos. Uno fue teatral (enviar un contingente pequeño a un paso fronterizo, sacarse una foto para una campaña de medios, pero ese territorio -sin importancia estratética- se volvió a perder enseguida.). Otra en el sur alrededor de Kherson sigue estancada, lo mismo con un par de escaramuzas más en el Este. Pensar en cualquier avance ucraniano significativo hoy parece ser un cuento de hadas, y lo ha sido desde la primer semana de la guerra.
5- No hay ningún aporte de armas europeas o norteamericanas que sea significativo como ya había anunciado que ocurriría -antes de comenzar el conflicto- nada menos que la Rand Corporation norteamericana. Lo que están haciendo algunas naciones, a ojos vista de sus contribuyentes, es hacer como que apoyan a Ucrania sacándose de encima material vetusto que ni siquiera llega al frente. Los rusos lo esperan y lo destruyen gracias a que tienen control del espacio aéreo y pueden lanzar ataques con armas de precisión a distancia. Eso explica los bombardeos quirúrgicos a puntos en el oeste del territorio, donde se entrenaba a mercenarios o se trasladaba ese material viejo que llega desde Europa. Luego de sacarse ese material inútil de encima, los europeos aumentan su presupuesto militar para comprar armas nuevas a Estados Unidos, beneficiando así a la industria militar de ese país, que está haciendo su agosto con la guerra. Aparte de ello, los depósitos de armas están quedando vacíos en Occidente sin que esto haya producido ningún cambio estratégico de rumbo en el conflicto.
6- El paquete de “ayuda a Ucrania” es, simplemente, otro ejemplo, particularmente espectacular, de corrupción y transferencia masiva de fondos públicos al ámbito privado, para beneficio de los parlamentarios que lo votan y de lobbistas de armas, energía, y demás. Es probable que nada o casi nada de ello llegue nunca a Ucrania, puesto que se votó sobre tablas, y no habrá control alguno eficaz de nada respecto de ese dinero. Tampoco ha hecho hasta ahora ninguna “diferencia” en ninguna parte, salvo en las arcas de los beneficiados.
7- Los ucranianos tomaron como táctica defensiva principal usar a los civiles del este -que de todos modos son en su mayoría rusos- como escudos humanos. Su método defensivo principal fue entrar en las ciudades, ubicar su artillería en las azoteas de edificios de vivienda, escuelas y hospitales, e impedir a los civiles irse de sus casas y de la ciudad. Para ello, disparaban a los civiles que intentaban usar los corredores humanitarios abiertos por los rusos. Esto es posible demostrarlo apenas un lector esté realmente interesado en hacerlo. Basta con que concurra a YouTube –por ejemplo, al canal de Patrick Lancaster– y escuche las entrevistas directas a decenas de civiles que lo narran. Todo lo contrario de lo que la prensa hace creer, como en tantas otras cosas. Precisamente, la aparente “lentitud” del avance ruso tiene que ver con la negativa rusa de bombardear indiscriminadamente las ciudades de Donbass -habitadas mayormente por rusos- y en cambio sitiarlas, rodearlas, y evitar en lo posible la destrucción total de infraestructura. Esto lleva a una pelea calle a calle en cada ciudad, que acarrea destrucción también, pero algo más controlada. Esto puede verse en diversos videos de corresponsales de guerra ubicados en el frente.
Una vez que pierden una ciudad, los ucranianos se retiran hacia el Oeste y, desde la distancia, siguen bombardeando a los civiles ucranianos en la ciudad perdida, que ahora es parte del territorio ruso.

8- Dijimos que, debido al conflicto, lo que ocurriría es que el antiguo orden unipolar surgido en 1990 iba a sufrir un golpe mayor, y probablemente a la larga pasásemos a un mundo multipolar con China y Rusia lejos del control norteamericano. Cuatro meses bastaron de conflicto para que se vea esa tendencia avanzando de modo más claro.
9- Las naciones europeas no solo no rechazaron en su mayoría la simple condición que puso Rusia -si quieren nuestro gas, páguenlo en una sucursal bancaria dentro de la jurisdicción territorial rusa, de modo que podamos cambiar a rublos automáticamente ese pago sin que sea confiscado- sino que al día de hoy ya está claro que salvo Polonia y Bulgaria, nadie más rechazó el pago en rublos. Es más: el petróleo ruso sigue fluyendo hacia todo el mundo, trasladado en buques de bandera diversa, por el procedimiento de trasegar crudo en alta mar. Todo el mundo lo sabe, hasta el Wall Street Journal publicó el detalle de como se hace, y a nadie le importa demasiado, porque el hecho es que el mundo actual no puede vivir sin el gas y el petróleo ruso. Pese a ello, los dirigentes europeos siguen diciéndole a sus votantes que hacen y harán todo lo contrario. Luego de rechazar el gas ruso, Polonia simplemente paga mucho más por gas ruso redirigido a Polonia desde Alemania. Bulgaria, mientras tanto, ha visto como Rusia simplemente le cortó el suministro.
10- Pese a que ha decretado que lo hará, Europa no puede eliminar el petróleo ruso, salvo que haga inversiones descomunales, sin sentido, y que le llevarán un mínimo de cinco años comenzar a concretar. Lo más probable es que en seis meses veamos alguna declaración de los políticos europeos que explique por qué los anunciados planes de reconvertir toda la infraestructura involucrada deberán sufrir alguna demora…
11- La escasez de alimentos que podría avecinarse en algunos lugares responde a causas múltiples. Decenas de grandes plantas de producción de alimentos han resultado incendiadas o destruidas, solo en Estados Unidos, en el último año, pero no está claro estadísticamente si el fenómeno supera a los incendios normales ocurridos en otros años. El gran proveedor de granos al mundo no es Ucrania, sino Rusia. Y son las sanciones a Rusia las que impiden que Rusia comercialice sus granos a una parte del mundo. Rusia los saca hacia otros destinos, y los que se perjudican no son los rusos.
El segundo factor es la tremenda apreciación de los fertilizantes. Una vez más: Rusia y Ucrania son productores principales de potasa, que se usa para fabricarlos, y son grandes exportadores de fertilizantes ellos mismos. Todo esto está afectado por las sanciones, y los precios se dispararon. El fenómeno se traslada a los costos, y redunda en menor área sembrada, con el consiguiente aumento de precios de alimentos por ambos factores -mayores costos y menor oferta.
12- La cosecha ucraniana está en sus silos, y con dificultad y demoras siendo exportada por camión a través de Rumania. No se usa Odesa para sacarla porque los propios ucranianos inundaron el mar Negro de minas antibuque. El canciller ruso se reunió con su par turco la semana anterior, a iniciativa de Turquía, y se hizo un acuerdo según el cual se comprometen a escoltar a los buques ucranianos para que saquen el grano por Odesa. Pero como bien lo anticipó el propio Lavrov, los ucranianos no van a querer sacar su grano. Efectivamente, los ucranianos rechazaron el acuerdo, alegando que no pueden navegar porque el mar Negro está lleno de minas. Esto confirma que no hay ningún “bloqueo ruso” como mienten los medios occidentales, sino meramente minas ucranianas. Si los ucranianos aceptasen levantar esas minas, podrían sacar su propio grano, incluso bajo la atenta mirada de los buques rusos. Evidentemente, para quienes teledirigen a Zelenski, es más importante seguir haciendo propaganda falsa que comerciar y aliviar en algo (todo el grano ucraniano no llega al 5% del consumo global) la presunta escasez.
Podríamos seguir, pero todos los puntos anteriores están claros ahora, incluso, para los más fanáticos autoconvencidos en los medios de punta en distribución de mentiras –New York Times, CNN, Washington Post, y Guardian. Hasta la BBC, que hizo un papel penoso en todo el asunto repitiendo la propaganda emanada de la Casa Blanca, ha tenido que regular un poco su discurso y comenzar a admitir la verdad evidente.
La verdad evidente hoy es que Rusia está terminando la segunda fase de su operación. Ha encerrado a lo que queda del ejército ucraniano en un bolsón final alrededor de Severodonetsk y Lisychansk, y es cuestión de tiempo -días o semanas- que dé por liquidado este asunto.

A partir de allí, se abre una nueva disyuntiva, que es si los rusos avanzarán sobre Odesa y, de tomarla- convertirán a Ucrania en una pequeña república sin salida al mar y apretada en un corredor donde de un lado estará Rusia -o algunas repúblicas autónomas habitadas por rusos, ya sin neonazis, y bajo control efectivo de Moscú-, y del otro Polonia, o una franja llana de territorio fácilmente invadible y recuperable por los polacos el día que quieran. Pues, efectivamente, esa parte de Ucrania era polaca hasta que la dinámica de la Segunda Guerra se lo pasó a control soviético-ucraniano.
La BBC ha tenido que admitir que Ucrania está perdiendo al menos 200 efectivos por día, citando a un ayudante principal de Zelensky, el señor Mykhaylo Podolyak, el cual “repitió la petición de Ucrania de más armas a Occidente, diciendo que la “completa falta de paridad” entre los ejércitos ruso y ucraniano era la razón del elevado número de bajas de Ucrania“. Complementando lo anterior, “La sugerencia del Sr. Podolyak de que están muriendo entre 100 y 200 soldados ucranianos por día es más alta que las estimaciones anteriores. El jueves, el ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, dijo que Ucrania estaba perdiendo 100 soldados al día, y que otros 500 resultaban heridos. Las diferentes cifras de víctimas son una muestra de lo difícil que es obtener información precisa del campo de batalla.”
El panorama de la verdad de la guerra, ocultado denodadamente por una batería de medias verdades y mentiras completas en la prensa mainstream, está saliendo a luz de modo imparable en las últimas dos semanas, por boca del mismo Zelenski, a quien no pueden evitar citar.
Así, Zelensky admite que en Severodonetsk se termina la resistencia ucraniana en Donbass.
El comediante, hoy actuando como Presidente de Ucrania, anunció también que “UK, Polonia y Ucrania obtendremos una victoria conjunta, una vez que terminemos de derrotar a Rusia“. Pero en la misma página, un responsable de seguridad de Ucrania advierte que tienen “10 a 15 veces menos poder de fuego” que Rusia. Y a partir de otras fuentes, en la misma BBC se puede leer: “Uno de los máximos responsables de seguridad de Ucrania ha declarado al periódico británico The Guardian que su bando está casi sin munición.
Vadym Skibitsky dijo que los rusos tienen ahora entre diez y quince veces más artillería que su bando, y que los ucranianos necesitan urgentemente un reabastecimiento.”
En esta misma edición ofrecemos un completo análisis publicado en el período independiente de Hong Kong Asia Times, donde se da un panorama de este ajuste discursivo y esta avalancha repentina de reconocimientos depresivos para la perspectiva ucraniana.
En cualquier caso, una parte importante de la verdad es la siguiente: hasta la invasión, Ucrania se había convertido en un pozo de corrupción para la elite occidental, especialmente la norteamericana. Hemos informado también sobre eso: corrupción directa involucrando incluso al hijo de Biden; instalación de biolabs para evadir el control internacional y producir, bajo el ultracorrupto paraguas del gobierno títere ucraniano, armas químicas prohibidas para usarlas contra Rusia; transferencia de materias primas y recursos en una alianza entre oligarcas ucranianos y occidentales; penetración extensa de la cultura ucraniana por parte de las fundaciones de Soros y su dinero, etc. Los rusos decidieron poner fin a todo eso en su propio “patio trasero”.
Por supuesto, algunos de esos mismos líderes corruptos tienen la esperanza de usar el conflicto como excusa para el caos que a todas luces intentan crear (disrupción en dos sectores clave: energía y alimentos) con el propósito de, viniendo luego con una solución centralizada (ID digital y dinero digital), aumentar el control a 100%.
Pero ¿es seguro que ese plan ya triunfó? Lo que parece, en cambio, es que reina el nerviosismo en la Unión Europea y en Washington. Pues una cosa es tener un plan a imponer sobre centenares de millones de ciudadanos en Europa y USA, y otra cosa es implementarlo sin que la población se levante, el poder del Estado se pierda debido al fracaso de los gobiernos en algunos países clave de Europa (Alemania, Francia, son ejemplos posiblemente cercanos). En cuanto a Estados Unidos, la horrorosa administración Biden -la califico así pensando en sus resultados hasta el momento: inflación astronómica incluyendo precio de la gasolina a más de $5 el galón, derrumbe de la bolsa, escasez anunciada, deuda por la estratósfera, resultado abismalmente malo y ya criminal de las supuestas vacunas Covid, y debacle en Ucrania- está evaluando lo que ocurrirá cuando, en noviembre, deba someterse a las urnas para la renovación de medio término de cargos parlamentarios.
En esa instancia, el 8 de noviembre, se disputarán los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 35 de los 100 del Senado. También se disputarán 39 elecciones estatales y territoriales a gobernador y muchas otras elecciones estatales y locales.
Si el timing de la guerra no favorece para entonces a los Demócratas, podríamos ver a una administración fracasar catastróficamente antes de que el Presidente llegue a la mitad de su mandato, el que deberá continuar con las manos atadas y un legislativo hostil, junto a una posible renovación también hostil de la gobernación de Estados importantes.
De ahí la necesidad de Washington, ahora, de desengancharse de la derrota ucraniana -que es toda culpa de Estados Unidos y su estrategia de desestabilización de Rusia usando a Ucrania y su pueblo como carne de cañón.